(Escribe Emilio Hourcade) Si algo nos ha demostrado el año 2020 es que epidemias y plagas que pensábamos dejadas atrás en el tiempo no lo son tanto, y que, si bien hoy los avances de la ciencia nos permiten enfrentarlas de mejor forma, muy lejos estamos del aire de superación que teníamos hasta fines del 2019.
Al Covid 19 que desde principios de año tiene a nuestro país y al mundo en vilo, debemos sumarle la amenaza que significan las mangas de langosta que se desplazan a pocos kilómetros de nuestro territorio, mostrando entre la epidemia y la plaga, un paisaje con algunas similitudes al que encontraríamos si viajáramos más de 100 años atrás en el tiempo.
Como he dicho antes, hoy la ciencia nos permite afrontarlas de mejor manera y a pesar de que igualmente algún fatalista puede premonizar que estos hechos marcan un futuro oscuro, si ojeamos la historia, encontraremos que tanto plagas como epidemias nuestros antepasados ya han sabido combatir y superar.
Durante muchos años, las langostas azotaron nuestro país, siendo entre los años 1946 y 1950 que se registraron las últimas invasiones importantes, aunque en el año 2008, el centro del país sufrió la llegada de una langosta más pequeña, distinta a la que había invadido hasta mediados del siglo XX, ya que se alimentaba de gramíneas, pero no afectaba a las leguminosas. Igualmente aquella pequeña langosta que afectó Durazno en el año 2008 dejaba su huella a su paso: «Es como un tsunami que se va comiendo primero las hojas más tiernas y después todo lo que encuentra».1
Históricamente la llegada del acridio (langosta) afectó de una manera u otra a toda la población y para ilustrar aquellas épocas, recurriremos a distintos testimonios encontrados a lo largo del tiempo, los que no solo nos marcarán la preocupación y daño que generaban, sino fundamentalmente la búsqueda de una manera eficaz para combatirla, en donde el compromiso de la sociedad en su conjunto jugaba un papel preponderante.
Iniciando este recorrido, mencionaré un escrito presentado por David Lapido en fecha 20/11/1880 a la Junta E. Administrativa de Soriano, en el que no solo trasluce su preocupación, sino que aporta una singular solución al problema. Trascribo a continuación lo medular de aquella propuesta que hacía hincapié en el mal estado de la campaña luego de haber sufrido copiosas lluvias y posteriormente una pertinaz seca: «Completando estos males aparece ahora la langosta, destruyendo a su paso lo poco que se pudo hacer; y lo que es peor, se aproxima la época de su incubación, cuyos resultados fatales tocaremos muy en breve.
Estas desgracias todas, pueden obligar a los pobladores en un extremo de desesperación, a que abandonen sus hogares y busquen su necesaria manutención y la de sus familias en otros lugares, y no es posible, no puede ser que nosotros les abandonemos en un estado tan desesperante.
Animado de los deseos de servir, presento un método fácil y económico para la destrucción de la langosta saltona. Este es a mi juicio, debido a una larga experiencia, el que mejor éxito ha tenido entre todos los modos hasta el presente; y es el siguiente: Obtenido un número de doscientas yeguas de un año para arriba, que se devolverán a sus dueños una vez concluida la operación, con ellas se trabajarán cinco horas diarias, tres por la mañana y dos por la tarde.
Para ello se nombrarán comisiones por el Comisario o Teniente Alcalde, obligando éstas a los vecinos a que se ayuden unos a otros, a llevar la saltona a las calles o parajes donde puedan ser pisadas por las yeguas.
Podrán pisarse tres o cuatro mangas por la mañana y dos o tres por la tarde según la distancia que existe de unas a otras. La obligación de concurrir a hacer efectiva la operación por parte de los vecinos, se hará cumplir por las comisiones».2
La Junta respondería a este planteamiento invitando a la Comisión Directiva de la Asociación Rural del Departamento3 para una sesión extraordinaria a llevarse a cabo en esos días, surgiendo al mismo tiempo una Ordenanza propiciada por la Junta E. Administrativa de Paysandú y promovida por el Ministerio de Gobierno en fecha 11/11/1880, en la cual se establecía entre otros puntos lo siguiente, para combatir la «nueva langosta saltona (acridium migratorium)», haciendo especial hincapié en la participación de todos los vecinos y en el castigo a quienes sean omisos a cumplir con las disposiciones:
«Todos los ocupantes de terrenos que en la ciudad y ejido hayan estado o estén plagados de langostas, están en la obligación de remover la tierra, extraer y destruir los huevos o larvas.
Se pagará 60 centésimos por @ de huevos que se entreguen en la secretaría de la Junta.
Los que no cumplan pagará una multa de $ 100 pesos o 25 días de prisión».
En el mismo expediente se dan algunos detalles sobre el comportamiento de este insecto, manifestando que: «Elige los terrenos de mayor altura y consistencia, prefiriendo hacer la postura en los caminos públicos y en los campos incultos, de los 20 a los 23 días después, se verifica la salida de los langostines, que se reúnen en grupos, manteniéndose en ese estado hasta los quince días en que empiezan a hacer las excursiones. Caminan y no saltan siempre que tengan yerbas que devorar; y basta dirigirlas suavemente hacia un lado o hacia otro, con tal que no sea para atrás, para hacerlas cambiar de ruta.
Debe animarse al vecindario para que concurra a la destrucción de las posturas donde sea posible emplear el arado. Una vez en estado de larva, con el concurso voluntario de los vecinos y de la fuerza pública, debe procederse a la recogida, practicando zanjas en parajes convenientes donde se puedan destruir por completo. En aquellos puntos donde no sea posible emplear este procedimiento por la existencia de plantaciones agrícolas o forestales, la Municipalidad debe declarar libre la recogida de huevos y larvas, premiando como lo indica, a los que se dedique a esa operación. Su extinción se hará con fuego o arrojando al río»4.
A fines de 1891 hubo una fuerte invasión de langostas y el Gobierno pidió y obtuvo la sanción de una ley que declaraba obligatorio «para los hacendados y agricultores y en general para todos los habitantes de las zonas invadidas», la prestación de su concurso personal para la destrucción de la plaga. Sólo quedaban exentos los que estuvieran físicamente impedidos. Al remiso en acatar la ordenanza, se le aplicaría una multa de dos pesos por cada día de incumplimiento5.
Volviendo a nuestro departamento, existía en las últimas décadas del Siglo XIX, un establecimiento al Este de Mercedes llamado “Granja Unión” propiedad de una sociedad formada por Vicente A. y Martín C. Martínez, Ángel, Ricardo y Bautista Braceras.
Bajo el mando de Ángel Braceras, quien en fecha 05/08/1893, ideo un Proyecto de Ley para la extinción de la langosta, la granja no solo contó con viñedos con los que se producían vinos que alcanzaron diversos premios, sino que además allí se fundó la “Escuela práctica de podadores e injertadores”, primera en el Uruguay.
Pues bien, aquel establecimiento que daba mano de obra a muchos mercedarios, sucumbirá ante la langosta y así lo expresa el siguiente párrafo de una crónica publicada en la prensa de 1898: «Hoy 1 de noviembre de 1898 he visto desaparecer la mitad de mi viñedo, mañana al aclarar veré blancos y sin cabeza todos los vástagos de 8 cuadras de viña que ayer vi lozanos y de los cuales pendía tal cantidad de fruta que podían haber superados mis cálculos halagüeños. Creo que producto de la langosta, la naciente industria vinícola ha muerto en este departamento. En buen momento abandonó mi ex socio y amigo Don Ángel Braceras su establecimiento modelo».
Pero como hemos visto, la langosta también invadía las ciudades, lo que queda reflejado en el siguiente artículo: «Una regular manga de langostas saltonas, ha invadido la ribera del río en las inmediaciones de la Aduana, dirigiendo su marcha al centro de la población.
Ayer todo el día con un sol que partía la tierra, los vecinos de aquellos sitios Tomás Rivara, Jesús Cabito, Marcos Rolando y algunos empleados y marineros de la Aduana, se ocuparon de su destrucción, no siendo el resultado del todo satisfactorio por falta de personal y elementos.
Esta langosta procede del montecito cercano al puerto, habiendo calles por los alrededores de la Aduana que están cubiertas de langostas6».
Esta presencia del acridio en la ciudad tenía muy serias consecuencias por ejemplo en el agua que se consumía, dado que muchas veces este insecto terminaba estropeando el agua de los pozos: «Los aljibes y pozos de balde de la ciudad corren el riesgo de que sus aguas se infecten, como ya ha sucedido con muchos pozos, por la langosta que ha caído en ellos en un momento de descuido, quedando inutilizadas las aguas para todos los servicios, esto por una parte y por otra que, mientras dure la presencia del ortóptero en la ciudad no podrán recibir agua los aljibes, so pena de que sus depósitos se infecten, y como esta situación se prolongará por algunas semanas más, tendremos como consecuencia la falta de agua sin necesidad de sequía, por un tiempo que aún no se puede apreciar».
A quienes les interese desarrollar el tema del agua de Mercedes y concretamente del río Negro, les ofrezco visitar la Revista Digital «Soriano Fluvial» Nº 13 en el siguiente enlace: http://sorianofluvial.blogspot.com/p/revistas-publicadas.html
Volviendo al tema de las langostas, a fines del siglo XIX y principios del XX, este insecto hizo verdaderos estragos en la producción nacional, no contándose en esos tiempos con productos químicos como los fitosanitarios que les permitiera su exterminio, por lo que se apostará a otros elementos de la naturaleza para buscar la disminución de esta especie: «Hace pocos días el conocido profesor Dr. Carlos Berg publicó en Buenos Aires un estudio sobre tres enemigos naturales de la langosta, a los que hay que agregar otro que un estanciero del partido de Chacabuco (R. A.) ha encontrado en sus campos y que describe en los siguientes términos. «Es un bichito negro, de panza colorada y patas largas, su tamaño es de la mitad de una langosta. Cuando este bichito encuentra una langosta, se le sienta en el lomo y le clava los dientes en el pescuezo, de ras de la cabeza. La langosta muere casi en el acto y el insecto la arrastra entonces a un agujero que tiene preparado de antemano, y la tapa con tierra. Esta operación la efectúa con gran rapidez." Sería interesante conocer más datos sobre este “bichito“, enemigo de la langosta, que a pesar de su proceder bastante primitivo, es susceptible de contribuir también al éxito de la guerra emprendida contra el temible acridio».7
Pese a todas estas noticias que iban surgiendo, el extermino de la langosta se debía realizar casi que a mano en tarea que era promovida por la autoridad, y así surgirán noticias que daban cuenta de esta actividad:
«Se fija en veinte centésimos el precio que debe pagarse por cada 10 kilos de langosta voladora. Hoy se designarán las personas encargadas de recibir y pesar la langosta que se recoja, a fin de ordenar el correspondiente pago».8
También el ingenio popular se haría presente en estas situaciones, generándose llamativos desafíos como el siguiente: «Los vecinos de Cololó Sres. Rosales y Ubiría han concertado una apuesta tan original como digna de ser conocida… y hasta imitada.
Hallándose invadida su sección por la langosta han convenido competir en la mejor carrera que se puede concertar en los actuales días: la carrera de matar langosta. La apuesta consiste en ciento cincuenta pesos de cada parte y la ganará aquel de los dos que llegue primero en un plazo que se ha fijado hasta el 25 del entrante mes de noviembre, al número de 3.200 kilos de langosta muerta o al número más alto dentro de esa misma cifra.
Ambos vecinos han organizado pandillas a las que recompensan con un pequeño estímulo en dinero sobre el precio oficial establecido. Se cuenta que la langosta, debido a la ocurrencia de estos dos vecinos será corrida o totalmente exterminada en la sección de Vera, pues han tomado con tal empeño y entusiasmo la carrera, que ni aun de noche dejan de perseguir al temible acridio, aprovechando la claridad de la luna.
Un bravo merecen los señores Rosales y Ubiría y al tributárselos deseamos que el nuevo “sport” se propague por toda la campaña».9
En cuanto al fenómeno de las mangas de langosta, eran y son verdaderas nubes que incluso llegaban a ocultar momentáneamente el sol, siendo muy pintoresco el siguiente diálogo publicado en un periódico de 1929:
«- Y aquello negro compadre, ¿serán nubes de tormenta?
El paisano escrutó con atención y aclaró:
- Tormenta!, ta fresco!, ¡Langosta!
Con los negros ojitos penetrantes insistió en examinar la sombra y confirmó, acentuando en sus frases una especie de satisfacción:
- Langosta!, Langosta!, Langosta!, amigo, Langosta!»10
Los esfuerzos para enfrentarla eran muchas veces en vano, y así lo vemos en la invasión producida a nuestro departamento en el año 1910: «Se tuvieron que soportar dos tremendos azotes: una seca pertinaz, y la langosta, contra la que nada podían entonces los ruidos de latas y las humaredas estratégicas».11
Corresponde aquí hacer mención a cuerpos militares que se destacaron en el combate de la langosta. Por un lado, el Batallón de Infantería Nº 2 con asiento en el cuartel de Mercedes de 1919 hasta 1930: «El Ministro de Guerra autorizó el envío de tropas del Batallón de Infantería N° 2 de Mercedes, para ocuparse de la extinción de la langosta en la isla “Barrientos”. Allí se vienen haciendo grandes plantaciones de eucaliptus rostrata bajo la dirección de Ing. Weilt».12
Por otro lado, el Batallón de Infantería Nº 12, que ocupó el Cuartel “Gral. Luna” de Mercedes entre 1930 y 1939, cumplió destacado papel en esta actividad, innovando en la manera de combatirla:
«Señor Director de “El Día”:
En el deseo de cooperar en la defensa nacional contra el acridio y si lo cree Ud. conveniente darle cabida en las columnas del diario de su digna dirección, llevo a su conocimiento:
El que suscribe, Teniente del Batallón de Infantería N° 12, Eugenio Pereira, bajo una rigurosa práctica llevada a cabo en el Campo Militar N° 4 (Mercedes) ha conseguido obtener el mayor de los resultados llegando al exterminio instantáneo de la mosquita, empleando los siguientes elementos:
Se mezcla el kerosene con residuos de aceite de la combustión de automóviles, tractores, y de otras maquinarias, etc. Se toma una cuantía de esta y se le agregan dos partes de agua, vale decir una tercera parte de la mezcla y dos terceras partes de agua, se agita esta solución, colocándose en regaderas de mano en las que debe estar removida en momentos de aplicar.
Para su ejecución:
Se agrupa la mosquita por medio de látigos o ramas, sobre un ángulo de barreras, cuyos lados pueden ser bastante prolongados de manera que la abertura de este sea lo más estrecha posible, hasta poder semi cerrarlo quedando en forma de óvalo, momentos éste que con una escasa cantidad de líquido de la regadera se efectúa el riego, quedando la mosquita fulminada antes de los treinta segundos.
Esta preparación tiene además la ventaja de que no ataca a la piel del trabajador ni tampoco a las plantas.
Para su debida comprobación y aclaración, concurrir al Campo Militar mencionado, donde solo se combate con dicha sustancia y se puede palpar el resultado. Eugenio Pereira». 13
Por otro lado, otras noticias reportaban lo siguiente en relación a este regimiento: “En el departamento de Soriano la tarea ha sido ardua por parte del Ballón Nº 12, que empleó durante su campaña de 4 meses hasta 300.000 kilos de sebo tóxico y 250.000 litros de nafta en todo el Departamento de Soriano, obteniendo un resultado tan óptimo como lo puede demostrar la cantidad de langostas muertas: 300.000 kilos de voladora, 15.000 kilos de desove y más de 500.000 kilos de saltona y mosquito”. 14
Con respecto a la actual amenaza de llegada de la langosta, las noticias hacen referencia fundamentalmente a que podría ingresar desde la República Argentina, en hecho que como veremos a continuación, reiteraría lo que sucedía en épocas pretéritas: «Teniendo en cuenta que cuando el Uruguay fue invadido las más importantes mangas procedieron del territorio argentino…».15
Otra mención al origen fundamentalmente desde la Argentina de las invasiones, es el siguiente texto incluido en la publicación «Nuestra Tierra»: «Hasta hace unos 20 años (1949), nuestro país se veía periódicamente asolado por la langosta invasora, que llegaba en vuelo desde el norte argentino, en mangas que oscurecían la luz del sol. Los años de langosta eran trágicos para la agricultura y demás industrias del agro. La langosta invasora destruía casi toda la vegetación y como desovaba en nuestro país, quedaba después como plaga doméstica por los años siguientes».16
En definitiva, «a principios del siglo XX los métodos de control no eran muy sofisticados, consistían en ahuyentarlas con caceroleos, arrearlas con chapones o quemarlas» tal como lo menciona la entomóloga Stella Zerbino, quien agrega que «más tarde, entre 1932 y 1933, comenzaron las primeras experiencias de control biológico y las pruebas de cebos tóxicos. En los años posteriores se ensayaron diversos procedimientos físicos, químicos y mecánicos para combatir la plaga, entre ellos, fuego y soluciones jabonosas con querosene. Según Zerbino, en 1937 se empezó a hacer ensayos de cebos tóxicos con el químico dinitro-o-cresol en La Estanzuela y una nueva ley autorizó el empleo de lanzallamas (Uruguay se dedicó incluso a fabricarlos años más tarde)».17
Ya en la década de 1950, la posibilidad de fumigar con aviones y el desarrollo de productos que la exterminaban, permitieron el control de esta plaga que tanto daño ocasionaba, y en los tiempos actuales y a diferencia de otras épocas, ante la sola amenaza de que la langosta llegue a nuestro territorio, ya se dispuso la utilización de algunas aeronaves para su rápido control, lo que provocaría entonces la vuelta de una vieja plaga a nuestro territorio pero con muy menores consecuencias que las que ocasionaba antiguamente.
La historia en definitiva nos enseña que muchas situaciones que nos parecen novedosas, ya ocurrieron antes y con menores recursos igual pudieron superarse, por lo que al igual de lo que ocurre con la actual pandemia de Covid 19, la responsabilidad y el compromiso de cada uno de nosotros, favorece enormemente las posibilidades de salir airosos de estas coyunturas, siendo primordial que quien constate la presencia de este acridio en nuestro territorio, lo comunique a las autoridades de inmediato.
En el siguiente enlace a la página web del Centro Histórico y Geográfico de Soriano, se pueden observar algunas imágenes ilustrativas:
https://centrohistoricosoriano.blogspot.com/p/la-langosta-en-soriano.html
REFERENCIAS
[1] http://www.elacontecer.com.uy/1854-2008-12-20.html
2 Junta Económica Administrativa de Soriano, Expediente 112/1880 David Lapido, sobre la destrucción de la langosta.
3 Esta institución es anterior a la existencia de la Asociación Rural de Soriano, fundada el 19 de abril de 1892.
4 Junta Económica Administrativa de Soriano, Expediente 130/1880 Lucha contra la langosta.
5 Anales de la Universidad, Tomo IV, página 539, año 1934
6 “El Teléfono”, Mercedes, 20 de diciembre de 1892.
7 “El Mundo Científico, Revista Ilustrada”, Año 1, Nº 10, página 160, 30 de diciembre de 1898
8 “El Diario”, Mercedes, 18 de octubre de 1906
9 “El Pueblo”, Mercedes, 27 de octubre de 1906
10 “Tribuna Agraria”, Año 1, Nº 4, página 7, 20 de agosto de 1929
11“Revista Histórica de Soriano”, Nº 1, página 42, 31 de agosto de 1960
12 “El Radical”, Mercedes, 7 de noviembre de 1924
13 “El Día”, Mercedes, 14 de noviembre de 1932
14 “Armas de la Patria”, Año 2, Nº 5, febrero de 1936
15 “El Faro”, Sauce, Año IV, Nº 200, 13 de julio de 1940
16 “Nuestra Tierra”, Nº 15, pág. 30, julio 1969
17 https://brecha.com.uy/las-invasiones-barbaras/
………………………………….
Otras columnas de Emilio Hourcade
La "Yaya" del Teatro Municipal
Epidemias y cuarentenas en la historia de Mercedes
Maremoto en la Isla del Puerto
Criaturas extrañas en el río Negro (Primera parte)
Criaturas extrañas en el río Negro (segunda parte)
Los asaltos al Centro Socialista “Juan B. Justo” y a la Logia Masónica “Armonía” (Primera parte)
Los asaltos al Centro Socialista "Juan B.Justo" y a la Logia Masónica "Armonía" (Segunda parte)
Escolleras sumergibles del río Negro ¿Fue obra de los ingleses? (Primera parte)
Escolleras sumergibles del río Negro (Segunda parte)
A 500 años de la expedición de Magallanes y el descubrimiento de los ríos de Soriano
.......................
Blog del autor
Excelente trabajo. Felicitaciones a Agesor y al creador de esta historia