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16 de January del 2020 a las 23:40 -
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La «Yaya» del Teatro Municipal
Mito urbano de Mercedes

(escribe Emilio Hourcade)   Posiblemente no exista centro poblado que no tenga algún mito o leyenda generada por situaciones o sucesos vividos o imaginados, los cuales, al ser trasmitidos de generación en generación, van ganando lugar dentro de la sociedad, hasta convertirse en historias fuertemente atadas a distintos sitios o edificaciones.

En Mercedes, es justamente el Teatro Municipal llamado actualmente «28 de Febrero» el que cuenta con una leyenda sobre la percepción de alguna «presencia» denominada la “Yaya”, que deambula inofensivamente en su interior, asignándosele su origen a una posible víctima que habría encontrado allí su muerte cuando se produjo el incendio de este edificio.

Sin entrar en consideraciones sobre lo que algunas personas manifiestan haber visto, sentido o incluso fotografiado, será motivo de este artículo el tratar dos aspectos objetivos de esta leyenda como son el mencionado incendio ocurrido en el año 1938 y el nombre “Yaya”.

El principal teatro de la ciudad de Mercedes fue inaugurado el 11 de setiembre de 1893 con el nombre «Politeama Colón», obra proyectada por el arquitecto francés Francisco Massüe y definida de la siguiente manera:

 

«El Teatro Politeama Colón responde a la inquietud ciudadana de contar con un centro de representaciones teatrales que se complemente con asociaciones o clubes y potencie una vida social que priorice el ver y ser visto. La resolución del edificio, con un cuidado manejo del ritmo, proporciones, detalles ornamentales, permite la sabia articulación entre un elemento primario que se manifiesta como tal y la posible integración y enriquecimiento del tejido urbano con su lógica asociativa tradicional»1.

 

Aquella obra no es la que actualmente se observa, ya que justamente el incendio sufrido más el paso del tiempo, ameritaron que se reformara, acompasándose sus instalaciones a las necesidades de las distintas épocas.

 

Incendio del año 1938

Como ya se ha mencionado, el mito de la «Yaya» del Teatro «28 de Febrero» está relacionado a una supuesta víctima del incendio sufrido por este local, el cual ocurrió en la tardecita del 7 de abril de 1938.

Recurriendo a la prensa de la época, la misma reflejó aquel siniestro de la siguiente manera:

 

«En el teatro Politeama Colón se produjo anoche un incendio que además de grandes daños materiales, provocó momento de intensa alarma. Principalmente, la nerviosidad hizo presa en algunas familias que habitaban las fincas linderas, dado que por momentos el fuego adquirió las características de un impresionante siniestro.

Pocos minutos después de las 19 y 30 el señor Alejandro Zefferino (hijo), que pasaba por el lugar del suceso, advirtió a través de una de las ventanas del teatro que dan sobre calle Sarandí [hoy 28 de Febrero], unas lenguas de fuego, lo que enseguida puso en conocimiento de las autoridades policiales.

De inmediato los Bomberos se hicieron presente. Tendieron sus mangueras y atacaron con toda eficacia el fuego en su foco de origen, o sea en la parte posterior del escenario, extremo sur del viejo coliseo.

No obstante esto, el fuego que había encontrado excelente campo para propagarse: pisos de madera, puertas, camarines, tirantes, techo, útiles, etc., adquirió un volumen impresionante hasta el punto de dar la sensación de que no sería dominado.

Felizmente, la ruda labor de los bomberos, policía y algunos vecinos, tuvo éxito»2.

 

El origen del incendio fue atribuido a un cortocircuito y el Destacamento de Bomberos al mando del Sargento Vicente González desarrolló una excelente labor que le valió las felicitaciones de la prensa:

 

«Es satisfactorio constatar que Mercedes cuente con superiores y personal de Bomberos como el que el jueves hizo derroche de capacidad y de entusiasmo hasta lograr un éxito completo”.3

 

Finalizando la referencia a este incendio, corresponde determinar si además de los daños materiales alguna persona había sido afectada, en concordancia con las versiones que se tejen en torno a la «Yaya» del teatro, y a tales efectos es momento de transcribir lo informado en el parte policial labrado por aquel suceso:

 

«En el momento de producirse el incendio no había nadie en el Politeama Colón. El Gerente de Glücksmann – arrendatario del Politeama – hacía unos 10 minutos que había salido, no notando nada anormal».4

 

Como datos anecdóticos, el diario El Radical, al hacer mención del incendio, establece que quien vio inicialmente el fuego y dio aviso a la policía fue «el niño Primitivo Maidana que jugaba en las inmediaciones»5, y no el Sr. Zefferino.

Por otro lado, y teniendo en cuenta que el fuego afectó la zona del escenario, se dio la particularidad de que se quemó todo «a excepción de un cuadro del general Aparicio Saravia [propiedad del diario La Época], que había sido colocado allí para que la figura patricia del caudillo, presidiera la asamblea realizada por el Comité de la Juventud Nacionalista Independiente, realizada hace unos días».6

Tal situación no solo sería referida por el diario nacionalista La Épocas, sino que daría pie incluso para el siguiente comentario netamente partidario:

 

«El hecho tiene para nosotros un gran significado, haciéndonos pensar que las luchas enardecida por el personalismo disolvente, al igual que las llamas de anoche, no lograrán destruir el simbolismo y la gran fuerza moral que inspiran las figuras cumbres de nuestra causa.»6

 

En definitiva, lo que queda claro es que no existió ninguna persona afectada en aquel incendio y por lo tanto, ese antecedente que abona la creencia de que existe un espíritu que deambula dentro del teatro, queda descartado.

 

La «Yaya»

Con ese nombre es que se denomina la «presencia» que algunas personas han percibido dentro de esta emblemática edificación de Mercedes, cuna de artistas que a lo largo de más de un siglo han llegado hasta sus instalaciones a prodigar su obra, arte y la magia en que nos envuelven con sus representaciones, siendo justamente una de las artistas que supo actuar en el teatro mercedario, Yaya Suarez Corvo.

Su nombre verdadero era Zeneida María de los Ángeles Suarez Corvo de Novazio, nacida en España y venida a la Argentina donde desarrolló una destacada labor como guionista de radioteatros, siendo la década de 1940 en la que mayor éxito y fama logró.

También fue autora del libro de poemas «Ánfora Azul».

En un artículo titulado «Que vuelvan los radio teatros»  de la Revista La Nación del 24 de octubre de 1999, la describen de la siguiente manera:

 

«Zeneida Yaya Suárez creaba unos dramones espectaculares, como Rapsodia o La virgen de piedra».

 

Con respecto a su obra "La virgen de piedra", la misma trataba sobre una madre que al tener tuberculosis no podía besar a su hija, y deprimida se suicida tirándose a un precipicio. Después su esposo se casará nuevamente y la hija no tendrá una buena relación con su madrastra.

Fue tanta la repercusión que tuvo este radio teatro que la gente comenzó a tener en cuenta a esta ficticia "Virgen de Piedra" para sus rezos, pedidos de curaciones, de milagros,  de trabajo y de amor, llegando a tal punto aquella devoción que un día la misma autora trató de llamar a la realidad a su audiencia: «Debe ser la Virgen María, porque a la de Piedra la inventé yo”.

Yaya luego admitiría que: «Se  enojaron mucho, me dijeron de todo y no pude evitar que algunos instalaran un altar a la virgen en plena sierra».9

También debería tenerse en cuenta que en aquellos años, la gente conocía e idolatraba una voz, ya que accedía a ella a través de la radio y muchas veces no alcanzaban a conocerla físicamente, lo que envolvía a aquellas figuras en un misticismo importante.

En el caso de Yaya Suarez Corvo llegó al «Glücksmann» (nombre que también supo tener el actual Teatro «28 de Febrero») al menos en dos ocasiones.

La primera en el año 1940, apenas refaccionado el teatro después de incendio:

 

«En el Glücksmann Palace presentó ayer nuevamente su Compañía Radio Teatral la escritora argentina Yaya Suárez Corvo”.7

 

Su popularidad era tal que al año siguiente, vuelve a nuestro teatro a presentar su nueva obra «El violín del Gitano», repercutiendo su presencia nuevamente en la prensa mercedaria:

 

«Luego de actuar en otras localidades hoy corresponde a la popular Yaya Suárez hacerlo en Mercedes, donde existe interés por conocer su nueva producción”.8

 

En ninguna de las presentaciones de Yaya Suárez Corvo en Mercedes se registró acontecimiento alguno que saliera de lo normal, y tampoco en su datos biográfico surge nada de extraordinario más que su dote artístico, habiéndose casado con Lalo Suarez y falleciendo en el año 1981, siendo sin duda una de las figuras que quedó atrapada en el «brote místico de la radio» como es expresado en el libro “Días de Radio” de Merkin y Ulanovsky.

En definitiva, y reiterando que no consideramos en este trabajo la veracidad o no de lo visto o sentido por algunas personas en nuestro teatro, y sí dos de los aspectos que a esa supuesta «presencia» se le asigna, tales como son su origen a partir de un incendio y la denominación de «Yaya», solo queda claro que en el incendio del año 1938 no existieron heridos y menos aún fallecidos, y que sí existió una artista llamada Yaya Suarez Corvo que por aquellos años actuó en nuestro escenario con total normalidad, falleciendo varias décadas después en la Argentina luego de una proficua labor en el radioteatro que si bien le creó una cierta aureola de misticismo a partir de su obra «La virgen de piedra», no aporta dato objetivo alguno que la relacione a la «presencia» percibida en el actual Teatro «28 de Febrero».

 

REFERENCIAS

1 – CEDODAL, Alfredo Massüe, Eclecticismo y Art Nouveau en el Río de la Plata, Buenos Aires, 2000

2 – “Acción”, Mercedes, 8 de abril de 1938

3 – “Acción”, Mercedes, 11 de abril de 1938

4 – “El Día”, Mercedes, 8 de abril de 1938

5 – “El Radical”, Mercedes, 8 de abril de 1938

6 – “La Época”, Mercedes, 8 de abril de 1938

7 – “El Día”, Mercedes, 30 de mayo de 1940

8 – “El Día”, Mercedes, 13 de junio de 1940

9 – MERKIN, Marta; ULANOVSKY, Carlos, Días de Radio: Historia de la Radio Argentina, 1995

 

 

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COMENTARIOS
Enviado por: Emilio Hourcade

Antiguamente el terreno ocupado por el actual Teatro fue conocido como la "cancha de arriba", donde se realizaba el juego de pelota y en relación a la "cancha de abajo" ubicada por la misma calle hoy 28 de febrero pero en dirección al río. En 1840 lo compra Juan B. Soumastre y en 1857 se establece allí el Teatro Progreso o también llamado Soumastre que si bien era al aire libre, una lona lo cubría al momento de las funciones. En 1893 se construye el Politeama Caolón.


Enviado por: Verónica reyes

Muy interesante.me surge una pregunta: que había en el lugar antes de la construcción del teatro? Gracias Emilio por compartir nuestra historia


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