Una visión diferente de la que tenemos quienes cubrimos la información a nivel judicial, es la que queremos ofrecer en esta nota, de alguien que en el día a día tiene la dura y delicada misión de administrar Justicia, de ser quien defina la libertad o la reclusión de sus pares humanos. Salió de licencia el 7 de enero, se fue del departamento durante algunos días y dice que regresó para disfrutar del "Jazz a la Calle" y realmente se le vio así.

El Dr. Marcelo Souto, Juez Letrado en lo Penal, titular del Juzgado de Mercedes de Primera Instancia, Primer Turno, está teniendo su merecido descanso, se le vio distendido, disfrutando de la música, en familia, y con un atuendo lejos del saco y corbata diarios. 

En su perfil de ciudadano el Dr. Souto habló sobre los toques callejeros y el encuentro de músicos, "es absolutamente maravilloso, lindo, no tengo palabras para describirlo, que el jazz baje y se pueda escuchar y le llegue a todos, es algo que no tiene precio".

Desde que está en Mercedes, ¿había disfrutado de ésto?

"Había tenido alguna ocasión pero muy fraccionado, me vine ahora porque lo quería ver para disfrutarlo y no tengo palabras para describirlo".

Se ve la comunión de los músicos con el público

"Gente de diferentes países, de distintas edades, todo lo que se aprecia en este espectáculo, le hace muy bien a la ciudad desde todo punto de vida, desde que lanombre en todos lados, en lo cultural, desde todo punto devista".

¿Cómo anda usted con la música?

"Yo la escucho, no la toco, me gusta la buena música".

Allí en el toque en puertas del Banco República tres niñas jugaban en la bajadita histórica que hay al costado de la escalera, y dialogábamos con otros ciudadanos, preguntándonos ¿quién de 40 años de edad para arriba no se tiró por esa bajadita? Añorábamos el venir en familia, cuando se podía, tomar un helado en El Pinito de Oro y deslizarnos por la bajadita del banco, ¡qué recuerdos! Coincidió que una de las niñas es la hija del Dr. Souto que debió correr presuroso, porque la chiquita cayó hacia un costado y el papá muy solícito la alzó, abrazó, le dio unos mimos y todo pronto, ante la mirada de la mamá sentada en la escalera. Una postal diferente de esas que nos tiene acostumbrados el Jazz a la Calle.