13 de January del 2014 a las 08:07 -
Entre el silencio y la obligación de informar
Hay situaciones extremas en las que la obligación de informar a la que estamos sujetos los periodistas se contrapone con el derecho a preservar un bien superior, como lo es no violentar aún más a la víctima.
@gesor informó sobre un aberrante caso ocurrido en Mercedes en el un padre violó reiteradamente a su hija de 14 años. Una situación compleja, condenable desde todo punto de vista y que nos trastocó cualquier concepto previo de cómo se debe informar y qué decir en estos casos. Son de esas situaciones donde la teoría se enfrenta dramáticamente con la práctica periodística, y nos golpea a los periodistas, desde nuestra condición también de padres, hijos, o hermanos, frente a una realidad durísima y difícil de trasmitir.
¿Cómo informar sobre un caso donde un padre, integrante de una familia cualquiera, que sometía, desde tiempo atrás, a su hija a una práctica aberrante? @gesor conoció el caso por una de esas casualidades de estar en el momento y el lugar indicado. Concurrimos al Juzgado de Mercedes por otro caso policial, y en la puerta nos enteramos de lo sucedido. Supimos detalles de este caso, conocimos la identidad del “padre de familia”, lo fotografiamos cuando era sacado del juzgado por la policía. Pero, ¿cómo informar sin vulnerar a la víctima? ¿Cómo hacer para denunciar este caso con la fuerza y la contundencia que se merece pero a su vez no victimizar a quien ya fue sometida a semejante práctica?
En un medio reducido como la sociedad mercedaria decir que “A” cometió tal o cual delito es suficiente para que sepamos dónde vive, quiénes son sus familiares, parientes, compañeros de trabajo, o vecinos. Y en este caso que nos ocupa dar la identidad del padre, implicaba poner en la exhibición pública a su hija, la víctima de toda esta situación.
Nosotros como periodistas, y a la vez como padres, hermanos, hijos, tíos, etc., nos enfrentamos a esta disyuntiva de por un lado denunciar con todas las letras a este deleznable sujeto. Que la sociedad toda supiera con qué clase de individuo estaba conviviendo; y por otro lado sabíamos que hacerlo significaba exponer y someter nuevamente a la jovencita, a la víctima en toda esta situación y que merece ser contenida y cobijada.
Por eso optamos por el camino de dar las iniciales del sujeto. Optamos por decir que “el padre M.A.C.G. de 37 años, mantenía relaciones sexuales con su hija biológica”, cuando hubiéramos querido escribir otra cosa, porque teníamos elementos y argumentos para hacerlo. Pero algunas veces el silencio debe prevalecer por sobre el derecho y la obligación de informar.
El equipo de @gesor
COMENTARIOS
Enviado por: lujan
Enviado por: zoilo viera
Enviado por: Sra que hicieron pasar por loca.
Enviado por: walter
Enviado por: MIRIAM MENDEZ
Enviado por: teresita zugarramurdi
Enviado por: Angela Roxana Gimenez
Enviado por: FABIAN