
Mario d`Amico es oriundo de Paysandú, pero desde hace varios años vive en Suiza donde ejerce su profesión de organero, o sea su oficio es la afinación, armonización, reparación y conservación de órganos. Esos enormes instrumentos musicales ubicados en Iglesias y Catedrales, normalmente utilizado para ejecutar música sacra.
Mario d´Amico estuvo en Mercedes visitando la Iglesia María Auxiliadora donde evaluó el estado y la posible reparación que debería realizársele al órgano, que por otra parte es el único que existe en el departamento. Un instrumento de las primeras décadas del Siglo XX y que hace muchos años no se utiliza.
@gesor dialogó con d´Amico sobre el posible trabajo que insumiría volver a poner en condiciones ese valioso instrumento, y también de su proyecto de traer en donación al Uruguay órganos y clavecine para que varias Iglesias.
Como antecedente significativo d´Amico encabezó el equipo que reparó el órgano de la Iglesia de Notre Dame tras el incendio de abril de 2019.
¿En qué condiciones encontró el órgano de la Iglesia María Auxiliadora? ¿Se podrá volver a utilizar?
-”Este órgano necesita una restauración completa.
Es un instrumento de la Casa Walcker, ubicada en Ludwigsburg, sur de Alemania, cerca de Stuttgart. Es un instrumento de excelente calidad. Ha sido una de las casas más importantes del mundo en su época. Y bueno, es un instrumento de dimensiones relativamente pequeñas, pero de alta calidad y muy importante para la ciudad de Mercedes, ya que es el único órgano que hay en el departamento de Soriano.
Ojalá se pueda completar la Catedral de Mercedes, por ejemplo, tiene una tribuna muy grande y sería increíble algún día poder instalar un instrumento para completarla.
Aquí en este órgano hay desgaste normal. Es un instrumento que se restauró completamente hace 45 años y todos los mecanismos de cuero son pequeños fuellecitos. Lleva alrededor de unos 800 fuellecitos. Se han ido desgastando, la piel se ha ido resecando, como es normal, el cuero es muy finito. Entonces, al día de hoy hay dos opciones. Una es el cambio total de todos esos fuellecitos. Otra es el ir reemplazándolos a medida que se van rompiendo. Entonces, son esas dos opciones. Claro, varía el presupuesto. Si se hace una intervención completa de sustitución de todos esos elementos, o si se cambian solamente los que están rotos, si se entrena a una persona desde aquí para que pueda ir haciendo ese mantenimiento. Porque, como todo, mientras que se mantiene en funcionamiento, es fácil. Pero una vez que se deja de mantener y se pasa al estado de abandono, pues el problema es que se caen los instrumentos y luego recuperarlos es mucho más difícil y más caro”.
Para los que no conocemos; un acordeón piano o un bandoneón, que son parientes de este instrumento, funcionan con una membrana de metal por donde pasa el aire. ¿Cuál es la mecánica? ¿Cómo pasa el aire por el tubo y se genera la música?
-”Los tubos en general son como flautas dulces. Tienen un bisel que hace que el aire vibre y se genera la columna de aire. Así se genera el sonido de la mayoría de los tubos. Pero luego hay sonidos que funcionan con lengüetas como los acordeones y los armonios. Y tienen un resonador, que son como las vuvuzelas que vemos en el fútbol, que amplifican el sonido de esas lengüetas.
Aquí en este órgano tenemos solamente un registro de lengüetas, que es un oboe. Y luego hay otros registros que tienen la particularidad de que tienen varios tubos que suenan a la vez para producir una sola nota. Tienen hasta cinco tubos en un solo registro. Entonces, 200 tubos para un solo registro”.
¿Tiene un alto costo la reparación? ¿Se puede restaurar?
-”Sí. Siempre son muchas horas de trabajo, porque construir solamente esos fuellecitos son ya muchas horas, y luego la instalación, limpieza del instrumento.
Son máquinas muy sofisticadas, por eso siempre lleva mucho trabajo, muchas horas”.
Pero es posible volver a sentirlo sonar.
-”Sin duda.
En una ciudad como Mercedes, se reúnen unas cuantas personas y juntan el dinero necesario fácilmente. El tema es coordinar este tipo de cosas y divulgar, que la gente conozca el patrimonio que tiene, y con muy poco esfuerzo, de muchas personas, se puede poner en funcionamiento.
En Paysandú, en el año 1997, se hicieron colectas a nivel de la ciudad, y se pudo restaurar el órgano, que era un trabajo mucho más importante. Un trabajo muy grande que había que hacer. Se consiguió y el instrumento sigue funcionando desde hace prácticamente 30 años en un estado óptimo.
Hay muchas actividades. Por ejemplo, en Salto, recibió la donación de un órgano que viene desde Suiza, y también se han organizado conciertos para recaudar fondos, se han hecho colectas, gente que ha aportado, y de esa forma se ha conseguido traer un órgano nuevo desde Suiza, que es el órgano más grande del país. En Colonia del Sacramento, por ejemplo, se reunió un grupo de vecinos, y trajo un órgano desde Francia, que es igual órgano de coro de Notre-Dame de Paris. Mismos años, mismas manos, es el taller La Casa Mercklin que lo hizo, y también es un grupo de vecinos que trajo el instrumento, y que ha financiado completamente la obra de traerlo, que ha sido importante, y financian también completamente la instalación del órgano en la Basílica del Santísimo Sacramento de Colonia.
Es un instrumento que está esperando poder ser puesto al servicio religioso y al servicio público para la pedagogía y los conciertos”.
¿Hay un proyecto para poner en funcionamiento nuevamente este tipo de instrumentos?
-”Yo me estoy ocupando, dado que tengo los contactos y la posibilidad de conseguir instrumentos para Uruguay. Me puse como proyecto personal. Lo estoy llevando a cabo con ayuda de ciudadanos o la Iglesia.
Bueno, a partir de ahora, algunos gobiernos departamentales están participando de esto. Se busca dotar a todo el país de al menos un órgano y un clavecín en cada capital departamental. Al menos. De momento, he conseguido enviar a Colonia, a Salto.
Ahora mismo se está desarmando y empaquetando un órgano para Rocha, que se tiene que hacer un embalaje especial porque no se va a poder instalar ni bien llegue. Entonces, eso requiere un coste suplementario de lo que es el embalaje del órgano.
Ya vinieron cuatro clavecines, y vienen 13 clavecines más para ser puestos al servicio de los Conservatorios y las diferentes iglesias y teatros del país”.
¿Qué ha significado para ti haber restaurado el órgano de Notre Dame?
-”Un honor, un orgullo. Fue una responsabilidad enorme en unas condiciones de trabajo muy duras. Entonces, ha sido una obra muy importante en mi vida, pero he tenido siempre la suerte de estar trabajando en proyectos de muy alto nivel por las empresas en las que he estado desde que me fui a Europa”.
¿Qué grado de deterioro tenía ese instrumento y qué trabajo requirió?
-”El órgano de Notre Dame había sido restaurado en 2015. Entonces, el estado del instrumento era bueno. Sin embargo, estaba muy contaminado con el polvo de plomo debido a que se fundió el tejado. Y bueno, el trabajo sobre todo consistió en descontaminar el órgano, pero había que desarmarlo por completo.
En este órgano estamos hablando de alrededor de 600 tubos. En Notre Dame son 8.000 tubos. Entonces, hay que pensar en lo que es el tamaño del instrumento. Los tubos más largos del órgano de Notre Dame miden 11 metros de alto, que producen prácticamente un infrasonido. Y bueno, es todo a gran escala. Son proyectos muy, muy grandes y siempre complicados”.
¿Y qué cantidad de luthiers trabajaron de artesanos? Porque hay diferentes técnicas. Hay metal, madera, cuero.
-”Exactamente. Éramos tres empresas de Francia que restauramos el órgano. Eran unas 40 personas que estaban alrededor del proyecto en diferentes temas, tal como la electrónica, el cuero, todas esas diferentes competencias”.
En lo que se refiere a tu tarea, ¿por qué te iniciaste en este oficio?
-”Tenía dos pasiones. Una fue la arquitectura, sobre todo la arquitectura patrimonial. Y el órgano. En un concierto que dio la maestra Cristina García Banegas en Paysandú, en un órgano hermano del de aquí, me fascinó el sonido y la música de Bach. Luego me fui dando cuenta que estaba más interesado y tenía más capacidades como técnico que no como músico. Siempre hago la broma de que era tan malo tocando que me mandaron a afinar y ahí me quedé. Entonces me fui a Europa para formarme en esto, siempre pensando en trabajar en Uruguay, pero dado que la Iglesia perdió la tradición musical casi milenaria debido a los cambios introducidos a mitad del siglo XX, aquí en Uruguay no era muy viable dedicarme en exclusiva a esto. Entonces sigo trabajando en Europa y como hobby, de manera totalmente desinteresada, voy haciendo estos proyectos en Uruguay como lo de la traída del órgano a Colonia o a Salto.
Ahora estoy aquí en Mercedes para echar una mano y guiarlos un poco cómo moverse para poder poner en marcha este órgano. Entonces, ciudadanos y autoridades departamentales, esto es un bien cultural de todos, más allá de que esté en una Iglesia y que se enfoque al patrimonio de la música religiosa. No podemos decir que la Capilla Sixtina, por ejemplo, no es una obra universal que nos pertenece a todos, en cierta forma.
Entonces esto es igual, la música sacra puede ser apreciada como elemento religioso, pero también como arte simplemente, por todos, y de eso se trata”.
Y para las nuevas generaciones, ¿cómo tentarlos a este tipo de música y a este tipo de instrumentos cuando uno puede decir bueno, pero yo tengo un órgano en casa que lo guardo debajo de la cama?
-”Claro, podemos escuchar una orquesta sinfónica imitada por un organito electrónico y evidentemente es un sonido, y otra cosa es una orquesta sinfónica con sus 80 músicos en directo. Esto es igual. Este órgano dentro de él tiene unos 600 tubos y cada uno de ellos es un instrumento. Entonces no es lo mismo un organito con dos parlantes que puede sonar muy fuerte pero nunca es el sonido real de un instrumento. Se han hecho instrumentos con muchísimos altavoces imitando el órgano, por el valor de prácticamente un órgano real porque son instrumentos que se hacen a medida e igualmente nunca es igual el sonido imitado que el sonido real”.
Y una vez que se pone en funcionamiento este tipo de instrumento, que se restaura, ¿quién debería ejecutarlo? ¿Qué formación debería tener? ¿Solo un pianista? ¿O debería tener una formación especial?
-”Acá en Uruguay han habido una política de continuidad de este tipo de instrumentos nefastas.
Siempre han estado cerrados y han estado al servicio de una o dos personas en la parroquia. Lo que se hace en Europa es que están abiertos a todo aquel que seriamente tiene intención de aprender a utilizarlos. Entonces, los conservatorios, por ejemplo, todo aquel que aprende piano suele tener como instrumento secundario el órgano o el clavecín y entonces están abiertos a las escuelas.
Por ejemplo, en Francia todo lo que son instrumentos de parroquia los mantienen las intendencias porque están al servicio de la pedagogía y de los conciertos. Y todos los que son instrumentos de catedral los mantiene el Estado por ser bienes patrimoniales, excepcionales que pertenecen a la nación. Entonces, hay este uso compartido de lo religioso, lo privado o lo público, es el Estado el que está detrás.
Hay un uso muy grande porque gran parte de la población está; es la única manera de preservar las tradiciones y de que la gente se las apropie”.
¿Y un instrumento con el registro sonoro de este tipo abre la posibilidad de que se pueda hacer otro tipo de música que no solo sea la sacra?
-”Sin duda. En estos instrumentos se puede tocar prácticamente todo tipo de música.
Por ejemplo, en España durante la República las iglesias sufrieron muchos daños y algunas se salvaron porque los órganos pasaron a ser instrumentos de baile de salón. Se tocaba tango, se tocaba pasodoble, así se salvaron muchos de los instrumentos en España.
Desde siempre los instrumentos se han utilizado para todo tipo de repertorio. Por ejemplo, en Italia es muy común que los órganos tengan percusión, tengan tambor, platillo para el repertorio popular y operístico. Entonces, como antiguamente la música, las orquestas, todo esto no era como hoy. Estaban en los castillos, era para unos pocos. La iglesia, con el órgano, ha sido el gran democratizador del repertorio musical importante. Entonces, las transcripciones de música de la orquesta, se hacían desde siempre.
Estamos hablando desde siglos, prácticamente un milenio atrás, el órgano ha estado al servicio de los conciertos también. Siempre ha habido esta doble actividad que no es nada nueva y con todo tipo de repertorios. Incluso en algunos sitios, cuando se van a hacer determinadas actividades, pues se quita el Santísimo porque la iglesia se convierte en un salón y no pasa a ser un salón para otro tipo de actividades y luego se vuelve a instalar el Santísimo”.
¿Qué sigue ahora con el órgano de la Iglesia de María Auxiliadora?
-”Pues ahora, juntarse autoridades departamentales, vecinos normales, vecinos ilustres, gente de la comunicación, notarios, siempre hay arquitectos, siempre hace falta todo este grupo de gente para unirse y ver la manera de juntar los fondos necesarios para poder ponerlo en funcionamiento otra vez. Porque realmente le falta poco y es un bien fabuloso”.
¿Se sabe de cuánto dinero costaría?
-No, yo no puedo decirlo. Yo trabajo en Suiza, entonces manejo los precios suizos que no serían muy convenientes para Uruguay, pero los puedo guiar en cuanto a qué hacer y qué no hacer”.
¿Y harías tú la restauración?
-”Yo no voy a contar con el tiempo suficiente. En Paysandú, hay veces que vengo por cuatro días y me paso tres días manteniendo el órgano en lugar de ver amigos. Aquí en Mercedes no voy a poder destinarle todo ese tiempo. Ahora hice una evaluación, y que no voy a poder en un día hacer gran cosa, entonces no tiene sentido que pierda un día de estar con mis seres queridos en Paysandú porque no voy a conseguir mucho”.
¿Una restauración de este tipo, de este órgano en particular, requeriría importar algún material especial, alguna compra extra más allá de lo que insuma el trabajo?
-”Sí, estos fuellecitos, que hay unos 800 en el órgano, se pueden encargar en Europa, se pueden hacer en cuero de cordero o se pueden hacer en un material sintético, se pueden producir acá en Uruguay, depende. Pero no es algo demasiado grande lo que es la importación, son materiales pequeños, no muy pesados”.
¿Y hay gente en Uruguay que con tu guía pueda hacer la restauración? -”Sí, de hecho en Paysandú estamos trabajando con un carpintero que es quien está ahora desarmando el órgano que se va a instalar en Rocha y también hay otros técnicos como Sebastián Gossio y Jaime Camps que trabajan en Montevideo”.