
(escribre prof. Alejandro Carreño T.) Bajo el nombre de “estallido social”, delincuentes azuzados por quienes hoy gobiernan el país, con Gabriel Boric a la cabeza (dijo que le gustaría orinar en un casco militar), instalaron el terror en la población amparados en dos argumentos mentirosos pero convenientes: “demandas sociales” y “protesta social”, profusamente respaldadas por los progresistas que hoy “okupan” La Moneda, y una prensa sin vergüenza y sinvergüenza.
Seis años han transcurrido de aquel desgraciado 18 de octubre de 2019. Y qué tenemos hoy de lo que podamos enorgullecernos los chilenos: nada. Absolutamente nada. En La Moneda se instalaron la arrogancia, la mediocridad y la corrupción. El Gobierno del Presidente Boric normalizó el terror del chileno de ser muerto a cualquier hora y en cualquier lugar, incluso en los buses de la locomoción colectiva. Normalizó los escándalos ministeriales de todo tipo, desde abusos sexuales al vergonzoso despilfarro de los dineros públicos.
Normalizó la mentira como discurso político e hizo de su agenda política un verdadero laboratorio de “fake news” y de escándalos comunicacionales. Normalizó la instalación de “parásitos” en todos los organismos públicos, sin excepción, comenzando por el propio Palacio Presidencial. “Parásitos” sin ningún mérito que justifique los altos puestos que ocupan. Normalizó el desfalco del erario nacional a través de fundaciones corruptas, como Procultura, cuyo amo y señor es el médico psiquiatra Alberto Larraín, de estrechos vínculos con el Presidente Boric.
A seis años de aquel fatídico día, cuyo único objetivo no era otro que derrocar al Presidente Sebastián Piñera, el Gobierno del Presidente Boric, que en ese entonces era diputado, normalizó la defensa del delincuente, ahora llamado “luchador social”. Los mismos que quemaron decenas de estaciones de Metro, saquearon hospitales, supermercados, atacaron cientos de comisarías y dejaron miles y miles de gente sin empleo. Más aún, fueron recibidos como héroes en el mismísimo Congreso Nacional. Hoy reciben pensiones de gracia asesinos, violadores y delincuentes comunes.
Un Congreso Nacional, cuya oposición miserable, cobarde y servil, que ni siquiera apoyó al Presidente Piñera cuando más lo necesitaba, y que hoy, bajo la bandera de Chile Vamos, es otra de las vergüenzas que enlodan Chile, se suma a aquellos que hoy gobiernan, pero que ayer eran parte de esta cloaca política en que se ha convertido ese poder del Estado. Había que estar de acuerdo con las “demandas sociales” y el “estallido social”, azuzados día a día por una prensa oscura y progresista, sobre todo televisiva, que entrevistaba a los héroes de la destrucción del país como si fuesen “rockstar”.
A seis años del comienzo de la destrucción de Chile, el Gobierno del Presidente Boric normalizó la indecencia de sus actos culpando siempre a los otros. Nunca son responsables de nada y se cubren con mentiras y secretismos que la poca prensa libre y honesta desnuda sin contemplaciones. Normalizó lo que es indigno, lo espurio, lo reprobable, el amiguismo y el “pitutismo” como valores para enriquecerse con los dineros públicos. Normalizó la barbarie en que se encuentra el país, en manos de terroristas y narco traficantes dueños de barrios completos.
Sí, a seis años del estallido delincuencial (sin eufemismos ahora), el Gobierno del Presidente Boric normalizó el miedo y la desesperanza en la ciudadanía. Normalizó la cultura de lo vulgar y la mediocridad basada en la ley del mínimo esfuerzo o de ningún esfuerzo. Normalizó la cultura del falso feminismo y de la ideología de género como base de la educación, del empleo y de la vida cotidiana, una de las mayores idioteces del “progresismo”, que de progreso no tiene nada. Una sociedad de privilegiados por su condición sexual o por su condición étnica.
Normalizó el odio hacia quienes no piensan como ellos. Estos son los malos que no quieren cambios, los ultraderechistas, los fascistas, los chilenos del infierno. Pero ninguno de ellos llamó jamás a derrocarlos a ellos ni a quemar el país. Son tan hipócritas, tan hipócritamente desfachatados que hoy declaran que con un gobierno de derecha no habrá paz social. Y apelan todos los días a las movilizaciones sociales.
Hoy quieren normalizar la idea de que solo con ellos hay paz social. Pero esta otra mentira no ha encontrado eco en la gente. Ni lo encontrará. Porque, ¿de qué paz social hablan hoy cuando el país vive bajo el imperio del terror que imponen los narcos, los terroristas y los delincuentes comunes? A seis años del estallido delincuencial, Chile nada en el lodo, hundido en su miseria y desamparo.
El Gobierno de Gabriel Boric le robó lo que hace de un pueblo su grandeza: le robó su dignidad.