
Se trata de la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, que trajera el Presbítero Manuel de Castro y Careaga, desde Villa Soriano, al nuevo templo que estaba siendo erigido en el lugar que daría origen a nuestra ciudad. Según indica una plaquita colocada a los pies de la imagen, este traslado habría ocurrido en 1788.
El precario y humilde templo, sería conocido como “Capilla Nueva”, y posteriormente como “Capilla Nueva de Mercedes”, siendo dedicada el 28 de julio de 1794 por parte de Monseñor Manuel Azamor y Rodríguez, obispo de Buenos Aires, transformándose en parroquia Nuestra Señora de las Mercedes. Y que, a su vez, dio el nombre, al poblado que se iba formando en torno a la iglesia. Este paraje era conocido como Paso de la Calera del Río Negro, y se estaba constituyendo en un próspero centro urbano.
Según cuenta la historia, el P. Castro y Careaga, recibió la imagen que le fue enviada, desde Buenos Aires a Villa Soriano, bajo la advocación de “Nuestra Señora de las Mercedes y de Redención de los Cautivos”. No hay precisión de su origen, pero hay indicios de que haya pertenecido a la Compañía de Jesús y que, a causa de su expulsión de América en 1767, provocó la dispersión de objetos religiosos de su propiedad, por las colonias hispánicas. Sus rasgos y confección son característicos de la artesanía desarrollada por los indígenas, en las misiones jesuíticas de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y este de Bolivia.
Probablemente, el antiguo vestido que vistió durante muchísimos años a la Virgen de las Mercedes, sea cortado en pequeños pedacitos y distribuido, como piadoso recuerdo, a personas que lo soliciten.
Fuente consultada: Esc. Alfonso G. Arias
Comunicado de la Catedral Mercedes