
En el marco de la conmemoración del 18 de julio, fecha que marca la jura de la Primera Constitución uruguaya en 1830, el director de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, Prof. Marcel Suárez, ofrece una perspectiva fundamental sobre este evento histórico. Su análisis invita a reflexionar sobre la complejidad y el legado de un documento que, a pesar de sus imperfecciones, sentó las bases de la tradición republicana y democrática del país.
Para Suárez, el 18 de julio no es solo una fecha en el calendario, sino un momento para entender el nacimiento legal de Uruguay. "Cuando la estudiamos, solemos criticarla desde nuestra visión actual," señala Suárez, refiriéndose a las limitaciones de la Constitución de 1830, como la exclusión de gran parte de la población del derecho a la ciudadanía. Reconoce que fue "redactada en una coyuntura histórica compleja, bajo control extranjero" y "sin límites geográficos establecidos, casi sin caminos, sin puentes, y con una población escasa y mal repartida".
Sin embargo, el director de Patrimonio subraya que, a pesar de estas falencias y de haber sido concebida "en base a principios que una élite creyó universales y que dejó a la mayoría de la gente afuera del derecho a la ciudadanía", esta Constitución fue "moderna para su tiempo, republicana y liberal, cuando aún predominaban las monarquías en el mundo."
Suárez enfatiza que el documento "sentó las bases de nuestra tradición republicana y democrática con principios básicos que no deberíamos olvidar para el desarrollo de nuestra cultura política." Destaca artículos clave que aún resuenan en la actualidad: la afirmación de Uruguay como un Estado "libre, é independiente de todo poder extranjero", la negación de ser "patrimonio de persona, ni de familia alguna", la radicación de la soberanía "en toda su plenitud [...] en la Nación", y la adopción de la "forma representativa republicana" con la delegación del poder en los tres Altos Poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Marcel Suárez concluye que, si bien la Constitución de 1830 ha sido objeto de críticas por sus carencias y por no haber previsto la representatividad de distintos grupos políticos (lo que derivó en sangrientas guerras civiles por décadas), es crucial comprenderla en su contexto. Fue el documento fundacional del Estado uruguayo, y "un primer documento que marcó las bases de principios que aún están vigentes y que hoy es imprescindible recordar."
El 18 de julio, por tanto, conmemora la jura pública de fidelidad a la primera Constitución del país, una norma de máxima jerarquía que, a pesar de sus desafíos iniciales, proporcionó el marco jurídico fundamental para Uruguay durante casi ocho décadas. Es un recordatorio de cómo, incluso en circunstancias adversas, se forjaron los cimientos de la nación.