02 de July del 2025 a las 16:01 -
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La guitarra de autor y el derrotero hacia la visibilización patrimonial del oficio
La guitarra de autor es mucho más que un objeto sonoro: representa el diálogo fecundo entre tradición e innovación, la maestría artesanal y la búsqueda estética, la materia y la memoria colectiva.

(escribe Sergio Pérez) En Uruguay, el arte de la luthería vive un momento de vigor singular, impulsado por nuevas generaciones de constructores que perfeccionan la técnica y expanden los horizontes expresivos del instrumento. Obras únicas, nacidas de la sensibilidad y el conocimiento del oficio, circulan tanto en escenarios nacionales como internacionales, mientras la escuela artesanal uruguaya se afirma en la diversidad y calidad de sus instrumentos: guitarras, violas, violoncellos, entre otros ejemplos notables de excelencia.

En este contexto, resulta llamativo advertir —al revisar el reciente anuncio de los proyectos seleccionados en el primer llamado anual de un fondo público orientado al desarrollo musical— la ausencia de iniciativas destinadas a la adquisición de instrumentos de autor, en contraste con experiencias de años anteriores.

Ante la eventualidad de una escasa participación, la consulta directa a luthieres y músicos despejó cualquier duda: varios presupuestos se presentaron en tiempo y forma. No es propósito de este artículo analizar los criterios específicos que guiaron la selección, sino más bien detenerse a reflexionar sobre el lugar que ocupa hoy la luthería nacional, sobre la valoración social y cultural de este oficio fundamental, y sobre la imperiosa necesidad de estimular su acceso y proyección en el entramado musical uruguayo.


En el delicado entrelazamiento de historia, paisaje y genio artesanal, cada instrumento emerge como un microcosmos donde convergen memoria, identidad y una búsqueda incesante de excelencia. La luthería nacional trasciende la pericia técnica y alcanza la categoría de arte mayor: allí la materia se transmuta en música y la música, en patrimonio vivo.


La luthería exige un dominio integral de disciplinas diversas: el conocimiento botánico para seleccionar y curar maderas; la física acústica para calcular resonancias y frecuencias; la ebanistería para tallar, ensamblar y pulir cada pieza con precisión. A ello se suma la intuición estética que imprime a cada guitarra un sello irrepetible. En años recientes, la escena uruguaya ha sumado experiencias pioneras en el uso de acacia negra y en el desarrollo de proyectos académicos dedicados a la construcción de guitarras y guitarrones con algarrobo, explorando la riqueza de recursos nativos y generando nuevas posibilidades sonoras. La experiencia acumulada en las manos, el oído atento y el respeto casi ritual por el tiempo de la madera dan cuerpo a un saber que sólo florece en el taller, en la relación entre maestro y aprendiz.


Figuras como Juan Carlos Santurión marcaron un mojón en la línea de tiempo fundamental: su obra y su magisterio impulsaron la fundación de la Escuela de Violería, punto de partida de una tradición que se proyecta con vigor. De esa raíz emerge un caudal de constructores prestigiosos, herederos de su ética del perfeccionamiento constante.

Pero la luthería uruguaya también dialoga con los referentes internacionales, afirmando a la vez una identidad local, abierta a la innovación y la experimentación, y sostenida por una nueva generación de maestros del oficio.

Cada guitarra de autor es resultado de meses de trabajo, decisiones minuciosas, pruebas y rectificaciones. Frente a la lógica repetitiva de la industria, la construcción artesanal constituye un proceso abierto, donde el azar y la experiencia se entrelazan para dar vida a instrumentos que conquistan a músicos extranjeros y nacionales, atentos a la singularidad tímbrica y expresiva que estas piezas ofrecen.

El acceso a guitarras de autor representa una legítima aspiración para cualquier intérprete. Incentivar su difusión requiere la articulación de programas públicos y privados, becas, compras institucionales, redes de mentoría, espacios de exhibición y concursos. La luthería expresa el valor cultural de la creatividad, la destreza y la sensibilidad uruguayas, haciéndose visible en cada instrumento.

Ante este escenario, surge una interrogante ineludible: ¿Es posible la declaración patrimonial de la luthería nacional?

Los principios de gestión del patrimonio cultural sostienen una respuesta afirmativa, que urge concretar. La luthería uruguaya reúne saberes, técnicas, objetos y comunidades que se corresponden con los criterios internacionales de patrimonio cultural inmaterial. Proteger esta tradición implica reconocer un universo de conocimientos, prácticas y valores que sustentan la continuidad del oficio.

Declarar la luthería nacional como patrimonio permitiría fortalecer la transmisión intergeneracional, asegurar la vitalidad de talleres y escuelas, promover la investigación y proyectar a Uruguay como referente internacional en el arte de la guitarra de autor. La exploración de maderas nativas, el rigor técnico y la energía de los nuevos proyectos de investigación atestiguan la vitalidad y proyección de esta práctica.

Resta ahora a quienes concebimos esta idea la responsabilidad de articular voluntades y coordinar esfuerzos con todos los actores directamente involucrados. Sólo una acción concertada, capaz de habilitar instancias de intercambio, debate y proyección estratégica, permitirá iniciar el derrotero necesario hacia el reconocimiento patrimonial de la luthería uruguaya: un objetivo no sólo legítimo, sino esencial para la vitalidad y proyección futura de nuestro acervo cultural.

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