“En esta oportunidad nos referiremos a la situación de los artistas en
nuestro país y en Soriano.
Dice la Ley 18384 que define el Estatuto del Artista y Oficios
Conexos: “Se entiende por artista intérprete o ejecutante a todo aquel
que represente un papel, cante, recite, declame, interprete o ejecute
en cualquier forma una obra artística, la dirija o realice cualquier
actividad similar a las mencionadas, sea en vivo o registrada en
cualquier tipo de soporte para su exhibición pública o privada.
Se entiende por oficios conexos, aquellas actividades derivadas de las
definidas en el inciso anterior y que impliquen un proceso creativo.”
Esta Ley, propiciada por el gobierno frenteamplista en 2008 y
reglamentada por el Decreto 266-2009, permitió a los trabajadores de la
cultura escénica, acceder a los beneficios de la Seguridad Social y
hacer los aportes respectivos, consolidando el reconocimiento por parte
de la sociedad y del sistema político, de su condición de Artista
Nacional.
Y lo ponemos en mayúscula, porque desde antes de ser país, el Uruguay
ya contaba con artistas, improvisados en su mayoría, con instrumentos y
locales rudimentarios, pero que expresaban una vocación de trasmitir a
los demás su sentir, su pensar, su visión de su pago y del mundo, y que
han contribuido sin duda a nuestra consolidación como Nación y
fortalecer nuestro imaginario colectivo como Pueblo Oriental.
Y desde siempre, nuestros artistas, salvo excepciones, han sido
relegados a un segundo plano, sólo considerados a la hora de llenar un
evento, de amenizar fiestas privadas o públicas, ya fueran contratados
por particulares o por organismos estatales.
Por ello, merced a dicho Estatuto se revaloriza su condición de
Artista, y se establecen derechos por ley.
Pero con una ley no basta, lo sabemos; en un país burocrático y lento
para los cambios, aún tropiezan con la indiferencia de organismos y
jerarquías estatales, que siguen contratando artistas en negro, o con
demoras inadmisibles en el pago de sus cachets.
Ello los ha llevado a manifestarse públicamente recientemente en
Plaza Cagancha de Montevideo de forma de visibilizar la situación de
informalidad en la que trabajan la gran mayoría de nuestros artistas.
Sucede que el estatuto no ha sido debidamente difundido y tampoco
controlada su aplicación; salvo excepciones, como ser la Intendencia de
Montevideo y el MIDES, los demas organismos estatales, incluso el
propio MEC en muchos aspectos, ignoran dicho estatuto y no lo aplican
cabalmente.
La Sociedad Uruguaya de Artistas trabaja tratando de mantener diálogo
con organismos y productoras privadas, logrando en casos la
formalización de un buen número de casos.
Falta difusión de la Ley 18384 evidentemente, a todo nivel. El
Estado uruguayo no ha terminado de asimilar que existe dicha Ley y que
por más que ha sido promulgada y reglamentada, por sí sola no tiene
efecto si quienes deben aplicarla no lo hacen.
Nos congratulamos por la difusión que el Gobierno Nacional hace de
leyes como las que benefician a los trabajadores rurales y del servicio doméstico,
históricamente postergados, pero pensamos que, a travez del MEC,
debiera darse difusión a la Ley 18384 y sobre todo, exigir que los
propios organismos estatales la cumplan, en un 100% y también el sector
privado.
Hay iniciativas interesantes como la Cooperativa Valorarte, que
oficia de intermediario habilitando el contrato sin una relación de
dependencia laboral, en un estado intermedio entre el contratante y el
artista.
En Uruguay hay experiencias de muchos años de cooperativismo en el
arte, y esta puede ser la forma en que se agilicen los mecanismos de
formalización a todo nivel.
En Uruguay, además, siempre hubo cierta resistencia a considerar al
artista como un trabajador, dado que actúa esporádicamente, no tiene
horario fijo, aunque a veces, representar una obra implica innumerables
horas de trabajo y sacrificio.
Dice la SUA que la cultura, según datos del MEC, incide un 0.8% del
PBI del país, eso es mucho y amerita que se valore al artista uruguayo
y se sensibilice al Estado para que asuma su rol.
Han habido avances sin duda, pero falta mucho aún para darle el valor
que merecen nuestros queridos artistas, que en su mayoría, desarrollan
su vocación a pulmón, quitándole horas al descanso y a sus familias,
para que, como pueblo, tengamos identidad, raciocinio, capacidad de
análisis, estímulo intelectual, soñar, encontrar el espejo de nuestros
sentimientos, en suma, superarnos como seres humanos, que en eso
consisten las artes y las ciencias.
Por lo expuesto, Sra. Presidenta, solicito que estas palabras pasen a
la Sociedad uruguaya de Actores (SUA), al MEC, y a la Comisión de
Cultura de este Cuerpo, para que estudie esta problemática y considere
que pasos dar en conjunto con la Intendencia para el reconocimiento que
se merecen los artistas que se contratan en eventos que organiza el
Gobierno Departamental”.