
Con la frase “El niño que no sea abrazado por la tribu, cuando sea adulto quemará su aldea para sentir su calor”, queremos visibilizar el trabajo social, silencioso pero poderoso de la comparsa brindando un lugar donde lo primordial es el respeto a las personas. Aportando apoyo emocional a quien se arrime al fuego a calentar el alma y templar un tambor, a quien dance y vibre con el sonido de la madera del candombe así como quienes sienten hervir la sangre en su interior.
Nuestra gramilla, nuestros “viejos” son gran ejemplo de esa sangre. Siempre transmitiendo principios, enseñanzas y tradición. Aquellos que ya con muchas décadas encima, siguen bailando, sonriendo, peleando por vivir al máximo cada día.
Nuestra propuesta está basada en el color gris como representación del marginado por la sociedad, mientras las otras tonalidades van despertando a medida que el candombe entra en sus vidas.
En el maquillaje de cada integrante quisimos expresar que todos tenemos una parte marginada y otra parte que lucha para subsistir mostrando sus colores.
En la representación de nuestro arreglo se quiere reflejar la misma temática.
Nuestros niños van vestidos con muchos colores vibrantes ya que ellos son pura luz.
La gramilla también lleva colores sin grises ya que en el correr de sus vidas fueron adquiriendo experiencia y sabiduría que hoy les permite disfrutar y ser una de las partes más importantes de la comparsa. Si bien pueden aparecer miedos y tentaciones, ellos pueden ser más fuertes y enfrentar la vida poniendo esos colores como escudo.