(Escribe prof. Alejandro Carreño T.) La posición del gobierno de Chile respecto de Venezuela, ha merecido todo tipo de respuestas por parte de la dictadura de Nicolás Maduro. Pero todas ellas con un denominador común: el insulto en sus variadas formas, desde las palabras hasta las acciones, que se traducen en burla declarada hacia Gabriel Boric y su gobierno. Curiosamente, La Moneda, siempre lista para responder lo que recibe de otras partes, como de Argentina, por ejemplo, no tiene agallas ni decencia para responder lo que se ha convertido en norma por parte del gobierno venezolano.
Es cierto que Gabriel Boric y su gobierno no se esfuerzan mucho para ser, cada cierto tiempo, el hazmerreír del planeta con sus dichos y acciones. Y esto, desde el día mismo en que asumió como Presidente de Chile. Ese día, 11 de marzo de 2022, desde España le llegaba el apodo que lo hizo internacionalmente conocido: “Merluzo”, que significa “bobo”, “tonto”. Así lo conocen los chilenos, el “Merluzo”. Y así quedará registrado en la memoria de la Historia. Hoy, desde Venezuela, le llegan a su gobierno nuevos calificativos.
“Divertidos” y “ridículos”. Pero el emisor es otro. No es Nicolás Maduro ni tampoco Diosdado Cabello quienes, al parecer, están en receso. En todo caso, y para no perder la costumbre, Yván Gil, ministro de Relaciones Exteriores, tomó la batuta, y lo hizo al estilo de sus jefes: “Estos burócratas y diplomáticos chilenos de redes sociales son muy divertidos y ridículos”, respondiendo así a las declaraciones de la ministra del Interior, Carolina Tohá, que dijo que Chile no rompería relaciones con Venezuela. Una declaración, aparentemente, muy diplomáticamente normal.
El problema, para que se comprenda que la postura de Chile sí es divertida y ridícula, es que Venezuela rompió relaciones diplomáticas con el gobierno de Boric en agosto pasado. Y Gil, que ahora no fue nada de gil, entregó sus razones: “Tienen tanto afán de hacerle el coro al imperio que se olvidan de la realidad: desde agosto del año pasado la República Bolivariana de Venezuela los expulsó de la patria de Bolívar y rompimos toda relación, retirando también todo nuestro personal de Chile, todo esto por arrastrados a los gringos”.
Los simples mortales que no somos cancilleres ni cosa que se le parezca, pero que sí tenemos un sentido común, aunque de relaciones internacionales se trate, entendemos que las relaciones diplomáticas son como una especie de matrimonio: si no hay dos, no hay matrimonio. ¿Cómo entender que se tienen relaciones diplomáticas con un país que ha roto con el otro, expulsando a todo su cuerpo diplomático que lo representa y retirando a los suyos? Ante esta evidencia, no debiera, al parecer, haber un criterio diferente.
Sin embargo, la ministra Tohá piensa que sí: “El gobierno de Chile no está de acuerdo con este método. Creemos que el día que uno corta relaciones, suena muy bien, pero al día siguiente no avanza más la justicia ni se facilitan las investigaciones”. Ignoraba que romper relaciones diplomáticas fuese un “método”. Además, ¿de qué manera cree la ministra que avanzarán la justicia y la investigación del caso Ronald Ojeda, asesinado en Santiago por orden del régimen dictatorial de Maduro, si este se niega a colaborar?
Y para que al divertimiento no le falte nada, Carolina Tohá agregó: “no se empodera al país para actuar en los organismos internacionales y para exigirle conductas al Estado venezolano”, como si Nicolás Maduro estuviese muy preocupado con toda esta palabrería falluta del gobierno chileno.
Sí, los burócratas y diplomáticos chilenos de redes sociales son muy divertidos y ridículos, como les dijo Yván Gil. ¿No tendrán, también, una alta dosis de idiotez?
Es solo una pregunta.