(escribe prof. Alejandro Carreño T.) La palabra “mamarracho” significa, según la RAE, “persona estrafalaria o ridícula”. Y son sinónimos las siguientes expresiones: “extravagante, esperpento, adefesio, fantoche, ridículo, payaso, estrafalario”. Es decir, se trata de una expresión nada gentil; por el contrario, es irreverente. Ahora bien, ¿quién dijo la frase que sirve de título a esta columna? ¿Y a quién está dirigida? El emisor es Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el segundo en el mando de Venezuela. El cachorrito de Nicolás Maduro.
El insulto está dirigido a Gabriel Boric, el presidente de Chile, personaje que se ha vuelto en los últimos años el preferido del cachorrito de Maduro, para barrer el piso con él. Eres un “mamarracho servil de los gringos”, disparó en su programa televisivo “Con el mazo dando”. Ciertamente, se equivoca el cachorrito de Maduro, Diosdado Cabello, porque Gabriel Boric sí es un político de izquierda, y bien pasado para la punta, aunque ahora, dada la realidad chilena, disimule bastante su pasión por la izquierda más radical.
Pero, ¿por qué está tan “picado” como decimos en Chile, el cachorrito de Maduro con Gabriel Boric? Simplemente porque este dijo que en Venezuela hay una dictadura: “El gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura. Tengo una certeza: en Venezuela hoy día se está persiguiendo a quienes se oponen al Gobierno”. Y lo remató diciendo que no reconoce el “fraude electoral que perpetuó el Gobierno de Maduro, que hasta el día de hoy sigue persiguiendo a organizaciones vinculadas a la defensa de derechos humanos y a organizaciones vinculadas a todo el que discrepe con él”.
A mi modo de ver, Diosdado Cabello debiera agradecer el silencio de Gabriel Boric, y no insultarlo por lo que lo que dijo, que nada más describe la realidad de lo que Venezuela es: una dictadura. Para qué insistir en este hecho. Pero Boris calló lo esencial, lo que ya había admitido el 22 de agosto del año pasado, luego de las fraudulentas elecciones del 28 de julio: “Hoy día no tengo ninguna duda que se han robado la elección. Vamos a seguir defendiendo que el triunfo autoproclamado de Maduro no puede ser reconocido”.
Pero, como dije, calló lo esencial. Hasta el día de hoy: que el vencedor de esas elecciones que Maduró se robó, es Edmundo González Urrutia, el legítimo presidente electo de Venezuela. Este silencio absurdo y cobarde del presidente chileno es lo que el cachorrito de Maduro debiera agradecer. El silencio de un político de izquierda sometido al sector más ultra del Frente Amplio y dominado por el Partido Comunista. Porque decir que Maduro es un dictador, lo ha dicho todo el mundo.
Pero, “mojarse el potito” como decimos por estos lados para referirnos a quien asume una posición valiente y decidida, aunque esto le traiga consecuencias desagradables, como lo ha hecho el mundo verdaderamente democrático, reconociendo el triunfo de González Urrutia, Gabriel Boric no lo ha hecho y no lo hará, porque tendría que rendirles cuenta a los suyos, y no quiere perder el escaso reconocimiento que le va quedando entre ellos.
Por lo mismo, estos personajes continuarán siendo lo que son: Diosdado Cabello, cachorrito de Nicolás Maduro y Gabriel Boric su mamarracho favorito: “Tú no eres izquierda nada, mamarracho (ridículo), tú eres un disfraz, un mal disfraz eres. Jamás has sido de izquierda. Un hombre de izquierda es (Salvador) Allende, ¿te pareces a Allende? ¿por qué no eres como Allende si eres de izquierda?”.
Termino mi columna parodiando la obra de Francisco de Rojas Zorrilla, “Entre bobos anda el juego”, publicada en 1645:
“Entre mamarrachos anda el juego”.