24 de December del 2024 a las 07:42 -
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Un instante mágico...
por Artigas Osores

No hay nada peor en este mundo, que tiene en el sistema que nos domina con sus conflictos de intereses, que a los seres humanos de rehenes de sus propias ansiedades de consumo materialista.
Es el mismo sistema que fabrica en estos días, ilusiones y sueños a los más pequeños... 
Antes eran los Reyes Magos y hoy es la figura del Papá Noel.
Cuando un prisionero como yo se viste con la ropa roja y la barba blanca para ganar unos pesos de ese mismo sistema que nos oprime, les aseguro que hay una recompensa mayor y de un valor incalculable que quizás no logren imaginar.
Es el abrazo sincero y el beso inocente de un niño ilusionado, es un reconforto y un mimo al alma.
Pedidos y deseos de regalos casi en secreto al pie del oído, para que nadie se entere.
Me esfuerzo también por escuchar las voces de los niños que viven económicamente lejos de los grandes centros comerciales y lujosos shopping, con otros deseos y distintos sueños.
Pero nada de eso puedo cumplir, porque lamentablemente no tengo el poder mágico y soy apenas un prisionero más, dentro de mi propio disfraz.
Pero ustedes no saben que el hombre de la voz gruesa que en estos días hace retumbar las paredes de un shopping con su risa, el Ho, Ho, Ho, fue en su infancia un niño pobre que hacía fila en el estadio Köster para ganar en ese día, el único regalo de los Reyes Magos.
Ayer, cuando estaba rodeado de amorosos e inocentes niños, un señor mayor pasó al lado del árbol navideño y me gritó (como si no lo supiera)  que todo era una farsa para el sistema ganar más dinero.
Hay dos cosas que quizás no sabe ese desconocido señor.
Primero que ninguna transformación se hace a los gritos. 
Y la segunda, es que no tiene ni la mínima idea de quien está abajo de la vestimenta de las ropas rojas y la barba blanca.
Soy el tipo que anoche llegó a su casa y sé sacó las ropas transpiradas de calor para ganarse unos pesos.
Es el hombre que en su infancia pobre hacía fila bajo el hirviente sol de un 6 de enero, para ganarse el único regalo de los Reyes Magos.
Por eso anoche se me cayeron las lágrimas, porque no tengo la magia de poder cumplir los sueños y deseos de todos niños que viven lejos económicamente de los centros comerciales y los lujosos shopping.
Pido perdón a esos niños, un día ya grandes comprenderán que solo soy un prisionero más del sistema de consumo.
Pero sepan también padres, madres, abuelos y tíos, que cuando me pongo esas ropas y asumo el rol, no hay nadie más feliz que yo.
Porque los abrazos sinceros y los besos inocentes no tienen precio.
Porque vistiendo esas ropas yo también me confundo y pienso que tengo el poder de hacer feliz a todos y transformar el mundo.
Quizás, cuando intercambiamos miradas y risas estemos por qué no, por un instante mágico, cambiando el mundo...
No perdamos nunca la capacidad de soñar con la inocencia de los niños.
De mirarnos de frente y reír, para transformar el mundo aunque sea por tan solo un instante.
Pero no solo en estos días...
Hagámoslo como práctica de todos los días, para ver si a partir de 2025 los seres humanos somos un poquito mejor.
Empecemos por mirarnos de frente y sonreír juntos.
Quien sabe en un futuro próximo perdamos el miedo y los preconceptos y nos demos las manos. Y podamos a partir de ahí, construir juntos un mundo mejor para nuestros niños.

Artigas Osores

Fotografía clarin

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