(Escribe Freddy Planchón.) Este domingo, Dolores celebra el 50º aniversario de la inauguración del monumento a Tabaré, una obra que no solo honra al célebre personaje del poema épico de Juan Zorrilla de San Martín, sino que también pone en valor la conexión de la ciudad con su patrimonio literario y cultural.
La escultura, inaugurada el 17 de noviembre de 1974, fue creada por el reconocido artista Juan Ulrico Habegger Balparda a iniciativa de la Sociedad Criolla Tabaré. Es el único monumento a Tabaré en tamaño natural en Uruguay, una distinción que refuerza su singularidad.
El poema, publicado en 1888 y dedicado a la esposa de Zorrilla, Elvira Blanco Sienra, sitúa su trama en los paisajes del Río San Salvador, inmortalizando este entorno en la literatura nacional. En Dolores, ese legado es tangible: las calles de la Península Ramospé y su emblemático kiosco central llevan los nombres de los personajes principales del poema, como Blanca, Gonzalo, Caracé y Yamandú.
La figura de Juan Zorrilla de San Martín, considerado el "poeta de la patria", tiene presencia constante en Dolores. Además del monumento en la Península, la ciudad alberga un busto en la costanera, una calle en su honor y una obra en la Plaza Constitución, esta última realizada por su hijo, José Luis Zorrilla de San Martín.
Habegger, autor del monumento a Tabaré, fue discípulo del escultor Edmundo Pratti, cuya obra también tiene un lugar destacado en Dolores con el monumento a Giuseppe Garibaldi, inaugurado en 1956. Además, Habegger dejó su marca con esculturas de figuras históricas como José Artigas, Fructuoso Rivera, Aparicio Saravia, Batlle y Ordoñez, Luis A. de Herrera, Leonel Roca, Eduardo Fabini, Bernabé Rivera, así como de íconos populares como Julio Sosa y Carlos Gardel.
Pero el impacto de Tabaré trasciende la literatura. Su historia ha inspirado a músicos como el español Tomás Bretón, cuya ópera fue aclamada en el Teatro Real de Madrid, al argentino Alfredo Schiuma quién lució su trabajo en el Teatro Colón de Buenos Aires, y el compositor uruguayo Alfonso Broqua, que estrenó piezas basadas en el poema tanto en Montevideo como en París.
En el plano plástico, grandes artistas dejaron su huella. Destacan los lienzos de José Garnelo y Alda, que inmortalizó el encuentro entre Tabaré y Blanca, y de Manuel Ramírez, quien plasmó la muerte del protagonista. En el Museo Zorrilla de Montevideo, el legado del poema vive también en dibujos de Ulpiano Checa y un bronce del escultor español Manuel Garnelo. Este boceto, llevado al tamaño natural se conserva en Barcelona.
Este domingo, al cumplirse 50 años de la instalación del monumento en la Península Timoteo Ramospé, Dolores no solo recuerda a Tabaré, sino que celebra un capítulo esencial de su historia cultural. Una historia que conecta a la ciudad con las raíces más profundas de la identidad nacional.