(Escribe Marcelino Rodríguez) Obviamente la extensión del contenido de un artículo, está acotado tradicional y rigurosamente por los espacios que los medios escritos -especialmente en papel- tienen reservados para la respectiva información, notas y la bendita publicidad con la cual sin ella, sería imposible mantener un órgano de prensa de cualquier naturaleza.
Dicho esto y en honor al título que encabeza el presente, cada vez más se comprueba la mezquindad, degradación y miseria que conllevan las viejas reyertas políticas e históricas del Uruguay, no solo desde la génesis de las divisas, sino luego con la creación del Frente Amplio en esa transición contemporánea pero traumática y oscura, combinada entre la agresión y terror de la guerrilla sediciosa, y la redada y el yugo de la dictadura que, atentaron con sus respectivos argumentos contra la Constitución de la República. Finalmente con la recuperación de la democracia, la aparición hace poco tiempo en la miscelánea republicana, de una coalición variopinta tan similar y sin nada que envidiar, a lo que en su momento conformó la homónima de la “izquierda” y a la cual le valió el rótulo “la colcha de retazos”.
La existencia de la “grieta criolla” nadie se anima a invocarla para distanciarnos enfáticamente de los costumbrismos y modismos de nuestros hermanos argentinos, pero es evidente que en el Uruguay, si bien lo ideológico no es el motivo esencial por las transformaciones que comienzan a experimentarse en base a las acciones y hechos de unos y otros que, antes definían al individuo o sector de “derecha” o “izquierda”, hasta se empleaba a nivel de desprecio u orgullo endilgar sinónimos de “facho” o “bolche” respectivamente, partidariamente está rotundamente dividido en dos. Y hoy en día hacer alarde de contar con el 50% más uno -llámese mayoría- en cualquiera de los dos cámaras, como representar y ser responsable del Poder Ejecutivo da pena, hasta vergüenza tales guarismos. Pues será un cuento de nunca acabar lograr ponerse de acuerdo en temas tan sensibles e importantes para los orientales con el escenario a la vista para los próximos cinco años.
Más allá de eventos que también han tenido su significancia más contundentes a la hora de requerir el sufragio popular ante una elección, plebiscito o referéndum, lo que este octubre 27 vivimos fue el fiel reflejo del texto “la biblia junto al calefón” del reconocido tango “Cambalache”.
El Frente Amplio en esas disputas internas entre moderadores y extremistas que conjugan los pro país del modernismo, la plusvalía, meritocracia, revolución, el anarquismo y el colectivismo, con un “PIT CNT” que nada tiene que hacer en dichas huestes pero se involucra porque se siente parte y lo reconoce públicamente, hizo que el propio trabajador y el ciudadano independiente le cobrara su hibridez a la hora de marcar una posición responsable en los dos temas en discusión. La unidad fue un simple holograma que ni disimular pudieron.
Por tanto la desorientación, el tire y afloje, y el bendito “Poncio Pilatos” que estuvo a la orden en el “FAPIT” -alias que me desagrada por ser utilizado por los contras peyorativamente y con bastante razón por los indicios- provocó que reventara la cuerda por el lado más débil, más abandonado a propósito en lo que respecta, por un lado, al plebiscito de la Seguridad Social. El pueblo voto lo que voto gracias a sus voceros a favor, los detractores y los cobardes, falsos, demagógicos; y que conste: este resultado se constituirá en una bomba de tiempo en las manos de todos los orientales, ni hablar del próximo capítulo que se trae entre manos la “muchachada de las mateadas junto a sus líderes descontentos”, los cuales no dan puntada sin hilo y como el niño caprichoso dueño de la pelota, si no juegan con él se la lleva y se termina la historia
Ni el pobre abuelo moribundo, ex guerrillero reconvertido a la vida civilizada y democrática luego de que el pueblo le diera la bendición para que fuera Presidente de la República, en varios spot publicitarios pudo cambiar el destino del resultado de lo que estaba en cuestión. Patético el escenario en general.
Por otro lado la coalición en la misma dirección pretendió justificar los serios problemas de inseguridad, y exhibió en la “vidriera” para generar impacto y shock, el narcotráfico, el crimen organizado y aprovecho a reincidir en tirar al aire y contra los orientales y sus familias sin excepción, nada menos y nada más que modificar de la Carta Magna las condiciones sobre el Allanamiento Nocturno en nuestros hogares. Pese a ser ávidos sabedores que estos macros flagelos del crimen ya no parten solo desde los barrios carenciados, las cárceles; se desarrollan en tales entornos ideales con la connivencia de una gran cantidad de operadores en sus respectivos ramos. Pero el pez gordo y el narcotráfico a la cabeza ya no responden a aquella imagen folclórica de un símil de Pablo Escobar. Estos narcos aggiornados son gente influyente, con poder, empresarios a título de ejemplo, dedicados a amplios negocios con cobertura legal para lograr uno de los convidados de piedra del tráfico de drogas, armamento y demás: el lavado de activos y otros menesteres.
Estimados ante eso es imposible encarar y no tengan la más mínima duda que eso compra políticos, policías, militares, sindicalistas, jueces, fiscales, abogados defensores y hasta el funcionario público de menor cuantía o ciudadano común sin responsabilidad alguna, como para mostrar significativamente y querer reflejar que el síndrome del negocio de las drogas y monstro de todos los males reside en las míseras y lastimosas “bocas”. Regenteadas por madres jefas de hogar, familiares y mayores entre ladrones de toda calaña que prefieren y les resulta más práctico, efectivo obtener “plata dulce” mediante el mercadeo de tales sustancias que “salir de caño” -como le llaman- a efectuar rapiñas con el serio riesgo de convertirse en un asesino y decantar el evento con carátula de homicida. O en último caso, conseguir un trabajo en blanco, en negro pero digno.
Gracias políticos uruguayos por ésta mescolanza y ensalada de temas que no lograron resolver en los recintos parlamentarios junto al Poder Ejecutivo y, al querernos pasar la pelota tampoco alcanzaron convencer a nadie o por lo menos a una mayoría; sencillamente quedó demostrado que lo importante para vosotros, es asegurarse -período a período- cada uno la banca, los cargos ejecutivos y todos la parafernalia detrás de ustedes que engrosa el pesado presupuesto del Estado. Sin olvidar las intendencias, sus “curros”, clientelismos, amiguismos y nepotismos que desangran “al paisito” gota a gota sin importar banderías.
Haciendo honor a la libertad de decisión en el cúmulo de derechos del sistema de gobierno menos malo, como lo es la Democracia representativa, solo queda optar por las siguientes posibilidades después de todo este entuerto: Votar al profesor cuyo discurso oscila entre furcios cantinflescos y gauchescos; al abogado cuya retórica transita entre lo melancólico y enternecedor; poner en el sobre de votación una rodaja de mortadela o paleta según el extracto social o poder adquisitivo, o lisa y llanamente votar en blanco por aquello de que todo da igual. O sea, en pocas palabras lo que se confirma cuando se imputan entre adversarios, al pretender conquistar simpatizantes a favor propio: “Es más de lo mismo; es la continuidad”.