(Escribe Artigas Osores)  Fue ya de grande que me enteré por mis amigos de infancia que confesaron la razón de lo que para la mayoría era un tabú en aquellos tiempos. 
Del por qué Con Los Mismos Colores jugaba el mejor fútbol de la ciudad en la década de los años `60 y comienzo de los `70. Muchos estuvieron de acuerdo o casi todos que Zoilo Viera fue el responsable cuando era técnico de futbol del ya desaparecido club de Baby Futbol “El Puente”.
“El motivo era porque practicábamos en el triángulo al pie de la explanada del puente, frente al manantial”, comentó Escalada Roa y fue acompañado de un coro de risas ante mi asombro por que no entendía absolutamente nada el motivo de tanta algarabía.
Pero enseguida uno a uno fue contando anécdotas de aquellas lejanas tardes que después de la escuela iban a entrenar.
Hacía pocos años que el puente que cruza el río Negro había sido inaugurado y el tránsito hacia el sur del país había facilitado el transporte desde el litoral norte tornándolo para aquella época bastante intenso, lo que patear la pelota con violencia se tornaba un ejercicio peligroso, pero no solo era eso, es que el humilde club de barrio tenía solo una pelota en buenas condiciones lo que dificultaba el entrenamiento cada vez que la pelota cruzaba por arriba de la ruta, iba a parar a los ligustros de la cancha de Bristol, o en los peor de los casos al patio de un bar de ambiente, donde no era conveniente por más que fuera un horario donde no había actividad, ver muchachos o niños saltando el alambrado para ingresar a un lugar de sospechosas actividades, aunque solo fueran a buscar la pelota.
El método para solucionar ese problema lo resolvió Zoilo en su primer día como técnico, cuando advirtió severamente a sus jugadores que el que la tirara fuera de las líneas imaginarias de la cancha tendría que ir a buscarla. “De puro vagos no más, por pereza de ir a buscar la pelota es que comenzamos a tratarla con cuidado y cariño” comentó Juancito Britos, pero todos a esa altura ya sabíamos que no era verdad.
La historia había comenzado mucho antes, Zoilo Viera había visto nacer al club de su corazón, acompañó todo el proceso, las dificultades, las amarguras y el tema de la plata que nunca era suficiente. Después vinieron las lindas, el Ta-Te-Ti, El expreso del Bajo y los campeonatos, los grandes jugadores y la tristeza y el dolor de volver a la B.
“La pelota tiene que ir de pie en pie”, era la doctrina del futbol jugado con distinción, estilo y elegancia por más que a veces allá atrás siempre había uno que la reventaba cuando “las papas quemaban”.
Entonces los nombres fueron surgiendo sin esfuerzo alguno y sin comparar si este o aquel jugaba mejor que el otro, todos hacían parte de ese engranaje de una máquina de jugar al futbol.
“Por eso destacar a alguien en este momento me parece injusto, capaz otro día recostado al mostrador de la cantina puede ser… aunque siempre vamos a quedar en deuda porque no lo vimos jugar a todos”, comentó otro amigo que no quiere que lo nombre.
Aunque todavía suene un poco irrisorio eso “del que la tira la va a buscar” como justificativa para no pegarle de punta, y tocar y tocar hasta llegar al área rival, bien antes de las prácticas en el triángulo del puente, y porque eran escasas las pelotas, ya era como algo hereditario, algo que estaba en el ADN de los jugadores de Con Los Mismos Colores. Igual me parece muy justo que mis amigos de infancia, aquellos que supieron con orgullo vestir la vieja camisa de “El Puente” lo tengan siempre presente.
Tal vez no sepa ni le importe, que fue y todavía es un referente para todos los gurises y muchachos del barrio Palo Alto, y ya no lo digo como técnico, lo digo como persona, como ejemplo de ser humano.
Aparte de todo eso que no es poco, también nos marcó como generación sus escritos en el diario con el seudónimo de ZOVIC.
Por eso ahora cuando lo vea le voy a gritar con alegría: ¡¡El que la tira la va a buscar Zoilo!!

Artigas Osores