13 de August del 2024 a las 15:21 -
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Alberto Fernández: los moretones del poder
Fernández, como toda esta ralea de energúmenos empoderados, es un cínico que en sus discursos condenaba la violencia a la mujer: “Es una vergüenza que en Argentina una mujer padezca violencia de género. Y, por lo tanto, debemos entender de una vez por todas que eso no puede seguir ocurriendo”. Del discurso feminista, a los golpes a su mujer entre los cómodos muros de su residencia. y cobarde.

(escribe prof. Alejandro Carreño T.) El expresidente argentino, Alberto Fernández, cuyo candidato presidencial Sergio Massa recibió una paliza en las últimas elecciones a manos de Javier Milei, vive los momentos más complicados de su vida fuera del poder. Pero él se dedicaba a dar palizas a su mujer cuando el poder le sonreía, y nada hacía prever que su fin político y su condición de presidente respetuoso y respetable, estaba a la vuelta de la esquina. Hoy, los bonos de Alberto Fernández no valen nada; por el contrario, quien golpea a una mujer merece el desprecio sin reservas de toda persona con un mínimo sentido de humanidad, cordura y respeto por los otros, más aún si se trata de su propia compañera de ruta.

Cuando el poder se convierte en actos propios de matón de barrio, de compadritos dominadores de la mujer a la que se creen con derecho de ultrajar y lastimar, como Fernández lo hizo con Fabiola Yáñez, con quien compartió una vida en común desde el año 2014, cuando intercambiaron anillos de compromiso, aunque nunca se casaron, la corrupción moral se apodera de él, y quien lo ostenta asume que está por sobre el bien y el mal. Es lo que sucedió con Alberto Fernández. Por eso, tampoco le importó al expresidente que su mujer fuera la madre de su segundo hijo, Francisco (el primero es de otra relación), el año 2022.

Al matón, protegido por el poder, solo le importa su entorno que oculta sus escándalos y realza su vanidad de hombre recio a cambio de migajas de poder. Fernández, como toda esta ralea de energúmenos empoderados, es un cínico que en sus discursos condenaba la violencia a la mujer: “Es una vergüenza que en Argentina una mujer padezca violencia de género. Y, por lo tanto, debemos entender de una vez por todas que eso no puede seguir ocurriendo”. Del discurso feminista, a los golpes a su mujer entre los cómodos muros de su residencia.   y cobarde. Al final, Alberto Fernández no era más que un ser pusilánime y despreciable.

Fabiola Yáñez lo desenmascaró. Hizo pública las agresiones sufridas, físicas y sicológicas. Acompañó su denuncia con pruebas irrefutables audiovisuales y escritas, que desnudaron la naturaleza espuria del expresidente de Argentina. Durante un tiempo, la Casa Rosada se tiño con los colores de los moretones de una mujer que fue Primera Dama, a manos de un hombre que fue Presidente de Argentina, pero que hoy no es más que un pobre diablo que deberá enfrentar la justicia, y pagar ante la ley sus tropelías cometidas con tanto cinismo, cobardía y desfachatez, amparado por el poder omnímodo de la banda presidencial.

Alberto Ángel Fernández: tus tiempos de moretones a la madre de tu hijo Francisco, terminaron con la denuncia de una mujer valiente. Ahora son los tiempos en que deberás pagar tus culpas y enfrentar a la justicia como cualquier villano.

La sociedad civilizada espera que así sea.

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