Ignacio Errandonea, integrante de la organización Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, solicitó que el próximo gobierno asuma el compromiso de exigir a las Fuerzas Armadas la verdad sobre el destino de los detenidos desaparecidos en dictadura, “porque tienen mucha documentación que no han proporcionado”. Además, reclamó una política de Estado en la búsqueda de la verdad para comenzar a cerrar este proceso.
El martes 30 de julio, la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) confirmó el hallazgo de nuevos restos humanos, cubiertos con una gran cantidad de cal y una losa en el Batallón N°14 de Paracaidistas en Toledo. En el mismo predio militar ya se habían encontrado los restos de detenidos desaparecidos durante la dictadura cívico-militar (1973-1985), como Amelia Sanjurjo, Julio Castro y Ricardo Blanco Valiente.
Por su parte, Alicia Lusiardo, coordinadora del Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF), brindó más detalles a la prensa sobre el nuevo hallazgo.
Lusiardo manifestó que los restos hallados en las últimas horas se encuentran a unos 180 metros de los restos de Amelia Sanjurjo y a 200 metros de los del maestro Julio Castro y de Ricardo Blanco Valiente. Agregó que además están a un metro de algunas trincheras que se realizaron en 2009.
“Hemos ubicado todas las excavaciones de años anteriores, porque en este punto casi exacto se excavó en 2005 y 2009, y en ninguna de esas dos ocasiones se encontró esta fosa clandestina. Estamos buscando algo muy pequeño, de apenas dos metros por 80 centímetros de ancho. Es necesario abordar centímetro a centímetro todo el terreno que tenga potencial para un hallazgo. De lo contrario, podríamos dejar fuera nada más y nada menos que la posibilidad de encontrar a una persona”, expresó Lusiardo en declaraciones a En Perspectiva.
La antropóloga confirmó que el nuevo hallazgo presenta características similares al enterramiento de Amelia Sanjurjo, es decir, “hay una repetición en el patrón”. Los restos óseos estaban enterrados a unos 70 centímetros de la superficie, rodeados de gran cantidad de cal y debajo de una losa de gran espesor. En este caso, los restos estaban más cerca de la superficie, ya que en ese lugar no había posibilidades de excavar más profundo cuando los perpetradores hicieron la fosa. “No cabe duda de que se trata de restos de un detenido desaparecido”.
“El esqueleto está en buen estado de conservación. Todavía no hemos terminado de extraerlo completamente; nos quedan los miembros inferiores. Ya hemos recuperado el cráneo, parte de los miembros superiores y parte del tórax”, detalló Lusiardo.
Explicó que algunas piezas óseas ya han sido retiradas debido a un pequeño desplazamiento causado por la retroexcavadora. “El cráneo se desplazó un poco, pero ya lo hemos retirado, junto con algunas vértebras, costillas y parte de los hombros”.
Lusiardo informó a la prensa que, además, se encontró material textil que aún no se ha terminado de extraer e identificar. Aclaró que, aunque parece tratarse de una prenda de vestir, en algunos casos los textiles podrían haber sido utilizados para transportar los cuerpos, como en el caso de sábanas.
La investigadora expresó que el grupo de antropólogos considera que se trata de un solo individuo, cuyo sexo aún no se puede determinar. Sin embargo, hasta que se abra una segunda trinchera y se delimite la fosa en su totalidad, no se podrá afirmar con seguridad.
Por otro lado, se refirió a la urgencia del trabajo, señalando que, dado que los restos óseos han estado resguardados durante tantos años con cal, una losa y tierra, al entrar en contacto con el medio ambiente comienzan a cambiar de condición y a deteriorarse. “Por ello, es necesario proceder lo más rápido posible con la extracción, el acondicionamiento y el traslado”.
La profesional expresó que la custodia del lugar debe ser realizada por el equipo de antropólogos, a pesar de la presencia de una custodia militar. “Si hay un hallazgo de restos, no podemos movernos hasta completar su extracción”.
Manifestó que el predio militar es de máximo interés para la búsqueda de restos de desaparecidos, ya que se trata de un extenso monte antiguo y de una zona con “varios señalamientos” que, aunque vagos, son importantes.
Después de que se retiren completamente los restos óseos del predio militar, siguiendo la cadena de custodia -un documento que garantiza la trazabilidad de los restos desde el momento de la extracción hasta su llegada al lugar donde serán resguardados-, estos serán trasladados a las instalaciones del laboratorio del equipo forense. Posteriormente, se nombrará a la junta médica. El primer paso será radiografiar todas las piezas óseas antes de su acondicionamiento, limpieza y análisis. Luego se tomará una muestra que se enviará al laboratorio del equipo de antropología forense en Córdoba, Argentina, donde se extraerá un perfil genético de los restos óseos o dentales para compararlo con la base de datos de familiares de uruguayos detenidos desaparecidos. Si se encuentra una coincidencia, se estudiará estadísticamente la posibilidad de que sea un hallazgo al azar o de que realmente corresponda a la persona que se está buscando; en caso afirmativo, se procederá con la identificación. Si no se logra la identificación, como ocurrió con Amelia Sanjurjo, se iniciará un proceso para determinar la problemática a resolver con el fin de lograr la identificación.
Perciballe: “Se ha trabajado en un 50% del predio cautelado por la Justicia”
El fiscal de Delitos de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, reconoció que no se contaba con un dato preciso sobre el enterramiento clandestino. Más bien, se trató de un hallazgo realizado como parte de la rutina diaria de los antropólogos.
Dijo que el Batallón 14 es un objetivo importante y que se continuará trabajando en él. “Hasta el momento, se ha trabajado en el 50% del predio cautelado por la Justicia”.
“Con este cuarto hallazgo en el mismo predio militar, queda comprobado que el Batallón 14 fue utilizado como lugar de enterramiento clandestino. No sabemos si hay más cuerpos”, señaló el fiscal.
Perciballe manifestó que cada hallazgo significa una “conmoción y una responsabilidad muy grande” para todo el equipo de la Fiscalía.
Errandonea: “El nuevo gobierno debe asumir el compromiso de exigir la verdad”
Por su parte, Ignacio Errandonea, integrante de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, exhortó al próximo gobierno a “asumir el compromiso de exigir a las Fuerzas Armadas que aporten la verdad” sobre el destino final de los detenidos desaparecidos durante la dictadura.
A la vez exigió el compromiso de que la búsqueda de la verdad se convierta en una política de Estado.
“Dado que en las Fuerzas Armadas la característica fundamental ha sido la cobardía, la mentira y el ocultamiento de la información, no contamos con datos precisos”, remarcó Errandonea en declaraciones a Subrayado.
Hasta el momento, se han identificado los restos de seis personas desaparecidas durante la dictadura, de un total de 197 individuos que sufrieron este destino. Estos son: Amelia Sanjurjo, cuyos restos fueron encontrados en junio de 2013 en el Batallón 14 de Paracaidistas de Toledo, pero su identificación se confirmó el 28 de mayo de 2014; el escribano Fernando Miranda, cuyos restos fueron hallados en diciembre de 2005 en el Batallón N°13 de Infantería; Ubagesner Chávez Sosa, cuyos restos fueron encontrados en 2006 en una chacra de Pando; el maestro Julio Castro y el comerciante Ricardo Blanco Valiente, cuyos restos fueron encontrados en 2011 y 2012, respectivamente, en el Batallón 14; y el odontólogo y militante del PCU, Eduardo Bleier, cuyos restos fueron identificados en octubre de 2019 en el Batallón 13 de Infantería.
(*) fuente: PIT CNT