Otra vez y como siempre el mundo del fútbol o por lo menos en este continente se habla en todos los medios deportivos de un Brasil – Uruguay, de la rivalidad, aunque ya los más jóvenes ni nombren el "Maracanazo", y hasta porque “la amarelinha” tampoco ya es la misma.
Es lógico que el tema sea este, a pesar de las realidades del país exijan hablar de otros temas.
Pero el fútbol tiene ese poder, por lo menos hasta el pitazo final del árbitro, siempre y cuando el resultado no sea favorable, porque de serlo, ya empezaremos a mirar y hablar de los que viven del otro lado del charco, aunque antes tendremos que pasar por los "cafeteros".
Y la discusión de este país de tres millones y medio de técnicos es como enfrentar a los norteños, nadie escapa a esa trampa del vaticinio del resultado más allá de lo que puede suponer la lógica, porque sí, somos pasionales y ganar y eliminar a Brasil, tiene y siempre tendrá ese sabor especial.
Pero lo que quería contar es sobre como el “Loco” Bielsa prepara el equipo, las jugadas que ensaya y sobre todo cuáles serán las palabras motivadoras (tan común en estos días) minutos antes de los jugadores celestes entrar a la cancha.
Y recordé a Lalo García, técnico del Piteta Fedullo, el club de Baby Fútbol del barrio Palo Alto, allá por los setenta y pocos, y que si pudiera se lo haría llegar a Bielsa como consejo.
Un domingo soleado de primavera allá en la cancha del parque Don Bosco, jugaban la gran final Sendas del inolvidable Tío Cabrera vs Piteta Fedullo.
Estos dos equipos venían de realizar un campeonato extraordinario y con partidos memorables, goleadas formidables; y que los más viejos recordarán con nostalgia de como sé llenaba de gente para ver jugar a los gurises, que en su gran mayoría eran provenientes de barrios pobres y familias humildes.
Por esos campos hoy desolados, pasaron grandes jugadores que supieron construir una hermosa historia en los clubes que pasaron y defendieron con hidalguía la tricolor de Soriano.
Fui testigo de la historia que les voy a contar. Yo era el aguatero del cuadro de mi barrio, porque al final las profecías del viejo Chino López se cumplirían de forma exacta.
Después de una práctica en la canchita de la placita Mateo Fúnez, donde hoy están las viviendas frente al Liceo Campos, el viejo “Chino” López que había observado todos los movimientos de los jugadores, me llamó y me dijo casi al oído y en voz baja para que nadie escuchara: “No lo tome a mal m`hijo, pero hay dos cosas que usted nunca será en la vida, ni astronauta y ni jugador de fútbol”.
Y desde ese día pasé a ser el aguatero del cuadro donde jugaban mis amigos y compañeros de la escuela 11.
Aunque después de cumplir mis dieciocho años, envié varias cartas a la embajada de EEUU comunicando mi deseo de ser astronauta sólo para contrariarlo al Chino, pero nunca me respondieron, y mi vieja para consolarme, decía que los gringos no entendían el Idioma Español.
Volviendo a la final de aquella tarde, al finalizar el primer tiempo perdíamos 2 a 0, los jugadores del Piteta Fedullo salieron cabizbajos y algunos hasta con lágrimas en los ojos, le alcancé el bidón de agua a uno de los jugadores y luego de beber, se lo fueron pasando de mano en mano.
Entonces Lalo García, se dirigió a cada uno de ellos y mirándole a los ojos les dijo con énfasis: ¡¡Ustedes jueguen!!
Era un cuadrazo el del Tío Cabrera, pero el de Lalo era mejor.
Ganamos el partido 5 a 2 y salimos campeones.
Hubo fiesta allá en el Bajo, cerca del río, donde comienza la avenida Lavalleja.
No tengo la pretensión que Bielsa lea este artículo, sólo quiero que el “Loco” les diga a los jugadores celestes, lo mismo que Lalo les dijo a los gurises pobres de mi barrio en aquel lejano domingo de primavera.
¡¡Ustedes jueguen!!
Artigas Osores
En la fotografía: De izquierda a derecha arriba: Juan Olivera, Julio Eroza, José Delgado, Nino, Menezes García, Nery Martinelli, Lalo García (DT).
Abajo: Marcos "Zapallito" López, Heber "Tatita" Poveda, Juan Antonio "Zargala" Ortiz, Guillermo Lazoguet y Carlos "Cascara" Pereira.