Muchas veces el ser mujer tira por tierra la inteligencia, la fuerza y las ganas.
Pero no solo viene de parte del hombre, sino que el peor enemigo de una Mujer que pone los ovarios sobre la mesa, es otra mujer. No soy feminista ni mucho que se le parezca. Me encanta ser mujer, ser femenina. Me encanta el piropo sano, la gentileza de las buenas costumbres como ceder la pared a la dama, el regalo de una flor, el dar un asiento o que te dejen pasar adelante cuando se entra a un lugar. 
Pero se ha perdido la solidaridad de una mujer hacia otra. Y muchas veces te llegan a herir con un simple comentario.
Desde que tengo conciencia soy una mujer como se dice ahora EMPODERADA.
Me siento capaz de que con la VERDAD llegás a todos lados.
Nací y me crié en un barrio humilde pero no cambié. Sigo siempre siendo la misma gurisa del TÚNEL. Capaz que la vida me hizo más fuerte, que aprendí a luchar contra molinos de viento... No lo sé. Lo que sí sé es que nada ni nadie puede destruir mi esencia y así pienso seguir.
No hago promesas que después no sé si puedo cumplir y me manejo con la VERDAD PORQUE ES LA MANERA DE SER LIBRE.
SALGO A LA CALLE CON MI MEJOR SONRISA TODOS LOS DÍAS, PORQUE LA GENTE NECESITA QUE OTRO  LE SONRÍA O LO ABRACE. 
Desde mi lugar, como siempre voy a seguir LUCHANDO en silencio o con UN MICRÓFONO por el que no tiene voz y sin fotos de lo que se hace. 
YO NO AGITO A NADIE, NI DESESTABILIZO EMOCIONALMENTE A NADIE... AL CONTRARIO, LA IDEA ES ESTAR DEL LADO DEL MÁS DÉBIL si no perdería mi esencia.