Se calcula que casi 900.000 uruguayos padecen de “ojo seco”, una enfermedad de detección inmediata en consultorio, que viene en crecimiento en los últimos años, sobre todo en los jóvenes de entre 18 y 24 años.
Aunque ya se trataba de una problemática existente, con el aumento en la exposición a las pantallas, el síndrome de ojo seco aumenta exponencialmente. Esta patología de superficie ocular que desde hace años es más frecuente en mayores de 50 años, ahora comienza a afectar a más temprana edad, incrementándose en jóvenes de entre 18 y 24 años.
La suba en las consultas se da, sobre todo, en aquellas personas que utilizan lentes de contacto y que están expuestas por largas horas a pantallas. Aproximadamente entre un 10 y 30% de la población tiene esta patología que, aunque es más común en población mayor a 50 años.
“Es un síndrome que está subdiagnosticado, la gente padece los síntomas y no sabe que tiene”, afirmó Rosario Varallo, profesora adjunta de la Cátedra de Oftalmología, especialista en Cirugía de Cataratas y Glaucoma e integrante de la Clínica Oftalmovisión.
Existen dos tipos principales de “ojo seco”: el hiposecretor que es cuando el ojo se caracteriza por tener poca lágrima; y el evaporativo, que suele ser la afección más frecuente, que es cuando el ojo tiene mala calidad de lágrima debido a una disfunción en las glándulas que se ubican en el borde de los párpados (glándulas de meibomio).
Los síntomas del “ojo seco” pueden ser varios: desde la sensación de arenilla, ardor, el enrojecimiento del ojo, sequedad, sensación de cuerpo extraño, intolerancia a los lentes de contacto, visión borrosa variable, hasta incluso lagrimeo en los casos de mala calidad de lágrima.
El uso de pantallas (celulares y/o computadoras) hace que disminuya la frecuencia de parpadeo, provocando una alteración en la lubricación de los ojos que puede generar daño ocular. En tanto, la exposición a ambientes secos con exceso de uso de aire acondicionado o calefacción también pueden empeorar los síntomas de ojo seco.
El ojo seco es una enfermedad multifactorial crónica y extremadamente frecuente, puede ser de tipo leve a severo, y, en ocasiones, puede deberse a causas generales del organismo que hay que diagnosticar y tratar.
Su detección es inmediata y precisa mediante estudios oftalmológicos que definirán el tipo de ojo seco que se padece. La identificación a tiempo es fundamental para lograr un tratamiento oportuno, que mejore la calidad de vida del paciente y evite que derive en complicaciones mayores como daños en la superficie del ojo.