Vamos a transmitir una situación que se suscita en los días de lluvia muy intensa en las viviendas del SIAV sitas en calle Larrañaga entre Don Bosco y Casagrande, pues se ha generado alguna problemática para desaguar de este pasaje público el importante flujo de agua caído, con las consecuencias negativas que ello ocasiona. A través del tiempo las cunetas se han ido rellenando, se les han colocado diferentes rampas o puentes para acceder a las viviendas que en algunos casos dificultan el paso del agua y también los caños existentes en las cabeceras de la calle están algo obstruidos, todo lo que ocasiona la retención y el anegamiento de la zona. Por tanto creemos importante realizar una intervención a fin de solucionar o mitigar esta temática. Solicito traslade nuestro planteo al Ejecutivo Departamental y a la comisión correspondiente.
Por otro lado en calle Sánchez casi Cerrito, pegado al vacunatorio, se encuentra Traumatología y Fisioterapia del hospital de Mercedes, Dr. Zoilo Chelle. Muchas de las personas que allí concurren padecen trastornos o lesiones del aparato locomotor y por obvias razones las dificultades que ello implica. Por tanto creemos pertinente se deba establecer frente al servicio, un estacionamiento reservado sobre la izquierda, marcado exclusivamente para ascenso y descenso de pasajeros, a los solos efectos de mejorar el acceso al centro de traumatología y fisioterapia. Solicito traslade nuestro planteo al Ejecutivo Departamental y a la comisión respectiva.
Por otra parte, no entendemos la razón que ha llevado a que algunos inadaptados vandalicen la cartelería de la calle Pascasio Báez Mena en más de una oportunidad o que directamente se la lleven conjuntamente con la columna como sucedió ahora. Este 20 de junio próximo pasado se cumplieron 52 años de aquel fatídico día de 1972, cuando se encontrara el cuerpo sin vida de este humilde peon rural. Luego de mantenerlo cautivo por casi 2 meses, fue asesinado inyectándole una sobre dosis de pentotal el 21 de diciembre de 1971, a manos del MLN Tupamaros, por el solo hecho de haber encontrado una tatucera en la estancia Espartacus, cuando estaba buscando un animal que se le había perdido. Recalcar que esto aconteció en plena democracia y su cuerpo estuvo desaparecido por casi 7 meses, oculto, enterrado en las cercanías del lugar para ser descubierto y exhumado el 20 de junio de 1972, convirtiéndose en el primer desaparecido. No era militar, no era policía, era un humilde trabajador, padre de familia. Por tanto como decíamos en un principio, no entendemos la razón que incluso hoy, algunos se sigan ensañando con la memoria de este inocente y modesto peón rural. Solicito traslade nuestras palabras al ejecutivo departamental y a la diputada María Fajardo.