Los subtipos escamocelular y basocelular son los más frecuentes, y en la mayoría de las ocasiones se detectan en etapas tempranas. En Uruguay se diagnostican más de 3100 casos por año y fallecen 135 personas durante el mismo periodo de tiempo (Registro Nacional del Cáncer 2016-2020). Debido a su detección temprana tienen una alta tasa de curación, para lo que se requiere de una intervención quirúrgica en la que se remueve el tejido afectado.
La piel es el órgano más grande del cuerpo que nos protege contra el calor, la luz solar, las lesiones y las infecciones. Aunque el cáncer de piel puede manifestarse en cualquier parte, es más frecuente en las áreas del cuerpo más expuestas a la radiación solar como la cara, el cuello, las manos y los brazos. La piel clara, con pecas, que no se broncea o se broncea mal, los ojos azules, verdes o de color claro, así como el cabello rojo o rubio constituyen factores de riesgo que aumentan las posibilidades de padecer cáncer de piel. Sin embargo, cualquier persona puede desarrollar estos tumores, incluso quienes tienen un fototipo menos propenso. Además, la inmunidad individual y factores genéticos también influyen en el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
El principal factor de riesgo para esta patología es la exposición a los rayos ultravioletas (UV) de la luz solar cuyo daño es acumulativo y se manifiesta en el bronceado de la piel, por esto que no existe el bronceado seguro. Los rayos UV también afectan los días ventosos o nublados, por lo que las medidas de cuidado de la piel deben tomarse todo el año. El índice UV diario está disponible en la página web de INUMET.
Siempre se debe consultar al dermatólogo en caso de encontrar lesiones nuevas en la piel o una ya existente que cambie de tamaño, forma, color o volumen. Además de los ya mencionados, otros factores de riesgo para el desarrollo de esta patología son:
- Tener antecedentes familiares de lunares poco comunes (síndrome de nevo atípico) o de melanoma incluyendo los síndromes de predisposición hereditaria al melanoma.
- Tener antecedentes personales de quemaduras de sol, sobre todo de la infancia o la adolescencia, o de melanoma.
- Tener muchos lunares.
- Tener el sistema inmunitario debilitado.
¿Cómo se previene el cáncer de piel?
- Evitar el sol directo entre las 10 y 16 h cuando las radiaciones ultravioletas son más intensas; es preferible disfrutar a la sombra durante este lapso.
- Usar sobre la piel seca al menos 30 minutos antes de la exposición al sol un protector solar factor 30 FPS o superior.
- Usar sombrero o gorro, prendas oscuras que repelen los rayos UV (como negro, rojo o azul), preferiblemente de manga larga, y gafas de sol con filtro UV certificado.
- Reponer el filtro solar cada 2 o 3 horas, después de nadar, practicar deportes al aire libre o sudar en exceso.
- No exponer directamente al sol a los menores de un año y abstenerse del uso de camas solares.
- Realizar autoexámenes periódicos de la piel. Un espejo y buena luz son suficientes para detectar lunares sospechosos, incluso en áreas como palmas de las manos, plantas de los pies, orejas y cuero cabelludo.