La tan sonada frase del vocabulario judicial “A las pruebas me remito", no deja de ser por estos días nada más que una frase sin sentido debido a que figuras públicas con cargos importantes han declarado públicamente que borrar chats que la justicia podría tomar como pruebas, demuestran que son una prácticas sistemáticas de gente que está convencida que son superiores a nosotros, simples de a pie.
Así lo demuestran los hechos…
Las declaraciones de la hasta hace poco fiscal Gabriela Fossati hoy dirigente del Partido Nacional, aseguró en los medios capitalinos que debido a las divulgaciones de chats en el marco del caso de Alejandro Astesiano, no recomienda a nadie entregar el teléfono celular para que forme parte de una investigación.
Pero como si esto no fuera suficiente por la gravedad de sus declaraciones, la ahora exfiscal afirmó que si se lo solicitaran a ella, rompería el aparato. "Yo si fuera presidente de la República, con todo lo que está pasando, le aconsejo que no dé su teléfono. A ustedes -dijo mirando a los periodistas- les aconsejo no den su teléfono. A partir de esto, si mañana me vienen a buscar mi teléfono, yo lo piso y lo rompo bien".
Pero hay más en este país donde la impunidad es un privilegio de los que “están arriba "de nosotros".
Las graves denuncias hechas por Artesiano en una carta enviada al diario "Crónicas de Este" desde la cárcel, hablan en claro de cómo se manejan estos asuntos en la órbita de la justicia. Dice el ex custodio y hombre de confianza del presidente del República en la misiva: “Me gustaría que le preguntes a (su exdefensor Marcos) Prieto con qué me amenazó Fossati a mí para que firme”
Si rechazaba el acuerdo, Fossati le daría una condena por diez años de cárcel y revelaría a su esposa mensajes comprometedores con otras mujeres.
Finalmente, el acuerdo abreviado implicó cuatro años de prisión. “Decime, ¿qué hacés? Yo opté por cuidar mi familia”, concluyó Artesiano a Crónicas del Este, en diálogo epistolar que publicó el pasado viernes.
Pero no quedó ahí su acusación, también aseguró el presidiario que Gabriela Fossati utilizó el caso para ascender políticamente: “Es evidente que esto le trajo el lugar que ella tiene hoy”.
“¿Sabés cuánta gente está desde hace años para ocupar una banca, trabajando, juntando gente, ayudando en los barrios a gente necesitada?”.
Pero la práctica de apagar pruebas y borrar chats, tiene una larga fila de señores y señoras que ocupan cargos importantes de la vida pública de este país.
Como por ejemplo la denuncia anónima de un grupo de policías al departamento de Asuntos Internos del Ministerio del Interior que acusan que dicha jerarca ingresó a computadoras de la Inteligencia Penitenciaria y borró información que comprometía al exdirector del Comcar Carlos Tarocco, condenado por la investigación paralela que se hizo en el marco de la causa del exsenador Gustavo Penedés.
La denuncia contra un comisario que trabaja en la Cárcel de Mujeres dice que la mujer cambió las cerraduras de la oficina de Inteligencia de esa unidad. “Durante semanas” se dedicó a eliminar datos tanto de computadoras como de celulares que pertenecen al Instituto Nacional de Rehabilitación.
Inmediatamente que la información fue eliminada, la jerarca ordenó que se revisara la oficina con el fin de encontrar elementos que pudieran colaborar con la causa que investiga la fiscal de Delitos Sexuales de 6° Turno, Alicia Ghione. Dando claras pruebas de cómo se burlan de la Justicia y el conjunto del pueblo uruguayo.
Pero los policías que hicieron la denuncia, reconocen que ya no servía de nada revisar, porque la directora de la Cárcel de Mujeres se había encargado de borrar lo más importante.
Este es el “Modus operandi” de señoras y señores que se sienten protegidos por un presidente que siempre declara no saber nada.
Pero hay mucho más de toda esta práctica sistemática de intentar engañar la justicia y el pueblo uruguayo, aseguro a los compatriotas honestos que faltaría espacio para citar más ejemplos.
Pero si todo esto no es suficiente para convencernos de que la corrupción y la impunidad no hacen parte del día a día de nuestro país, a las pruebas me remito.
Este es el pensamiento de un ingenuo hombre que sueña que es posible que nuestro pequeño país sea transparente y justo.
Creo que lo merecemos...
Artigas Osores