La compañera que recuperamos hace un año en el Batallón 14 es Amelia Sanjurjo, militante del PCU, luchadora por la libertad, estaba embarazada cuando la secuestraron, la torturaron y la mataron en la dictadura fascista. La vigilaron, la persiguieron, la secuestraron en la calle cuando iba a su trabajo un 2 de noviembre de 1977. La detención de Amelia no fue un hecho aislado, fue en el marco del Plan Horgan, una operación de exterminio contra la izquierda y el movimiento popular pero muy especialmente contra el PCU.
La llevaron al centro clandestino de detención de la Tablada donde mandaba el OCOA (organismo coordinador de Operaciones Antisubversivas) la torturaron con saña. Con la bestialidad de la tortura y la furia fascista destruyeron su cuerpo, pero no su conviccion, su firmeza.
Los asesinos trasladaron su cuerpo al Batallón 14 de Infantería, la enterraron desnuda, boca abajo en un lecho de cal y con una loza arriba.
Allí estuvo 47 años, secuestrada por el odio, la mentira y la cobardía. Ya no. La dignidad y la firmeza de Amelia triunfó y la recuperamos.
Los que sabían y ocultaron durante 47 años siguieron ocultando este año que pasó desde el hallazgo de su cuerpo, hubo que reconstruir la vida de Amelia, sus lazos familiares, buscar muestras de ADN en Uruguay y el Exterior. Fue un esfuerzo enorme para derrotar la barbarie y la mentira. No puede pasar desapercibido.
En medio de la emoción hay que denunciar a los asesinos y a la impunidad.
Hay que ponerle a las cosas su verdadero nombre Amelia con dignidad es un grito contra la impunidad y contra la mentira.
No hay dos versiones, ni hay dos decisiones, ni hubo ninguna guerra. Hubo barbarie fascista.
Hubo fascistas con uniforme y sin el que reprimieron a su pueblo con saña.
Hubo terrorismo de Estado, porque los asesinos eran funcionarios publicos, militares, policias y usaban el presupuesto y la infraestructura del Estado para reprimir al pueblo. Los que hicieron esto con Amelia no son valientes ni defendieron la patria, ni pelearon en ninguna batalla. Son torturadores, asesinos, secuestradores de niños, desaparecidos. Son cobardes, profundamente cobardes, son mentirosos. Merecen la condena de la Sociedad.
Nuestro amor y compromiso con la verdad y la justicia es mucho más grande que el odio y la cobardía de los impunes.
Amelia volvió a su pueblo. Cientos de miles te decimos de mil maneras: Presente compañera querida.