29 de May del 2024 a las 14:09 -
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Con el diablo en el alma
Me imagino que tener el “diablo en el alma” es propio de las personas perversas.

(escribe prof. Alejandro Carreño T). Es decir, “sumamente malo, que causa daño intencionadamente”, como define la RAE el término. ¿Será así de malo Humberto, el hermano de Daniel Ortega? A juicio del dictador, sí lo es: su hermano tiene al diablo en el alma. ¿Qué pecado cometió Humberto, el apóstata, que desató la furia de su hermano? Sería mejor hablar de “pecados”, de acuerdo con las declaraciones que el general en retiro hizo al medio argentino infobae el 19 de mayo de este año. Veamos algunas de estas declaraciones:

“Guste o no, ese grupo de poder tiene que buscar negociación con el que permanentemente dicen es el peor enemigo de la humanidad, Estados Unidos, y lo atacan de manera visceral”. Por cierto, insinuar cualquier acuerdo con los Estados Unidos, el enemigo número uno de cualquier régimen comunista, significa el inicio del proceso de un suicidio no solo político, sino también sanguíneo. De hecho, ayer martes, el dictador anuló una condecoración que su hermano había dado en su calidad de general en jefe del Ejército Popular Sandinista, el 14 de enero de 1992 al Agregado Militar de la potencia del norte, teniente coronel Dennis F. Quinn.

¿Por qué Daniel Ortega no lo hizo antes? Simplemente porque su hermano, a pesar de las diferencias habidas entre ellos, no había saltado la línea roja de lo convenientemente soportable para la dictadura: “Su poder dictatorial no tiene sucesores, tras su muerte deberá haber elecciones”, es tal vez, la más fuerte de las declaraciones de Humberto al medio argentino y que, con certeza, desató la ira de su hermano dictador. Entonces, ya no hubo miramientos ni consideraciones con el hermano de lucha en tantas batallas. Y el dictador lo basureo: “Darle la medalla en oro Camilo Ortega al yankee. Qué vergüenza, una traición al pueblo, a la patria”.

La denostación al hermano caído en desgracia no se detuvo: “Esta inconcebible acción se califica como vergüenza nacional. Evidentemente constituye un acto de entreguismo y traición a la patria”. Y a las palabras, los hechos. Luego de la entrevista a infobae, la policía entró a la casa de Humberto. Retiró celulares y computadores. El retirado general, de 77 años, se encuentra bajo arresto domiciliario. A la luz de estas declaraciones, es muy difícil, conociendo el actuar del matrimonio Ortega-Murillo, que haya cualquier tipo de reconsideración por parte de la dictadura.

Como suele ocurrir, las dictaduras olvidan que gobiernan un pueblo que no siempre comparte los extremos del sistema. Y el ahora execrado hermano ya lo había advertido: “Para antes de la rebelión, el régimen subestimó el profundo malestar del pueblo por las formas cada vez más autoritarias del régimen y de sus aliados anteriormente antisandinistas y corruptos. Fue poco a poco ahogando las protestas sociales y políticas, y debilitando el necesario pacto social representado en la tripartita de trabajadores, empresa privada y gobierno”.

A mi modo de ver, quien tiene al diablo en el alma es Daniel Ortega y no su hermano Humberto. En todo caso, el lector tiene la última palabra.

 

 

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