Como informamos en nota por separado, este domingo 21 de abril estará debutando en la Liga Uruguaya de Básquetbol Femenina, el Club Remeros Mercedes recibiendo en el gimnasio "Agrim. Mario Bellini" al equipo de Malvín.
Para conocer mayor información sobre como llega el plantel del costero a esta instancia, su entrenador, Martín López dialogó con @gesor al respecto.
¿Cómo llega el plantel al debut?
"Esta postergación de una semana nos vino bien, porque arrancamos tarde, así que con mucha expectativa y ganas".
¿La llegada de Ornella Bacchini en que potencia al plantel?
"El primer año que jugamos Liga tuvimos el tandem de Ornella y Melina (Zapata) y fue un año bárbaro, se complementan muy bien, son mujeres grandes, en la divisional no hay tantas mujeres grandes y la idea es poder explotar el juego interno con ellas dos. Pero también tenemos valores muy buenos en el perímetro, chiquilinas que el año pasado debutaron en primer, ya tienen un año más de experiencia y algunas mayores más que van a complementar.
Sacando las cuatro mayores, después es un plantel de 18 años para abajo todas, incluso algunas chicas de 15, 16 años y la idea es darle dinámica, que ellas con una defensa intensa, poder salir corriendo rápido, poder defender arriba, empujen a las mayores y que éstas sean un complemento más, una ayuda a estas chiquilinas que vienen año a año jugando muy bien. El caso de Julieta Lauber que el año pasado debutó en primera, Ortellado que también debutó en primera tiene un año más de experiencia, tratar de apoyar a esas chiquilinas, sobre todo que el año pasado perdimos muchos partidos en el cierre por inexperiencia, porque eramos muy jóvenes, la idea es que este año las mayores puedan dar ese plus para poder cerrar mejor los partidos, poder tener un mejor control táctico de los partidos".
¿Y con esa base cuáles son las expectativas teniendo en cuenta que lo mejor fue ese primer año con la llegada a play off perdiendo en forma muy ajustada con Defensor?
"El último año que jugamos con el tandem de Ornella y Melina fue cuando llegamos a play off que jugamos con Defensor, un partido durísimo, estuvo buenísimo ese año, la idea es no ponernos un objetivo muy pretensioso, pero sí tratar de dar lo mejor posible y tratar de meternos en Copa de Oro. El año pasado era claro, mantener la categoría, mantenernos jugando, este año con un poco más de estructura y jugadoras más experientes tratar de meternos en Copa de Oro y si logramos ese objetivo, intentar pelearla. Si no tenemos la suerte de ingresar a Copa de Oro, y quedamos en Copa de Plata como el año pasado, estar lo más arriba posible".
Con tu experiencia de años en el básquetbol masculino, ¿cómo es entrenar y tratar de transmitir los conceptos en el básquetbol femenino? ¿Cuál es la diferencia?
"Son dos mundos iguales y diferentes a la vez, me tuve que aggiornar mucho del masculin, porque venimos de cosas muy diferentes, por ejemplo el manejo del vestuario es muy distinto, en el masculino puedo ser parte de un vestuario, en el femenino claramente no. Esas cosas a veces afectan un poco en la dinámica que en realidad es cuestión de adaptarte y no mucha cosa más. En el juego básicamente no incide en mucha cosa, además la mayoría de las chicas compiten en mixto, con varones, lo que cambia sí es físicamente, en potencia, en salto, en esas cosas puntuales, ahí está la gran diferencia, pero tampoco en el juego, en lo táctico, en lo técnico, es exactamente lo mismo. Tenés que adecuar algunas cosas puntuales a veces por un tema de físicos, pero no cambia demasiado. El primer año que agarré fue con algo de miedo, pero después me encantó, me encanta el mundo del básquetbol femenino y me gusta también que tiene mucho para crecer, como que de acá para adelante no tenés techo real. Recién está arrancando, recién se está profesionalizando, hay cuerda para rato, está divino. Necesitamos gente del masculino más comprometida con el femenino para sacar esto adelante un poco más rápido. Por ejemplo la televisación, el femenino no se televisa, el masculino si, ahí están las brechas más que nada, se podría hacer lo mismo que en el masculino, podría ser que se viera el femenino en todo el Uruguay por VTV como se ve la Liga Uruguaya Masculina y tener más llegada y de esa forma tener más mujeres jugando y más clubes que se interesen en meterse en este deporte y en la Liga Uruguaya , me parece que la diferencia viene más por ahí y no tanto en lo basquetbolístico, que es básicamente lo mismo".
Cuando decidiste dirigir a nivel del basquet femenino fue un gran desafío, con la actualidad que se vive en materia de género, ¿cómo se hace para trabajar en la convivencia entre lo masculino y lo femenino?
"Es bastante diferente en ese sentido, lo que no me pasó nunca es dirigir masculino, no tengo esa experiencia, he estado años inmerso en el básquetbol masculino y es muy diferente. Las maneras, el trato, en el femenino hay una empatía grandísima, un sentido de pertenencia mucho más grande de camaradería, de amistad, que en el masculino, ya sea por como está el sistema o como nos criaron y venimos, muchas veces en el masculino se utilizan palabras fuertes o se habla de una manera, un lenguaje que en el femenino no podés hacerlo, primero porque no debe ser así, segundo porque venís con esa onda del masculino que a un compañero le gritás algo y sabés que lo va a tomar bien y en el femenino no, porque no es correcto. Eso me costó más al principio, un grito desmedido, alguna chiquilina que está pasando por ciertos cambios, que está saliendo de los 15 o 16 años con un millón de cosas en la cabeza y que el entrenador venga y te grite, al principio no me daba cuenta de eso y después empecé en el día a día a manejarlo de otra manera, al principio me costó lo de las formas y el trato, sin exagerar nada nunca, pero sí esas cosas puntuales. Pero a la vez también entender que la sensibilidad en el femenino es diferente, los grados de tolerancia son diferentes, y yo vengo bastante de un palo más profesional, entonces como profesional tenés que exigirles de cierta manera y en el básquetbol femenino como todavía estamos muy amateur, hoy en día la única profesional que vive del básquetbol es Ornella, a ella capaz que podés exigirle un poco más de alguna manera pero al resto de las chiquilinas, obviamente que no cobran sueldo, vienen a competir pero más que nada a pasar tiempo con sus amigas, es otra dinámica, es más familiar el ambiente femenino que el masculino. Y ahí es donde reside la mayor diferencia".
¿Y el mano a mano lo podés tener con las jugadoras?
"Sí, sí, sin problemas, es más, personalmente estos años me he enfocado en poder contar con la mayor información posible de la realidad de cada chiquilina como para que después en cancha, cuando vos le exigís y querés ciertas cosas, tener en cuenta eso. Hay chiquilinas de 17 o 18 años hoy, que el año que viene se van a ir a Montevideo a estudiar, este año están transitando esa etapa de vivir lo previo muy en la piel, son hinchas del club, no quieren irse, quieren quedarse acá, les encantaría seguir jugando y a veces esos sentimientos te juegan una mala pasada, te juegan en contra en un entrenamiento o en un partido. Es muy complejo, me interesa mucho saber la realidad de cada chiquilina, siempre estamos conversando y con los papás tenemos bastante buena relación, incluso los padres de las más chicas conforman la comisión directiva del femenino, estamos en constante comunicación con todos ellos y viene por ahí la cosa, a las mayores capaz que le podés exigir un poquito más o tener un trato diferente o hablarles un poco más fuerte en cierto momento, porque tienen más experiencia, han pasado por más cosas, y sabés que no lo van a tomar a mal, y con las chicas hay que tener cuidado, porque hay muchas chicas que recién están aprendiendo, que recién se enganchan con 14, 15 y 16 años, que queremos que estén en el básquetbol femenino y que por hablarles mal se vayan del basquet. Por ese lado hay que tener mucha empatía, saber mucho del contexto de las chiquilinas para no pifiarla ahí".