Ante tanta catástrofe humana, y tantos seres perdidos por la avaricia en todos sus sentidos. ¿Cómo les enseñaremos a los niños a amar sin permisos...?
No hablo de amores convencionales, entre un hombre y una mujer, o del amor de los padres a sus hijos.
Hablo de un amor que no necesita nombrar a un dios, para expresar lo que siente.
Es necesario enseñar a los niños a amar el futuro.
Sin que se detengan a mirar la piel, las ropas y las condiciones económicas.,.
Un amor que derrumbe barreras y muros.
Un amor que construya puentes y oportunidades.
Un amor que elimine para siempre el odio.
De ese amor tenemos que hablar a nuestros niños.
Un amor sin envidias, ni rencores...
Que aprendan y sientan el dolor que atraviesan los que son excluidos y abandonados..
Las minorías precisan mucho más que protección y respeto, necesitan sentirse incluidas y amadas.
Debemos enseñar a los niños a conjugar el verbo amar en el real sentido de la palabra.
Un amor que eduque que amar, es la mejor forma de exigir libertad.
Conjugar esas dos palabras sagradas, para que se rompan por fin las cadenas.
Solidaridad y empatía, pueden ser el punto de partida para que los niños desenvuelvan el real sentido del amor.
Un amor que no tenga consejos, ni advertencias, enseñar a los niños, que el amor es el mayor y mejor de los sentimientos humanos.
No se atreve a herir ni a lastimar quien realmente ama.
Quien posee la libre capacidad de amar, educa con el gesto, con las actitudes, ese es su principio.
Hablemos del amor a nuestros niños, para que construyan el futuro del mundo que van habitar.
Ante tanta catástrofe mundial, solo el amor libre, o el libre amor, sin las cadenas de los preconceptos y los perjuicios, puede salvar el futuro de los niños.
El amor no puede quedar en silencio.
Debe expresarse con un grito de alerta, para que nuestros niños tengan en el futuro un mundo bien diferente al de nuestro presente.
El amor no puede quedarse en silencio ante tanto dolor y sufrimiento del ser humano.
Enseñar a los niños a amar el futuro.
Sin que se detengan a mirar la piel, las ropas, las condiciones económicas...
Un amor que derrumbe barreras y muros.
Un amor que construya puentes y oportunidades.
De ese amor tenemos que hablar y enseñar a nuestros niños, para el bien del futuro de la humanidad.
El amor no puede tener miedo de amar...
El amor no tiene el derecho de quedar en silencio.
No es por nosotros, es por el futuro de ellos...
Hay una moda que se transformó en corriente, y que insiste en enseñar que hay que aprender a decir ¡¡No!!
Esa es la lógica de los individualistas y de los egoístas, de los que sólo se importan por ellos.
¿Qué futuro podrán permitirle sus hijos, los que usan la palabra que todo lo niega?
La tarea que tenemos los hombres y mujeres que sueñan con un futuro sin miedo para sus hijos, es decir ¡¡Sí!!
A los excluidos, a los diferentes, a las minorías... ¡¡Sí!!
Sí al amor...
Un amor que derrumbe barreras y muros.
Un amor que construya puentes y oportunidades.
Sin que se detengan a mirar la piel, las ropas, las condiciones económicas...
El amor no puede quedarse en silencio...
No es para nosotros, es para ellos los niños y su futuro...

Artigas Osores

Fotografía Unicef