(escribe prof. Alejandro Carreño T.) La libertad de expresión es conditio sine qua non para comprender el concepto de libertad del ser humano. Nadie puede ser considerado un hombre libre si le está prohibido expresar libremente su pensamiento. Porque el pensamiento no se encarcela, no se tortura ni se mata. El que los seres humanos podamos expresarnos libremente es la base de cualquier régimen que se precie de democrático. Lo contrario es, simplemente, dictadura. Imposición por la violencia física o sicológica que coarta la libertad del pensamiento individual o a través de los medios, para construir un relato oficial que se establece como única verdad.
De acuerdo con el diario El Tiempo del 15 de enero de este año, en dos décadas de restricciones Venezuela ha cerrado 400 medios: "Las familias venezolanas ya no se sientan frente al televisor a mirar las noticias, tampoco van a los kioscos a comprar periódicos. La cultura informativa no solo ha migrado a las redes sociales, sino que ha bajado considerablemente, al igual que el número de medios de comunicación. En 20 años son más de 400 los medios cerrados en el país". Hay que sumarle otro, el Deutsche Welle Español. El pecado del medio alemán fue denunciar la corrupción del gobierno de Maduro.
Fue el propio Nicolás Maduro quien acusó al medio periodístico de "propagar el odio contra Venezuela". Y su ministro para la Comunicación e Información, Freddy Ñáñez, de inmediato escribió en su cuenta de X (Twitter): "¿Qué otra cosa hace DW Español además de encubrir el genocidio en Gaza? Mentir, difamar y propagar el odio contra Venezuela. Dan asco sus bulos pero también da pena la pobreza de sus contenidos. Valga la denuncia". La suerte del Deutsche Welle Español estaba echada: el régimen no acepta que se hable mal de él. Y los más de 400 medios censurados y sacados de circulación, así lo demuestra.
Pero, ¿qué dijo el medio electrónico alemán? Entre otras cosas, que Venezuela era el segundo país más corrupto del mundo. "Venezuela es un estado mafioso", según el periodista Ernesto Fuenmayor, en "un vídeo de apenas dos minutos y sin desarrollo periodístico, más al estilo de un youtuber que al de un reportero" (El País del martes 5 de marzo pasado). En él, continúa el medio citado, "se hace alusión a la existencia del Cartel de los Soles, como "una de red criminal de tráfico de cocaína y oro" estructurado por "militares de alto rango y políticos influyentes", que, traficando con las necesidades de la población, "ha hecho muchísimo dinero".
Ciertamente, este medio extranjero no es el único expulsado del país por el régimen chavista-madurista. Otros, como CNN en español, o las colombianas RCN y Caracol Radio, ya corrieron la misma suerte hace algunos años, nos recuerda el mismo medio citado. Y las consignas de los periodistas no se hicieron esperar: "Sin prensa libre, hay dictadura" (en un post del Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela en sus redes sociales), protestando contra la medida. "La censura es otro atentado contra la libertad de expresión".
Ante un cuadro despótico como este, ¿qué garantías tiene el ciudadano venezolano de que las elecciones presidenciales de julio próximo se llevarán a cabo bajo los principios de la probidad y la transparencia? Ninguna. Son elecciones sin garantías de nada, salvo la del triunfo por "mayoría aplastante" del dictador Nicolás Maduro en elecciones "limpias y democráticas". Entonces los comunistas del mundo, como los chilenos dirán, como lo hizo Lautaro Carmona, su presidente: "Nosotros reivindicamos la existencia de los procesos de cada pueblo". Pero un pueblo sometido no sabe de procesos democráticos.
Por eso, quienes estamos en los medios, y tenemos un canal alternativo en YouTube, por pequeño que sea, como el mío (POLÍTICA CON CARREÑO), nos debemos a la búsqueda de la verdad que preserve los derechos fundamentales de las personas, denunciando todos aquellos comportamientos y acciones que atentan contra estos derechos, la democracia y sus instituciones.
Un país es libre y democrático, solo si su prensa es libre.
(*) foto https://www.eltribuno.com/