Desde el comienzo de mi gestión como Edil me he sentido preocupado por todo lo que tiene que ver a la temática de nuestros jóvenes, poniendo sobre la mesa de discusión iniciativas inherentes a la problemática que ellos sufren y por ende también sufre nuestra sociedad.
Muchas veces solemos increíblemente como actores políticos, quedarnos siendo simples espectadores pues los temas nacionales los vemos como alejados y que no competen a nuestro rol. Pero entiendo que debemos también ocuparnos con responsabilidad y no mirar al costado cuando hay problemas que nos atañen a todos.
La crítica y el análisis siempre es positivo cuando se aportan ideas y se trata de brindar mejor calidad de vida en todos los aspectos en nuestro departamento.
En ese sentido he tomado conocimiento de una experiencia educativa que me ha llamado poderosamente la atención.
En el departamento de Montevideo precisamente en el barrio Casavalle se iniciaron cursos en marzo de este año por parte de un liceo el cual se denomina Impulso. En ese mes 91 alumnos de los 100 inscriptos en el liceo no tenían conocimientos de inglés.
Hoy, seis meses después, 92 aprobaron la evaluación del idioma. Cuando llegaron a la institución, solo 28 dijeron que querían continuar sus estudios en la universidad y actualmente esta meta la comparten unos 73 jóvenes.
En marzo, el 38% de los estudiantes no aprobó la prueba básica de cálculo y ahora los que no lograron una nota aceptable fueron solamente el 3%.
Estos datos fueron publicados por el empresario Enrique Baliño con quien me he puesto en contacto en los últimos días quien asistió a un desayuno de trabajo exclusivo para empresarios que organizó la institución bajo la consigna “La revolución de las oportunidades”.
El liceo Impulso fue inaugurado a principios de este año en la zona de Casavalle y es fruto de la iniciativa privada de un grupo de empresarios. La institución es laica, de gestión privada, pero de acceso gratuito.
El único requisito que se pide a los alumnos es vivir en Casavalle. La institución abrió sus puertas luego de un período de preinscripciones a fines de 2012, donde se anotaron 377 adolescentes de sexto año de primaria. Los 100 cupos disponibles fueron sorteados, sin necesidad de ninguna prueba previa.
La institución comenzó así con grupos de 1º año de liceo. El liceo es de tiempo completo. De lunes a viernes los alumnos ingresan a clase a las 8 de la mañana y se retiran a las 18 horas. Los estudiantes desayunan, almuerzan y meriendan en la institución. Los sábados tienen un horario más corto que va de 9 de la mañana a 13 horas. En total los estudiantes asisten a 2.000 horas de clase por año, de las cuales 190 son dedicadas al aprendizaje de inglés.
En contraposición a las 54 horas semanales de los alumnos dentro del liceo Impulso, en los liceos públicos tienen 38 horas de clase semanal.
Impulso organiza también dos sábados al mes un curso para padres a los cuales asiste El 95% de ellos.
La Fundación Impulso surge de la idea y desafío de un grupo de amigos (Marcelo Guadalupe, Elbio Strauch, Ernesto Talvi, Pablo da Silveira, Nicolás Herrera y Horacio Hughes) que a título personal deciden tratar de desarrollar un instituto de enseñanza de ciclo básico, de tiempo completo, laico, gratuito y de gestión privada en una zona de contexto crítico para procurar contribuir a eliminar la brecha de aprendizaje.
Ubicado en la calle San Martin casi Aparicio Saravia, el liceo fue construido en siete meses con el apoyo de empresas privadas que apostaron y aportaron recursos en 2011, 2012 y 2013, y piensan seguir haciéndolo.
Desde fines del 2011 el director, Fabrizio Patritti con quien he tenido el gusto de hablar telefónicamente, se contacta con las organizaciones sociales y educativas del barrio y en setiembre de 2012, con el equipo social constituido por asistente social y psicólogo se realiza la convocatoria a los alumnos de sexto año de primaria de las más de 25 escuelas de la zona.
De una población potencial de 1200 alumnos de 6° año escolar, 377 se preinscribieron. Los 100 cupos para alumnos (50 varones y 50 niñas) fueron sorteados frente a escribano público.
Cuentan de su experiencia lo siguiente: “De allí en más, vimos en éstos, nuestros alumnos, un gran compromiso, entusiasmo e ilusión que fueron ratificados con creces en las primeras semanas de clase, alcanzando un gran clima de estudio, trabajo y compañerismo”.
“Impulsar significa estimular; promover una acción. Es también la fuerza que lleva un cuerpo en movimiento o en crecimiento. De eso se trata el modelo educativo propuesto. Intentando eliminar la brecha de aprendizaje que hay entre los alumnos de los mejores liceos del país, públicos y privados”.
En lo personal valoro mucho este tipo de iniciativas que conjugan el esfuerzo puesto entre estudiantes, profesores, y empresarios solidarios que supieron ver que es en la educación donde el país debe poner su máxima prioridad.
Es por la educación que obtendremos mejores personas ayudándolas a construirse un futuro promisorio no solo para bien personal sino también para bien de nuestro país.
Creo firmemente que este tipo de experiencias se pueden y se deben repetir en otros puntos del Uruguay y por eso confío que invitando al señor director y a miembros de su equipo a nuestro departamento para que mediante la explicación de sus logros educativos podamos plantar también en Soriano esta semilla de esperanza que dará frutos en la educación.
Le solicito Sra. Presidente que este cuerpo legislativo invite y reciba a las autoridades del Liceo Impulso en una sesión extraordinaria con el anhelo de aportar algo positivo a la discusión departamental en el tema educación y que genere el entusiasmo necesario para poder plasmar experiencias similares en Soriano.
Que mis palabras sean enviadas a los tres Diputados por nuestro Departamento y al Ejecutivo Departamental y también al Sr. Director del liceo Impulso.