Retomamos el trabajo esperando tener un año, que transite el proceso electoral nacional de la mejor manera posible, con altura y discusión seria. Un saludo a los Ediles con quienes compartimos la tarea.
Es febrero y febrero es carnaval, así que permítaseme usar algunos términos que provienen de estas fiestas.
Dado que venimos de un receso y los temas a plantear se juntan y acumulan, quizá un salpicón de una murga acomoda la enumeración de temas de interés.
Es año electoral y una parte de la ciudadanía se acostumbra a pedir, porque es cuando “los políticos dan”. Una manera pobre de ver la política, pero no es culpa de quienes piden sino de los que dan. Por la forma en que dan y quien da; lo que no es de él, claro, sino de todos.
Es temporada de acomodos, detrás de la promesa de apoyos y votos, se otorgan empleos, contratos, compras, etc, etc. Y siempre se trata de si el que pide es correligionario o no.
La lógica que impera es que bajo el paradigma de que nosotros ganamos las elecciones y no es ilegal, se gobierna caprichosamente evitando la trasparencia hacia los organismos de control y hacia la ciudadanía. A nivel departamental aumenta la plantilla y aumentan los gastos, las contrataciones y las compras, al mismo tiempo que aumentan las observaciones del Tribunal de Cuentas y la JUTEP.
Nuestro Intendente se acostumbró a no comparecer a la Junta a informar sobre lo que hace y planea. Cuando habla con los ediles nunca lo hace en el ámbito de la Junta sino en su despacho. Mala costumbre. Muchos ediles acostumbran a gestionar cosas en directo con él, rebajando también el papel de la Junta.
La Intendencia no tiene un registro de aspirantes a trabajar en ella, ni anota, ni concursa ni sortea; es más solo elige el Intendente, sin informe y justificación de motivos. Eso vuelve el ingreso a un acuerdo personal entre el contratado y el Intendente.
La propia Junta actúa de forma parecida, se han dado pases en comisión desde la IDS a la Junta sin un acuerdo mínimo con los demás ediles, obviando que, si hacen falta funcionarios, en lo que podemos estar de acuerdo rápidamente, no se hacen llamados públicos ni concursos.
Hemos visto también que la militancia política es objeto de recompensa en el Partido Nacional, cuando se hizo publico que un ex edil de esta casa, ex presidente de la misma es contratado por el Ministro de Transporte y Obras Públicas, como su asesor, siendo que en su legajo consta que fue destituido de la función pública por ineptitud. Con una remuneración mensual de 118.000 pesos, y por un período que coincide con una gran actividad electoral. ¿Cuál es el mensaje? Que no es cierto que se quiera achicar el gasto del Estado, que las fidelidades en el PN se pagan con cargo al erario público.
Se destituyen funcionarios en pleno receso de la Junta, no sabemos qué pasó con el robo de combustible en el Municipio de Rodó, no se ha contestado la auditoría del tribunal de Cuentas al Municipio de Cardona, etc.
El propio Intendente figura en una lista de omisos en declarar a la JUTEP su estado patrimonial.
Seguimos esperando se trasparente el proceso de adjudicaciones de casas en Palmar, seguimos sin solucionar o al menos decir cuál es el plan para el cierre del Vertedero en vías de colapsar, no hemos avanzado en ninguno de los proyectos de inversión para el departamento, etc.
No se valora a esta junta Departamental como parte del gobierno y que tener mayorías aseguradas no es suficiente.
Después dice una murga que los ediles estamos de adorno, y la gente festeja, así nos ve la ciudadanía.
O será que el ejecutivo se encarga de minimizar nuestras actuaciones. Recordemos que esta junta aprobó en el presupuesto reservar cargos en la intendencia a quienes salgan electos ediles, que esto fue observado como inconstitucional por el TCN, recordemos que cuando se intentó llamar a sala a un Consejo Municipal se vació de quorum la misma por la bancada del PN.
Termina el salpicón y empezamos un nuevo año, Señores y Señoras Ediles, que no todo el año sea carnaval.