Una vez más, vengo a dar mi opinión sabiendo que será contestada, y sin importarme las respuestas que vendrán con la intención de distorsionar la esencia de mi pensamiento.
Las noticias de las últimas horas me incentivan a escribir con el único objetivo de esclarecer y separar (desde mi punto de vista) las víctimas del flagelo de las drogas y los culpables del mismo.
Los dependientes de uso de drogas de orígenes humildes, esos que habitualmente se los califica como
“Pichis”, los “rastrillos” que a falta de un peso para pagar su consumo, te roban hasta el alma, han sido abandonados por un Estado que no tiene políticas de fondo para sacar y evitar que la sociedad pague las consecuencias de la inseguridad en la que vivimos.
Y ni mucho menos para combatir y evitar el crimen del narcotráfico.
Padres, madres y familias enteras de bajos recursos, viven diariamente con esa angustia y dolor de ver sus jóvenes desperdiciar sus vidas y futuro, por causa de las drogas.
No voy a entrar en el mérito de las orígenes, porque seguramente son muchos.
Pero quizás la ausencia de educación y cultura, sean las principales herramientas que no son utilizadas por el Estado, como políticas y métodos de inclusión social.
¿Algo está fallando?
Es la pregunta que nos hacemos todos los días.
Y nos quejamos del “Pichaje” como los enemigos diarios de los jóvenes que son víctimas en las esquinas y plazas.
“La policía y la justicia’ no hace nada con los ¨Pichis de la plaza Artigas” lo vengo escuchando hace tiempo en quejas cotidianas, incluso en comentarios en redes sociales y programas de los medios de comunicación locales.
Las víctimas de orígenes humildes de la adicción a las drogas son condenadas diariamente.
Pero las noticias de las últimas horas, colocan una avioneta que tira 440 kilos de cocaína en los campos de nuestro departamento.
Y no eran de propiedad de los “Pichis”.
El policía del GTR, que consumía y vendía a sus compañeros policías, tampoco era los “Pichis“ de la plaza Artigas.
La maestra ingresando drogas y celulares a la cárcel, tampoco es una “Pichi” de la Plaza Artigas.
Por el contrario, el dueño de la avioneta, el policía y la maestra, no son exactamente las víctimas de origen humilde, que no tuvieron acceso a la educación y cultura.
A diferencia de esos jóvenes que no estudian, no tienen profesión y ni trabajan, los “rastrillos” que todos los días, si tienen oportunidad nos roban el alma.
Las víctimas no tienen oportunidad de dejar esa rutina que destroza sus vidas y las vidas de padres, madres y familias enteras.
La condena social, no incluye al traficante Marset, Los Astesiano, y ni a Mutio, el empresario exportador de cocaína.
Por nombrar los más conocidos y destacados.
Mi opinión, no es una defensa irrestricta a los jóvenes de mi clase social, que considero víctimas.
Es sí, la intención de que en la hora de juzgar, sepamos tener la claridad y la honestidad intelectual de que sin encontrar soluciones a mediano plazo, hay gente mucho peor que los “Pichis de la Plaza Artigas“
Artigas Osores.