(escribe prof. Alejandro Carreño T.) No lo digo yo. Lo dice Javier Gerardo Milei, líder de “La Libertad Avanza” que obtuvo la primera mayoría en las recientes PASO del 13 de agosto pasado, con el 30% de los votos. Elección que por primera vez en la historia política de Argentina lleva a un político de un partido no tradicional, y aun perdiendo Buenos Aires, a ganar unas elecciones presidenciales, venciendo en 16 de los 24 distritos. Todo un récor para un político, académico y mediático, que sorprendió al mundo y quebrar todas las proyecciones de las encuestadoras. Es, sin duda, un personaje sorprendente. Su estilo arrogante y desenfadado; agresivo y de frases pintorescas y punzantes, encuentran rápidamente víctimas en todas partes.
Hoy es el papa Francisco el que está en su mira. En realidad, a mucha gente no le gusta el papa Francisco. Los papas, como todo ser humano que se precie, caen bien o caen mal. O son indiferentes. Pero, sea cual sea la relación del papa con el gusto de la gente, debe ser respetado como cualquier ser humano debe serlo, independiente de su condición social, racial, política o religiosa. Y a Milei, esta condición tan simple, base de la convivencia entre las personas, le cuesta mucho entender. Condena, y con razón, el radicalismo de las izquierdas fanatizadas que tienen a América Latina no solo sumida en la miseria, sino que han implementado regímenes de tortura y de muerte.
Pero su comportamiento intolerante, también revestido de otro tipo de fanatismo ideológico-político, le hace cometer los mismos errores que condena en quienes no piensan como él. Es el problema de Javier Gerardo Milei que, en entrevista al periodista estadounidense Tucker Carlson, evidenció su ninguna empatía con el líder de la Iglesia Católica. El problema es cómo manifestó su animosidad, no la animosidad en sí, puesto que nadie está obligado a tener simpatía por alguien. Simplemente lo insultó con una andanada de epítetos impropios de un político que quiere ser presidente: “imbécil, zurdo asqueroso, comunista y representante del Maligno en la tierra”. A Milei le cuesta entender que la política tiene su razón de ser en la vida cotidiana y no en los libros, en la academia o en los gustitos personales.
Le cuesta entender que cuando insulta al papa, insulta a millones de argentinos que lo ven como su líder espiritual, y no porque sea argentino, sino por la tradición simbólica que el papa representa para los católicos del mundo. Milei debiera saber que el lenguaje construye realidades y sus palabras construyen odiosidades del mismo tono de quienes precisamente condena. Escuchar a Ortega, a Maduro o a los grupos radicales como el Frente Amplio chileno o comunistas fanatizados, disparando sus odiosidades, insultos y arrogantes arengas, es lo mismo que escuchar a Milei, pero desde la vereda del frente.
“Está del lado de dictaduras sangrientas”. Ignoro cuáles son los argumentos del líder de “La Libertad Avanza” para una denuncia tan grave. Y agregó: “El Papa juega políticamente, tiene una fuerte injerencia política y ha demostrado, además, una gran afinidad con dictadores como Castro o Maduro”. Milei lo haría mejor si tomase reflexiones del papa sobre temas diversos y las comentase. Por ejemplo, en una entrevista al diario italiano 'Il Messagero' declaró que los comunistas "han robado" a los cristianos "la bandera de los pobres", porque la pobreza está "en el centro del Evangelio" y ha asegurado que "la bandera de los pobres es cristiana". "Los comunistas dicen que todo esto es comunista, sí, cómo no, 20 siglos después. Entones cuando hablan, se podría decir: ¡vosotros sois cristianos!".
¿Qué opina Milei de estas palabras del papa? Podría decirse, por ejemplo, que los pobres están a la deriva, puesto que ni a la Iglesia ni a los comunistas les interesan los pobres en su pobreza. Más aún, ambos utilizan la pobreza como bandera de lucha de sus propios objetivos, que no son otros que ganar adeptos no para rescatarlos de la miseria, sino para aumentar su tribu política y espiritual.
Pero Milei prefiere el insulto gratuito. ¿Le servirá para llegar a la Casa Rosada? Después de todo, hay varias formas de ser Maligno.
Lo sabremos el próximo mes.