Transitamos el cuarto año del gobierno instalado en base a una unión política que agrupa a todos los que se oponen al Frente Amplio. Como todo lo que se hace en contra de algo, sale mal, y nos mantiene en un país que no va a ninguna parte. No se encaran los problemas, asumiendo que las críticas al proceso anterior de 15 años fueron la base del cambio. Cuando no se plantean objetivos positivos, no se consiguen resultados positivos, todo ha sido el contraste con el proceso transformador del país que llevó y lograron gobiernos del Frente Amplio. Así se explican y justifican los fracasos, los actos de corrupción, la mala conformación del equipo de gobierno, las políticas erráticas y la defensa de intereses sectoriales, donde la única consigna sincera ha sido Defender a los Malla Oro, o sea, los que tienen. Años de criticas furibundas lograron medrar la confianza de la mitad de la población en el FA, así se obtuvo el gobierno, y se ejerce desconociendo que la mitad de los uruguayos estamos en el otro lado del mostrador.
Las causas que nos unen a todos han sido exclusivamente, superar las catástrofes como la pandemia y la sequía. Dejo afuera la guerra Rusia -Ucrania, porque Uruguay siempre vendió bien durante las guerras europeas, menos ahora. Se hizo una consigna y objetivo central el reducir el déficit fiscal -que es cuando gastamos más de lo que entra a la caja- pero que implica que no dejemos gente tirada sin casa y sin comida, aunque nos endeudemos un poco, ya que un país no es lo mismo que una casa. Si es mucho o poco un 5%, lo sabrán los economistas, pero resulta que Uruguay nunca perdió su buena imagen en el mundo y siempre hubo apetencia por los bonos de deuda uruguaya. Mirando los resultados de la última rendición de cuentas, resulta que hay un 3.8% de déficit, y se tomó más deuda en el exterior, y aquello que no debíamos darle a los pobres porque si no, no trabajan, no es cierto. Y aumentó la pobreza, especialmente la infantil, bajaron los salarios y jubilaciones, bajó el comercio donde trabaja la mayoría de la población y aumentaron los delitos.
Los errores del Frente Amplio, que los hubo, y el ANTEL ARENA no alcanzan para justificar hoy en día los fracasos y la inacción de este gobierno; no mueven la aguja hablando en plata. Las grandes ideas no han funcionado, como la paridad internacional del precio de los combustibles, el aumento de las penas, darle mas poder a la policía, liberar la circulación del dinero, bajar impuestos, etc, etc. No se ha bajado la inseguridad, no hay más empleo, la gente gana menos, compra menos y gasta los ahorros, se construyen menos viviendas (prometieron 50.000). Solo han continuado las obras planteadas por el anterior gobierno: las nuevas carreteras, UPM 2, mejora de los puertos, tren central, etc. Y no hablemos de lo que estaba planeado y no se continuó, como la represa de Casupá que hubiera prevenido la reserva de agua para Montevideo, y que era obra y trabajo por la módica suma de 100 millones de dólares en vez de los 800 que va a salir el proyecto Neptuno. Y nos vamos a jubilar cinco años después, con menos plata y todos tendrán AFAP.
Al final del período, habrá que enderezar el barco, y esperemos que el daño no sea tanto, ya que teníamos un sistema de salud que aguantó la pandemia, un Plan Ceibal y una estructura de ANTEL que soportó el aislamiento, planes que trajeron inversión, superávit de energía sustentable, y sobre todo mucha más transparencia. Ahora todo se sabe.
Habrá que juntar los ladrillos y volver a ponerlos en la pared y seguir construyendo, desde el pie.
Edil Jorge Cardona
Frente Amplio