Elena Zaffaroni es una de las víctimas de la causa del 6to de Caballería en la que recientemente fueron procesados seis militares (ver: https://www.agesor.com/noticia.php?id=65082 ). Estuvo detenida en 1974 junto a su pareja, Jorge Eduardo González, actualmente desaparecido.
Su testimonio resume lo que vivieron mucho de los detenidos por las fuerzas represivas en esos días.
En horas de la madrugada, aproximadamente a las 03:00, mientras el matrimonio González Zaffaroni se encontraba durmiendo, arriban al apartamento soldados uniformados y oficiales vestidos de civil. Zaffaroni les abre la puerta ante los insistentes golpes y éstos se dirigen al dormitorio donde se encontraba Luis Eduardo González: “(…) Yo estaba embarazada de cuatro meses. A mi marido lo pusieron contra la pared.
Me dijeron que me vistiera y que me abrigara. Después nos llevaron juntos. Además, nos llevaron el colchón y todo lo demás. Fuimos en autos separados: a mí me llevaron en una camioneta del Ejército y a él en un auto particular. Fuimos a un cuartel que después me enteré que era el 6º de Caballería. (…)”
“(…) Allí [Se refiere al Regimiento de Caballería Nº 6] nos metieron en unos vagones de tren, donde había otras personas que estaban sentadas. Yo iba vendada, sin capucha, con un pañuelo.
Inmediatamente después de llegar nos separaron y a mi marido lo llevaron a otro lado. El cuartel tenía un patio en el cual estábamos de plantón. Al día siguiente, de tardecita -no puedo precisar bien la hora en el momento en que paso para el baño, veo a mi marido que estaba tirado en el piso, quien al verme me llamó. Esa fue la primera vez que lo vi.
En otra ocasión me llevaron a verlo durante los interrogatorios. A mi marido le decían que me estaban pegando y muchas cosas más que eran mentiras, con el fin de que hablara. Yo sentía que hacían eso para presionarlo. Le decían que iban a matarme; que si él quería que nuestro hijo naciera sin problemas, tenía que hablar, que si no lo hacía era porque no quería a su hijo ni tampoco a mí. Todos los interrogatorios eran de ese tenor. Esa fue la segunda vez que nos vimos. La tercera ocasión en que lo vi en el cuartel fue cuando me llevaron al vagón donde lo interrogaban. Allí me sacan la venda y vi que estaba sentado y tenía convulsiones. (...).”
“La última vez que lo vi fue el 24 de diciembre de 1974 cuando nos hicieron un careo en el que a él le proponen mi libertad a cambio de su colaboración. Si bien estábamos vendados -con el paso del tiempo uno se acostumbra a esta situación y mira por debajo de las vendas- nos tomamos de las manos y estuvimos sentados uno frente al otro, rodeados de un montón de gente. Él estaba muy mal físicamente y tenía dificultades para respirar; además, sus pies estaban hinchados y su ropa desgarrada. Era imposible que pudiera fugarse en esas condiciones. Estaba lúcido y racionalmente bien, pero físicamente estaba muy mal. Nos dieron 24 horas para pensar y él debía decidir si iba a colaborar o no. Habíamos convenido que nos pusieran juntos a efectos de que ambos tomáramos la resolución. Sin embargo, nunca más me llevaron a verlo. (...) No lo vimos más. Lo tuvieron siempre aparte. Siempre lo vi en los interrogatorios. Al día siguiente, 25 de diciembre, una compañera J.L., que estaba detenida, lo vio cuando lo estaban torturando en el caballete. (...) Ese fue el último día que lo vieron, o sea, el 25 de diciembre de 1974. Reitero que el día que nos detuvieron fue el 13 de diciembre de 1974. (...) Una respuesta que siempre nos daban, tanto a mí como a mi consuegra, cuando nos recibían los secretarios de los generales -porque nunca nos recibían los altos jerarcas-, es que nos quedáramos tranquilas. Nos decían: “Morir no murió, porque nosotros entregamos los cadáveres. Cuando nos ha pasado algo, por algún descuido, los entregamos”. Ellos aceptaban y
reconocían que entregaban los cadáveres, y si no lo habían hecho, suponían que era porque no estaba muerto, que se habían fugado”. (1)
Luis Eduardo González González, había nacido en Fray Bentos, era obrero en una fábrica de plásticos y estudiante de medicina. Al momento de su detención tenía 22 años y actualmente es uno de los detenidos desaparecidos cuyos restos no han podido ser ubicados.
Sensaciones ambivalentes
Tras conocerse la sentencia que determinó el procesamiento de 6 militares implicados en estos hechos, @gesor dialogó con Elena Zaffaroni. “Siempre son ambivalentes las sensaciones”, comentó. “Pero por fin hay una sentencia” después de tantos años. Recordando que “desde 1985 estamos denunciando a todos estos torturadores”. Una causa que “sigue, porque por ejemplo está el Teniente Chavarría que presentó un recurso de prescripción y que la Suprema Corte no lo liberó, y también extraditaron a un médico Carlos Suzak que en el año 1974 por lo menos nos hizo revisación médica a todos, y hay quienes lo denuncian de haber estado presentes en el momento de la tortura”.
Más adelante Zaffaroni agregó “aspiramos también a poder tener información de qué paso, y cuándo mataron al que era mi compañero en medio de todas estas denuncias”.
Faltan archivos
"Desde que existe la Fiscalía especializada en Derechos Humanos, el haber podido centralizar todos los casos, que toda esa información esté ahí es importante”, resaltó. “Porque como le pasó a Mirtha Ghianze, a Mariana Motta, al juez Luis Charles, que si bien tuvimos algunas sentencias valiosísimas, hacían todo ese trabajo teniendo que atender otras materias, otros casos, que les tocaban por estar de turno”. Remarcando “desde que existe esta Fiscalía, el equipo es muy trabajador, muy comprometido muy serio, en recabar información, archivos; todo lo que conocemos se va volcando ahí. Todo eso requiere un manejo y un estudio cuantioso de cada caso. La Fiscalía está trabajando, pero los archivos no los entregan. Los archivos de la operativa, existen pero no los entregan”.
(1) Testimonio de Elena Zaffaroni ante la Comisión Investigadora Parlamentaria sobre situación de personas desaparecidas y hechos que la motivaron. Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente (ex Secretaría de Seguimiento de la Comisión para la Paz).