Los prof. Sabrina Alvarez y Javier Correa brindaron, el fin de semana pasado, una charla sobre la Huelga General de 1973, al cumplirse 50 años de aquella histórica movilización en respuesta al golpe de Estado.
Álvarez y Correa dialogaron con @gesor sobre aquel hecho histórico y el actual movimiento sindical uruguayo. “El mundo cambió mucho y la clase trabajadora también es muy distinta a la de esa época”. También cambió “lo que más moviliza o sensibiliza a la gente”, reflexionaron.
A 50 años de la Huelga General, ¿cómo explicarle a las nuevas generaciones lo que fue aquella movilización, y qué significó para la democracia que vivimos hoy?
Javier Correa: -“Fue el inicio de una medida que se había resuelto tiempo atrás, lo que marca que el golpe de Estado un fue una novedad, sino que era una posibilidad y por eso en el correr de ese mismo día se logró poner en práctica una manera fuerte de las personas sindicalizadas, pero que convocó a un montón de gente más y que se desarrolló hasta el 9 de julio, en buena parte del país”.
Hoy, a 50 años de aquella movilización, ¿qué queda en el movimiento sindical?
Sabrina Alvarez: -“Queda la memoria de eso como un hito fundamental en la historia del movimiento sindical uruguayo”…
Te lo planteaba en que era una forma distinta de relacionarnos que en décadas anteriores. Hoy habitualmente se dice la gente está menos movilizada, participa menos.
-“Bueno, eso ameritaría toda una reflexión y un estudio más sistemático para hacer comparaciones. El mundo cambió mucho y la clase trabajadora también es muy distinta a la de esa época, y las formas de organización y las problemáticas van cambiando. En otra actividad hablábamos de eso, qué es lo que moviliza a los jóvenes, y en realidad son otras problemáticas. Lo que creo que hay es un cambio muy grande en una sociedad que estaba más habituada a lógicas de solidaridad y de accionar colectivo, a una sociedad que se ha ido construyendo desde la dictadura, y hacia los 80 y los 90 mucho más individualista. Pero justamente la organización sindical es una forma de preservar esa lógica de lo colectivo, pero claramente es mucho más chica de lo que era en aquella época, porque también hay menos cantidad de trabajadores asalariados, han cambiado las formas de trabajo y por eso ha cambiado las formas de organización”.
¿La comparación podría ser la movilización que hicieron los chiquilines del IAVA?, que queda ese germen todavía.
-“Sí. Y los 8 de marzo. Me parece que en eso son realmente notorios. Yo tengo 35 años , voy a los 8 de marzo y me siento vieja, porque las que están impulsando eso son las chiquilinas más jóvenes y nosotros más bien acompañamos.
Y después también las cuestiones más ambientales. Los 20 de mayo. Por ahí cambió lo que más moviliza o sensibiliza a la gente. Pero yo no afirmaría tan a rajatabla que no hay perspectiva de movilización. Cambió. Sin dudas”.
En los últimos años ha habido un empuje bastante importante de partidos políticos de derecha con discursos similares al año 1973. ¿Qué tan saludable está la democracia hoy en día como para poder contrarrestar eso?
Javier Correa: -“Siempre es peligroso desde el punto de vista hasta dónde se respeta la democracia, cuánto quieren participar del juego democrático a través del Parlamento y de las instituciones y de las elecciones y cuánto no.
Hay veces que tienen muchos cuestionamientos al sistema republicano. Un frente que han abierto, y es muy insistente y sistemático es la justicia que convocan constantemente a descreer, o que la justicia está politizada. Es peligroso porque es uno poder de los tres que tiene el Estado que debe respetarse y mantener su independencia. En 1973 la justicia ya había sido militarizada, pero era al Poder Legislativo, a las Juntas Departamentales y las dos Cámaras a las que se criticaba.
El otro embate que veo con mucha preocupación es al conocimiento científico donde es muy común, por diversos temas, ambientales, el problema del agua que afecta al área metropolitana de Uruguay donde hay mucha confusión donde bueno, esto dicen algunos, ese descreimiento a instituciones legitimadas y que no están para hacer política partidaria. Eso es preocupante como cambian las formas pero uno no sabe para dónde van a agarrar y si hay freno suficiente ante esosembates”.