El pasado fin de semana estuvo en Mercedes para presentar su libro “El ataque final”, una novela en la que desteje la trama detrás de la muerte de Cecilia Heber y el episodio de los vinos envenenados, en el epílogo de la dictadura. Ruperto Long ha escrito varios libros , pero éste es el primero sobre la historia reciente del país, y sobre un período del cual se ha escrito poco, como lo es los últimos años de la dictadura, en donde estuvo la resistencia de militantes anónimos de todos los partidos políticos. Los nacionalistas particularmente con la esperanza del regreso de su caudillo, Wilson Ferreira Aldunate. “No teníamos armas, y no nos interesaba tenerlas” reflexiona Long en la primera parte de esta novela. “No creíamos en la fuerza. Nunca recuperaríamos la democracia mediante la violencia. Nuestra única fuerza eran las ansias de libertad de la gente, la necesidad de expresarse, la rebeldía frente a quienes nos daban clase todo el tiempo sobre cómo debíamos pensar y qué debíamos hacer. Eso siempre y cuando tuviéramos la inteligencia y el coraje para poder encarnar esa lucha. En definitiva, que estuviéramos a la altura de los tiempos.
No sabíamos si éramos capaces de lograrlo. Como me dijo una vez doña Dominga, una ciudadana ya mayor a la que fui a llevar material de propaganda contra la dictadura a su humilde casita de Palo Solo, en Soriano –interrumpiendo mi encendida arenga sobre los próceres partidarios, que ya había tenido que soportar mil veces-: Está bien todo lo que decís, muchacho. Pero mirá que Leandro Gómez y Aparicio Saravia ya cumplieron… Ahora los que tenemos que cumplir somos nosotros”.
En diálogo con @gesor Ruperto Long reflexionó sobre esos años, el papel del Partido Nacional en mantener el recuerdo y el reconocimiento por sus mártires , y el episodio de los vinos envenenados. (*)
Usted generacionalmente fue testigo del episodio de los vinos envenenados. ¿Por qué este episodio nunca llegó a aclararse?
-“Como todos esos hechos, el haberlos investigado a fondo, de inmediato, hubiera sido lo ideal. Es así que la causa está abierta, y hace 45 años . Hoy día si bien siguen apareciendo indicios y hay personas que están trabajando en eso el pasaje del tiempo, evidentemente dificulta enormemente las cosas. Pero la otra razón, y es mi convicción personal, pero también de las personas que han estudiado a fondo el tema es que fue hecho por profesionales. Un atentado muy sofisticado, con una metodología terrible, siniestra, que nunca se había usado en el país, un método medieval: el envenenamiento.
Eso lo hace quien sabe cómo moverse en ese mundo”…
Se conjeturó incluso que había sido una interna dentro del Partido Nacional.
-“Fue una locura terrible de ese momento”.
¿Por qué el Partido Nacional ha olvidado prácticamente este tema?
-“No, lo ha recordado siempre, lo que pasa es que”…
Pero al Partido Nacional le ha costado reconocer a el Toba Gutiérrez Ruiz como un mártir de la democracia.
-“No, para nada. El toba fue siempre un héroe para nosotros. Y a Matilde la veneramos, ha sido siempre un símbolo de la resistencia de ese tiempo. Y no sólo al Toba, a quienes lo secundaban, quienes eran sus amigos, los otros uruguayos que habían ido con él a Buenos Aires. Wilson que forma parte del mismo atentado, nada más que por circunstancias casuales no lo logran agarrar en un par de intentos en esos días. Luego hay una Operación Teseo que se monta contra él en Londres, que también fracasa.
Son nuestros héroes. En la casa del Partido muchas veces han ondeado las banderas con la imagen de Gutiérrez Ruiz, la imagen de Cecilia, que son dos íconos, más allá de muchos otros. Cientos de personas del Partido Nacional que fueron presas, y muchas sometidas a malos tratos”.
Pero dirigentes del nacionalismo no se los ve, por ejemplo los 20 de mayo en la marcha por los desaparecidos.
-“Bueno. Siempre se hace un homenaje en el Cementerio del Buceo , en la cual yo mismo he estado en varias ocasiones , un homenaje,todos los 20 de mayo que es básicamente a Gutiérrez Ruiz, pero también se recuerda a Michelini, a Rosario Barredo y William Whitelaw que eran dos renunciantes, dos personas que habían estado con los Tupamaros pero que habían renunciado a las armas, eso hay que recordarlo también, que fue una actitud muy digna, decir no, esto fue una locura y dejamos ese camino de lado. Y eso se recuerda todos los 20 de mayo en el Cementerio del Buceo, entre muchos otros homenajes que se le han hecho a ellos. Y también muchos homenajes conjunto a Gutiérrez Ruiz y Michelini a lo largo del tiempo. Cada uno opta por la forma que le parece más adecuada de homenajear a estas personas. Pero no todos tienen que coincidir en el mismo evento. Pero que han sido de permanente recordación no hay ninguna duda”.
¿En el episodio del vino envenenado se llegará alguna vez a saber la verdad? ¿Hay caminos abiertos como para poder conocerla?
-“Hay caminos abiertos y un gran compromiso de la justicia, del juzgado de lesa humanidad que lo tiene, del Fiscal, de la Jueza. Yo he hablado últimamente con ellos. Hay un gran compromiso y una gran voluntad; 45 años después no es tan fácil, pero de todas maneras tengamos esa expectativa que puede llegar a darse”.
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(*) El 6 de setiembre de 1978 Cecilia Fontana, madre del hoy senador Luis Alberto Heber, murió envenenada al beber vino de una de tres botellas que días antes habían sido anónimamente enviadas a su esposo Mario Heber, a Carlos Julio Pereyra y a Luis Alberto Lacalle, miembros del Directorio blanco.