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21 de May del 2023 a las 10:03 -
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“Nos duele su ausencia, porque nos hacen falta, porque somos y nos sentimos familiares”
“Hoy es día de gritar que no nos olvidamos de nada; que nos arrancaron hijos, hermanas, padres, vecinas, amigos, compañeras, pero nuestro amor por ellos y ellas sigue intacto y por eso estamos acá: por amor”.

En el Espacio Memoria, que recuerda a los detenidos desaparecidos de Soriano,  familiares, vecinos,  amigos, ex  presos  políticos  y militantes sociales se  congregaron tras culminar la Marcha del  Silencio. Rita Cabrera, integrante de la Comisión Memoria, Justicia  y contra la Impunidad de Soriano fue la encargada de leer la proclama:

"Hoy, 20 de mayo de 2023, en esta nueva marcha del silencio, desde la Comisión Memoria, Justicia y contra la impunidad – Soriano, tomamos la palabra para compartir sentires que son nuestros y que retoman los planteos de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos Uruguay.

Hoy, 20 de mayo de 2023, marchamos una vez más, sosteniendo las fotos de todas las personas detenidas desaparecidas por el terrorismo de Estado. Lo hacemos porque nos duele su ausencia, porque nos hacen falta, porque somos y nos sentimos familiares.

Una vez más, las calles de todos los rincones de nuestro país -desde Bella Unión hasta 18 de julio, desde Fray Bentos hasta el Chuy- están llenas de personas con memoria, exigiendo verdad y justicia, bajo la consigna de “¿Dónde Están? Nunca Más Terrorismo de Estado”. Ese ¿dónde están? es una pregunta enorme. No pretende solamente una ubicación geográfica, sino que condensa otra serie de preguntas: ¿qué les pasó?; exactamente ¿cuándo y cómo sucedió?; ¿quiénes fueron?; ¿por qué motivos? Ese ¿dónde están? es un llamado a la justicia, con todo lo que eso significa: investigaciones exhaustivas y basadas en datos reales, procesos ágiles y garantistas, medidas de protección para víctimas y testigos, condenas proporcionales a los daños causados, cumplimiento efectivo de las sentencias en su totalidad.

Es una señal contundente: un montón de pasitos individuales hacen que la ciudadanía pise firme y en conjunto para reivinidar la democracia, abrazando una causa que entiende como justa y necesaria. Es un sentimiento común de personas que somos diferentes; es un sentir compartido por gente de distintos territorios, de todas las edades, de la diversidad de géneros, de cualquier sector de actividad.

Mayo, el mes de la memoria, es un mes cargado de afecto. El Primero de Mayo en todos los actos del movimiento sindical, el reclamo por verdad y justicia estuvo presente. En el día de la madre, solamente alguien muy indiferente pudo no haber sentido escalofríos al pensar en todas esas madres que murieron sin verdad o que viven hasta hoy caminando sin saber qué pasó con sus hijos e hijas. Estos días previos al 20 de mayo las ventanas de las casas y los perfiles de las redes se fueron llenando de margaritas con un pétalo que falta. Hubo gestos de todo tipo: las pintadas en las calles, las tribunas recordando, estudiantes insistiendo. El Primero de Mayo, el día de la madre, toda la previa del 20: una escalada de afecto, un florecer de memorias.

Hoy es 20 de mayo. Hoy es día de gritar que no nos olvidamos de nada; que nos arrancaron hijos, hermanas, padres, vecinas, amigos, compañeras, pero nuestro amor por ellos y ellas sigue intacto y por eso estamos acá: por amor.

Hoy es día de exigir que las Fuerzas Armadas liberen a esa verdad que mantienen secuestrada. Es imprescindible que se entregue toda la información que está retenida: “La búsqueda no puede continuar siendo a ciegas (...) es urgente quebrar el silencio”. En un país democrático, las Fuerzas Armadas no son autónomas, sino que tienen una autoridad máxima superior: es el Señor Presidente de la República. A él y a todo el sistema político le exigimos hoy -una vez más- una respuesta.

La responsabilidad del Estado es ineludible; por si no fuera obvio, así lo dispuso la justicia internacional según consta en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ante el caso de “las Muchachas de Abril, de Oscar Tassino y Luis Eduardo González”. Esta sentencia debe ser cumplida en su totalidad.

Compartimos la preocupación de Madres y Familiares, porque en estos tiempos se repiten los discursos que intentan torcer la historia, los relatos falsos, las teorías malintencionadas; surgen acciones explícitas para beneficiar a los delincuentes responsables de crímenes de lesa humanidad con la excarcelación, se dibujan proyectos que homologan los delitos cometidos por particulares con aquellos cometidos por el propio Estado, se impulsan restricciones inauditas que debilitan la reparación integral de quienes fueron víctimas directas de la violencia estatal. Todas estas expresiones de la cultura de la impunidad corroen la democracia y se dan de frente con los compromisos internacionales asumidos por el país en materia de Derechos Humanos.

Los años pasan, ya van 50 años desde el golpe de estado civil y militar y de la heróica huelga general, símbolo de resistencia. Pero el terrorismo de estado empezó antes: “la prohibición de reuniones, la persecución a las personas luchadoras sociales, las torturas, la privación de la libertad, los asesinatos y la desaparición forzada; Abel Ayala Álvez abrió, en 1971, una triste y larga lista”. El dolor empezó hace tiempo, pero es actual. La desaparición forzada es un delito permanente: nuestros familiares continúan secuestrados y secuestradas hasta el día de hoy.

Los años pasan. Las demoras son inadmisibles, los avances son insuficientes. La justicia -por incompleta- no es verdadera. La verdad -por incompleta- es injusta.

La obligación que está en la base de toda la responsabilidad de cualquier gobernante, es la de escuchar. ¡Escuchen! -entonces- al pueblo de Mercedes -aquí y ahora-, al pueblo uruguayo en todos lados: estamos gritando por verdad y justicia, queremos terminar con la impunidad y -porque nos importan las nuevas generaciones y porque pensamos en el futuro- queremos garantías de no repetición, para que nunca más haya terrorismo de Estado. Para que quienes tienen que escuchar, escuchen, es que gritamos -ahora mismo, todos juntos, todas juntas, como una sola y potente voz-:

¿DÓNDE ESTÁN? ¿DÓNDE ESTÁN?

Como escribe el poeta Gelman, al Uruguay, a nuestro paisito, le faltan un montón de pedacitos. Son personas queridas y tenemos derecho a saber. ¿Cuántas cuadras más hay que marchar para que se comprenda el mensaje?

Todas las que hagan falta para que aparezcan, todas las que hagan falta para llegar a la verdad y a la justicia. Todas las que hagan falta para saber qué fue de estos rostros, qué fue de estos nombres que tanto extrañamos y que repetimos -una vez más- para sentir que están PRESENTES, ahora y siempre".

(1949)


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