Antes que te vayas y te ocultes como ayer al amanecer, tras los techos de los ranchos de mi barrio.
Escúchame que quiero susurrarte algo.
Algo diferente a lo que te cantan los poetas y los románticos.
Dejame que te lo cuente, antes que te vayas.
Algo diferente a las confesiones de los bohemios y las meretrices.
Soy el mendigo que acostado en la vereda, tirita de frío, el que te espía entre los cartones que cubren su cuerpo.
El joven preso tras las rejas que suspira sueños y deseos, aguardando su libertad.
Tú eres nuestra, también a nosotros nos pertenece tu belleza.
Tras los vidrios de un hospital, acostada te contempla la niña que no sabe que está desahuciada.
Y escondida en el baño, su madre se seca las lágrimas…
Alumbrado el camino del hombre que con un bolso en la mano, sale a buscar trabajo.
Eres también la luna de los excluidos y los olvidados.
Los que piensan que no tienen derecho a que también seas de ellos.
Dejame que te cuente ante que te vayas y te ocultes tras los techos de las casas humildes de mi barrio.
Porque no puedes asegurarme si te veré mañana.
Porque no puedo darte certeza que te estaré esperando mañana, para espiarte tras las cortinas de mi ventana.
Tiritando de dudas y miedos, como el mendigo en la vereda, cubierto de cartones.
Con las esperanzas de un joven tras las rejas, esperando su condena.
Desahuciado como la niña en el lecho de un hospital.
Tu eres nuestra, también a nosotros nos pertenece tu belleza.
Luna llena, cuando te ocultes tras los techos de los ranchos de mi barrio pobre.
No llores, no te culpes, ni sientas vergüenza.
Que no es culpa tuya tanta tristeza, que no tienes culpa de tanta miseria.
Por último, déjame que te diga algo, antes que te vayas…
La culpa la tienen otros hombres, esos que no te admiran, ni ven en ti la belleza.
Los que aman el dinero y el poder.
Esos los que nos gobiernan, esos los dueños del sistema…
Déjame que te pinten mis lágrimas antes que te vayas...
Artigas Osores