Días atrás el presidente de la ANEP, Robert Silva anunció la creación, para este año, de 60 centros María Espínola, defendiendo la iniciativa al indicar que los objetivos principales de estos establecimientos es brindar una atención diferencial a través de políticas focalizadas en la equidad.
Emiliano Mandasen, secretario general de FENAPES en diálogo con @gesor se refirió a este tema al tiempo que cuestionó la falta de una política de Estado en cuanto a la educación. Opinando que se necesita de una “planificación, una proyección que permita,, que no estemos rehenes de determinados procesos” políticos.
En su momento se decía que la pandemia iba a dejar como experiencia el tema de la virtualidad, el tema de desarrollar otras estrategias educativas a futuro. ¿Eso se está aplicando hoy en día?
- “Hay todo un desarrollo tecnológico que no hay que negar. Nosotros lo que afirmamos es que la presencialidad es insustituible. El contacto, el vínculo cotidiano entre estudiantes, profesoras y profesores es insustituible. Creemos que la pandemia sirvió para de alguna manera desnudar una situación de desigualdad muy grande en la sociedad, donde algunos estudiantes pueden llevar adelante su proceso de aprendizaje de una forma más o menos adecuada. Porque además tienen condiciones materiales para hacerlo. Eran estudiantes hijos de familias de capas medias, donde estaban dadas las condiciones materiales y a amplios sectores de la sociedad, donde esas condiciones materiales no estaban dadas, condiciones de vivienda, acceso a la salud, acceso a la cultura, acceso a la alimentación, ese proceso se vio sumamente complejizado, aun teniendo una computadora. Entonces creo que ahí hay un problema. No se puede negar la tecnología, hay que trabajar con ella. Está bueno que se democratice el acceso a la tecnología, pero además cómo se aplica y cómo se genera otras condiciones, porque yo le puedo brindar una computadora a un estudiante, pero también le tengo que brindar condiciones de vivienda, de alimentación, de acceso a la salud, de acceso a la cultura, de acceso al abrigo, ahora que viene el invierno. Entonces me parece que el problema es mucho más complejo que sólo entregar un dispositivo, que está bien que se entregue, porque hay que democratizar el acceso a la tecnología, pero hay que problematizar otras cosas que son las que están resultando en esa desigualdad tan grande en la sociedad”.
Pasan los gobiernos y los problemas de la educación se repiten. ¿No hay una política de Estado, más allá de los partidos, que tenga una mirada a 30 o más años para solucionar estos temas y poder trabajar, planificar adecuadamente?
-“Nosotros tenemos una reivindicación histórica, que es la autonomía y el co-gobierno. Creemos que la educación no puede estar presa de los avatares de los cambios de gobierno y de los avatares de las planificaciones político-partidarias. Por eso creemos que ese gobierno autonómico tiene que ser debatido por la sociedad y hay que proyectar la educación para los próximos 20-30 años, librándola de ese tipo de avatares. Tener una planificación, una proyección que permita, de alguna manera, lo que tú decís, que no estemos rehenes de determinados procesos, porque si no, no hay una política realmente de Estado, a mediano y largo plazo, que permite instalar una idea de educación y para qué educamos y el sentido de la educación.
La educación como algo democratizante, no como la educación dividida en una para las minorías y para las élites y una educación precarizada. Una educación con poco contenido para amplios sectores de la sociedad, para que se integren rápidamente al mercado laboral. Creemos que tiene que existir acceso democrático al conocimiento y eso se logra con gobierno autonómico”.
Esta nueva administración pone énfasis en la necesidad de aplicar el modelo María Espínola de los liceos de tiempo extendido. ¿Es la solución eso o pasa por otro lado?
-“El tiempo extendido desde el punto de vista pedagógico tiene sentido si se brindan las herramientas para extenderlo. Por ejemplo, el acceso a la alimentación, el acceso al descanso. Después establecer espacios de formación, extracurricular. Para eso hay que generar las condiciones materiales y toda una infraestructura.
El problema de los María Espínola es que genera toda una lectura de la realidad, pero se hace lo que no se hace en los otros modelos. Igual María Espínola tiene grandes debilidades con respecto a lo que plantea, pero por ejemplo las horas de coordinación. A la mayoría de los liceos se le sacaron dos horas de coordinación y a los María Espínola se les mantuvo. ¿Cómo los profesores van a coordinar y van a planificar y van a elaborar si se les saca horas de coordinación? Entonces la administración tiene una serie de contradicciones que no las puede sostener de ninguna manera. Creemos que la extensión del tiempo pedagógico, inclusive del tiempo completo, es bienvenido, pero hay que trabajarlo y hay que generar las condiciones para que éste sea real. Porque yo tengo que tener la infraestructura para que suceda y tengo que tener el trabajo para eso. Entonces ahí creemos que está el debate central. Porque yo tengo que tener la infraestructura para que suceda y tengo que tener el trabajo para eso. Entonces ahí creemos que está el debate central”.