En el día de hoy, voy a dejar de lado algunos planteos que vecinos nos han hecho llegar y voy a dedicar mis palabras a una gran persona que nos dejó recientemente.
Homenaje a Luis Alberto Montero.
El pasado 14 de marzo, nos dejó Luis Alberto Montero, el “Ludi” para quienes lo conocimos y queríamos como amigo.
Tuve el honor de trabajar a su lado cuando ejerció la presidencia de este cuerpo.
Una gran persona, cálido, cordial, muy blanco, muy hincha de Peñarol y muy creyente.
Perteneció a una familia de blancos de ley. Su abuelo y toda la familia pelearon en 1904 con Aparicio Saravia en Masoller en el batallón número 9 de los Montero.
Desde que vino a este mundo fue cubierto por el aura blanca del Partido Nacional.
Nació el 23/10/1950 en Dolores. Al momento de su nacimiento su mamá en internada para tenerlo y su papá a caballo, con el poncho blanco en el puente San Salvador esperando a Luis Alberto de Herrera que llegaba en caravana. Le avisan que ha nacido su hijo, pero él termina de escuchar los discursos y después van a conocerlo. Como era varón expresó: Luis Alberto será su nombre. Así fue creándose en escena donde su vida donde no existía más color que el blanco, de pequeño jugaba con el Polo Hirschy al club político de los blancos. Y así siguió… a veces se expresaba “Si hay que salir a las cuchillas, se sale…” .
Militó siempre. Vivía como predicaba. Fiel a sus principios. Apasionado de la historia y el conocimiento. Cada hecho histórico lo acompañaba con una anécdota.
Con esos principios educó a su familia. Fue un gran padre, ¡un padrazo!. Sus hijos son la fiel demostración de esto.
Generoso, servicial, compañero siempre tratando de solucionar la situación de que se le presentaban.
Fue Director del Liceo N° 2 de Dolores Juan Bautista Herrera desde 24/05/1999 al 28/02/2010. Quedando en el corazón de alumnos y profesores que pasaron por el mismo.
Trabajó en forma paralela para el servicio a los demás. En la Compañía de Santa Teresa de Jesús y en parroquia, en charlas de bautismo, catequesis, en misiones, encuentros, retiros siempre sirviendo a la comunidad y miembro preponderante del grupo Nazareth.
Durante sus últimos días, sus palabras fueron: “Le ofrezco a Dios mi sufrimiento por aquellos que están solos, que no tienen a nadie, yo tengo todo”
Tanto que sabía historia que cuando se lo despidió en el cementerio alguien manifestó con congoja: “Se va un libro de Historía”. Justamente fue lo que le faltó hacer. Siempre decía un hombre para estar completo tiene que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro y el libro fue justo lo que le faltó hacer.
También es de destacar en el marco de su fé, el armado del pesebre que con tanto cariño armaba y exponía para que todos los doloreños pudieran conocer más de la historia y del nacimiento de Jesús.
Participó de muchos ámbitos de la sociedad doloreña y sorianense. Fue Edil y presidente de esta junta, fue miembro de la Liga de Dolores, participó de su querido club Progreso de Dolores, y un largo etcétera.
En fin, su paso por está vida no fue en vano. Dejó la enseñanza de ser humilde, generoso, honesto y tocó el alma de muchas personas que lo conocimos.
El Partido Nacional perdió a un gran militante, Peñarol un gran hincha y fanático y Dolores uno de sus mejores hombres.
A su familia, nuestro pésame. A sus hijos María Inés, Luis Gabriel y su esposa María Lidia.
Que en paz descanses querido Ludi.