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09 de March del 2023 a las 07:54 -
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“Nosotros estudiamos para enseñar, no para dar de comer”
“Somos personas, madres, hijas, hermanas, somos sobre todo sujeto de derecho, somos mujeres luchadoras, defensoras de derechos laborales y con voz para hacerlas sentir. Brindamos respeto, pero también lo reclamamos. Estudiamos una profesión y la ejercemos”, dijo Walcolda Espinosa.

“Pedimos un espacio justamente hoy, 8 de marzo, dado que el Magisterio, la gran mayoría está formado  por mujeres y es una vocación nuestra, una carrera, que muchas veces es muy denigrada y discriminada”, comenzó expresando  Walconda Espinosa, representante de ADEMU Soriano. Durante la reunión realizada en la sede  del Plenario Intersindical de Soriano,  Walconda Espinosa recordó que  “la educación, principalmente en educación inicial y primaria, la gran mayoría de docentes somos mujeres. Esta profesión de maestra, que muchas veces ha sido denigrada, desmerecida, objeto de burlas y fuertes críticas social y políticamente. Las frases, tienen tres meses de vacaciones, ganan un bruto sueldo  por trabajar cuatro horas. Cuando paramos:  no piensan en la alimentación de los niños. Son las burlas y críticas que mayormente escuchamos en todo ámbito, y más ni que le digo que hoy, cuando paramos en la educación. Se nos acusa de que los niños no reciben la alimentación que necesitan. No es un problema de los docentes el tema de la alimentación, sino es del gobierno. Nosotros lo único que hacemos es servir el plato de comida, pero nosotros estudiamos para enseñar, no para dar de comer. En lo laboral y para el organismo, trabajaron cuatro horas e igualmente para la sociedad. Las horas de trabajo a la vista de todo el mundo son cuatro horas, pero los que realmente saben cuánto trabajamos somos nosotros, y si es nuestra familia principalmente, porque muchas veces tenemos hijos, tenemos familia y dejamos de darle la atención que necesitan por estar pensando en el trabajo. La mayoría de los trabajos termina su hora laboral y se olvida, el maestro, la maestra, no. Se va de la Escuela y ya está pensando, mañana qué voy a hacer, cómo ayudo a fulanito, a menganito, a Josecito, a María, para que pueda leer, para que pueda escribir. No terminan las cuatro horas realmente nuestro trabajo. Esas cuatro horas que estamos en la Escuela son de trabajo real con el niño, con nuestros niños, porque no es que nosotros terminamos y nos olvidamos de nuestros alumnos, los sentimos nuestros, son nuestros de nuestra vida, porque cuando alguien escucha un colectivo docente dice nuestros niños, a veces decimos nuestros gurises, no lo decimos por... sino que lo decimos con mucho cariño. Que en el aula, capaz que hace muchos años atrás había niños homogéneos, niños y niñas homogéneos en el conocimiento, en la forma de aprender. Hoy en día esa realidad no la vemos así, porque el maestro enseñaba para todos igual, hoy en día enseñamos a cada individualidad, a cada diversidad. El maestro cuando se va a su casa que planifica, ve cómo adapta, cómo diversifica el conocimiento para esos alumnos, porque tenemos una diversidad muy grande. No hablemos ni de la inclusión, para la cual muchas veces no fuimos preparados, sino que por voluntad propia del docente, nace el investigare, ve cómo puede ayudar a un niño autista, un niño con determinados problemas psicomotrices, sale del docente, no es que se nos da, se nos enseña o se nos instruye cómo enfrentarnos a esa situación. Ni más que decirles  de inclusiones que a veces tenemos una en el aula y tenemos grupos de 30. Imagínense una sola persona para 30 niños ya eso más incluir una inclusión donde también amerita mucho mayor demanda de tiempo, pero a su vez cada una de esas individualidades nos demanda atención. O sea que no es solamente cuatro horas de trabajo. ¿Dónde piensan  que realizamos la planificación? ¿Cómo conseguimos los recursos para llevar adelante esa clase? Pues fuera de nuestro horario laboral. Las horas extras que nadie ve, la búsqueda de material o las adaptaciones o diversificaciones que se deben realizar para que todos aprendan, son horas que las maestras trabajaron sin remuneración, pero que a pesar de ellos tenemos muy presente a cada uno de nuestros alumnos con sus diversidades. Otro aspecto es que esta predominancia femenina en el magisterio lleva de mano que tenemos una familia. Muchas somos jefas de hogar o están en edad reproductiva. Esto implica que además de la carga horaria de trabajo no remunerada, hay que agregarle la carga de trabajo dentro del hogar. Cuando, por ejemplo, se enferma un hijo, un familiar directo que necesita de cuidado y se debe solicitar licencia, o el hecho de cursar un embarazo, perjudica la carrera funcional de un docente. Esto se ve reflejado a través de lo que es la actividad computada o a veces una disminución en la evaluación anual. Capaz que para muchos no es nada, pero sí, porque hay maestras que quieren aspirar a trabajar dentro de otras áreas, pero al tener bajos esos aspectos, inciden que no pueden aspirar a trabajar en otras áreas de la educación. Esto conlleva también a inequidades entre hombres y mujeres dentro del organismo. No es lo mismo que una mujer con un embarazo de riesgo no trabajó durante todo el año, que el maestro varón no tiene ningún tipo de eso, y obviamente él no va a ver nunca afectado a su actividad computada, por ejemplo. además, nuestro rol de docente es somos referentes, lo principal, somos testigos de las realidades que viven las familias, condiciones de vida con necesidades básicas insatisfechas, buscando soluciones desde la institución, cuando digo institución me refiero a la escuela, que no nos corresponde, sino que debería ser el gobierno quien busque las soluciones. Realizamos seguimientos, nos exigen cumplir con protocolos que muchas veces son burocráticos, y que todos esos trámites, luego de que cumplimos todas las instancias, lamentablemente, van a dormir a un cajón. Como que nuestro trabajo nos exigen, nos piden, lo hacemos, lo cumplimos, pero llega a veces fin de año, por ejemplo, lo ponemos cuando hay un tema de ausentismo, se vulnera el derecho a la educación del niño, hacemos todos los seguimientos , el maestro va a la casa, habla con la familia, después el director, maestro comunitario, se siguen un montón de pasos, incluso se llegan a judicializar esos casos, pero cuando llegan al orden judicial, ya estamos en diciembre, ya el niño perdió un año de educación, y al año siguiente hay que empezar lamentablemente todo de nuevo. Todas esas cosas que no se ven, los docentes las hacemos. Somos maestras, pero también somos personas, porque se dice, hay, sos maestra, no. Primero somos personas, somos seres humanos, después somos maestras, porque es algo que estudiamos. Somos personas, madres, hijas, hermanas, somos sobre todo sujeto de derecho, somos mujeres luchadoras, defensoras de derechos laborales y con voz para hacerlas sentir. Brindamos respeto, pero también lo reclamamos. Estudiamos una profesión y la ejercemos. Nadie es maestro, nadie llega a culminar la carrera, y muchas veces muchas compañeras lo hacen por vocación y por convicción. Por lo tanto, merecemos respeto y la igualdad que cualquier otra profesión. Muchas veces tenemos una profesión, estudiamos para ser maestras, nos abocamos a nuestras aulas, a nuestros alumnos, a tratar de enseñarles de la mejor manera a nuestros niños, de llegar a todos. Tratamos también de llegar a las familias, de ser unas escuelas de puertas abiertas. Y lamentablemente muchas veces también tenemos de todo también, porque siempre hay algunos casos puntuales, a veces que han afectado a docentes. Pero cuando se habla del magisterio en general, nos duele a todos ya todos, porque sabemos que no son las cosas como se dicen. Nosotros estudiamos para enseñar, no para ser asistente social, no para ser psicólogos, no para ser un comedero, como le décimos muchas veces cuando brindamos la alimentación a nuestros niños, que lo hacemos de corazón, no nos importa a veces ir un rato antes y servir la comida, estar en el comedor presente, pero no es la función para la que estudiamos, no es lo que estudiamos. Nosotros estudiamos para enseñar, no para ser asistencialistas. Y al día que se le dé el valor a la escuela real y al magisterio todo, de que nosotros estamos para enseñar, capaz ahí podemos rescatar un poquito la sociedad. Es como cuando hay violencia hacia una maestra, que se le pega, se le insulta. Nosotros somos tolerantes, respetamos, ya veces por más van a disculpar la expresión de clase social baja que tratamos, siempre sea la persona que sea, le damos el mayor de los respetos, lo recibimos bien, con buenos modales”.

 

 

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COMENTARIOS
Enviado por: Sergio
El discurso de la Sra./srta.maestra, es un discurso político. Cada uno trabaja en su trabajo y cada trabajo es trabajoso. Hay que tener vocación y no estar pensando siempre en paro porque no tengo horas asignadas, paro porque trabajo mucho y gano poco. En fin.....

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