En el Día Internacional de la Mujer recordaron a aquellas precursoras de las primeras reivindicaciones y los logros que en el correr de los años se han conquistado en defensa de los derechos de la mujer. Carolina Silva, presidenta del Plenario Intersindical de Soriano historió el tema en un resumen de lo que ha sido es lucha reivindicando los derechos de las mujeres.
ORÍGENES DEL 8 DE MARZO
Tradicionalmente todos los años al llegar esta fecha, nos proponemos dar cuenta de los orígenes de esta jornada de reflexión, de lucha, de visibilización, de empoderamiento.
Según cuál sea nuestra fuente de consulta, e incluso nuestro lugar de militancia, (político, sindical, cultural, comunitario), será donde se ubique el inicio de los movimientos de mujeres, reivindicando la obtención de derechos.
Comienza entonces la discusión de si fueron las sufragistas de Inglaterra y Estados Unidos, las trabajadoras textiles de Nueva York, las socialistas como Clara Zeltkin en Dinamarca o incluso antes, en la Francia de 1791, cuando la escritora Olympe de Gouges perdió literalmente la cabeza al escribir la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana.
Lo cierto es que, independientemente del punto de partida que elijamos para identificar el principio de la lucha de mujeres, todas pusieron en evidencia diversas situaciones de desigualdad, explotación y opresión que sufrían (y sufren aún hoy) las mujeres y que eran una clara violación a los derechos humanos.
Estos derechos no reconocidos, donde la libertad, la igualdad y la justicia estaban lejos de consagrarse para las mujeres, fueron y son reclamados en múltiples ámbitos, con diversidad de estrategias, énfasis, abordajes y alianzas.
AVANCE LEGISLATIVO
A modo de breve repaso y sin perjuicio de otras normas que pudieran haberse omitido, nos parece significativo historizar las principales leyes que han proclamado derechos específicos para las mujeres:
1932 - Ley 8927 que consagra el derecho al voto activo y pasivo para las mujeres, lo que recién se efectivizó años después porque en 1933 hubo un golpe de Estado protagonizado por Gabriel Terra. En 1942 asumen las primeras diputadas.
1946 – Ley 10783 que consagra a la mujer viuda o divorciada, derecho al patrimonio y a la tenencia legal de sus hijos e hijas, irse de su casa antes de los 30 años e incluso elegir qué oficio o profesión estudiar.
2000- Ley 17242 que otorga para las mujeres un día laboral pago para realizarse estudios para prevenir el cáncer génito mamario y la vacuna HPV como forma de prevenir estas enfermedades.
2002- Ley 17514 de violencia doméstica la que reconoce cuatro tipos de violencias: física, sexual, emocional y patrimonial
2007 – Ley 18104 que promueve la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres
2008 – Ley 18426 de defensa de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer
2011 – Ley 18561 que previene y penaliza el acoso sexual laboral y en el ámbito educativo.
2012- Ley 18987 que consagra el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 12 semanas de gestación
2017 – Ley 19538 que incluye en el derecho penal a la figura de femicidio como un agravante
2017 – Ley 19580 ley integral de violencia basada en género que consagra entre otras cosas 18 tipos diferentes de violencia hacia las mujeres y niñas. Física, sicológica, sexual, patrimonial, económica, obstétrica, sexual callejera, simbólica, política, institucional, laboral, educativa, por discriminación hacia orientación sexual identidad o expresión de género, comunitaria, étnica racial, mediática, doméstica, femicida.
2017 - Ley 18476 Ley de cuotas para la integración de listas en los partidos políticos y cargos de los distintos niveles de gobierno
2018 – Ley 19643 ley para prevenir y combatir la trata de personas
2019 - Ley 19846 que establece que debe haber políticas públicas que aseguren sobre el principio de igualdad y no discriminación hacia las mujeres, llegando al concepto de discriminación múltiple, es decir a la intersección de la discriminación en base al género con otros factores tales como la ascendencia étnico-racial, la condición socioeconómica, la edad, la discapacidad, la orientación sexual, la identidad de género, el lugar de origen o la residencia.
AQUÍ Y AHORA
En Uruguay, podemos mencionar entre tantas ilustres mujeres “rebeldes” a la escritora Delmira Agustini cuya muerte hoy sería catalogada como femicidio, la política Alba Roballo quien fuera la primera mujer Ministra en nuestro país y en Latinoamérica, las hermanas Luisi, con Paulina como la primera en recibir un título universitario y la primera médica, a la también política del Partido Comunista, Julia Arévalo y hasta María Esperanza Barrios, primera mujer negra que luchó por los derechos de la mujer y los niños y niñas de origen afro.
Habiendo pasado tanto tiempo, la lucha de las mujeres y por ende el feminismo, han ido evolucionando y diversificándose, lo que se nos figura como un desafío que no eludimos.
De sus propias diferencias surge dialécticamente este movimiento que se piensa y se retroalimenta.
Es así pues que se erige un día sí y otro también como un constructo nuevo que deviene en esta marea que es mundial, que no retrocede y que no se detiene.
Por ello para nosotras, mujeres organizadas sindicalmente, trabajadoras explotadas, distantes por elección de toda clase de discriminación, es muy importante que el PIT CNT haya definido para este próximo 8 de marzo, un paro de mujeres con la consigna FEMINISMO DE CLASE, ANTIRRACISTA y ANTICAPITALISTA.
Esta definición que también tuvo su proceso y que no se parió en el primer intento, (más allá de las controversias naturales que todo lo referido a nosotras despierta), marca ineludiblemente un avance sustancial, en relación a otros años anteriores. Avance que para algunas personas y colectivos puede resultar insuficiente, pero que en tanto avance, es significativo y nos compromete a ir por más.
La intención no es antojadiza ni pretende ser una mera declaración: el compromiso es tan real como las inequidades que sufrimos a diario. La violencia machista hasta el punto del feminicidio, la violencia institucional, la brecha salarial, las múltiples tareas, los mandatos sociales que nos pretenden siempre jóvenes, vitales, productivas y que nos desecha cuando ya no lo somos, todas son realidades que conocemos y ante las que nos rebelamos.
En las instituciones en las que se trabaja directamente con población vulnerable, ya sea las de atención en salud, en servicios sociales, en el cuidado, en la educación, se ve mayormente los estragos de la exclusión social, que repercute en niños, niñas y adolescentes, en sus madres y cuidadoras, mayormente pobres y con falta de oportunidades, mayormente víctimas de violencias tan diversas como crónicas.
Esto se ha agravado en los últimos años, con este gobierno neoliberal, que recorta presupuestos, que sanciona leyes como la LUC, que propone una reforma educativa regresiva en materia de reconocimiento de derechos, que ha faltado el respeto a las cientos de mujeres que en todo el país han sostenido las ollas populares y lo siguen haciendo,
Este gobierno que pretende una reforma jubilatoria lesiva para todos y todas, con énfasis en mujeres y población en situación de discapacidad. Porque eso es lo que se propone, ejemplo de ello: hoy sin la reforma una mujer que queda viuda a los 40 años, recibe una pensión vitalicia. Con la reforma pasaría a recibirla de esa forma recién a los 50 años y lo vitalicio a los 40 años se convertiría en pensión solo por un año.
Además a las mujeres que por lo general hacen menos aportes porque muchas veces su trayecto laboral se ve interrumpido por asumir cuidados en la familia (niños y niñas, personas mayores o con discapacidad o quebrantos de salud), se les va a exigir mayores aportes, mayor cantidad de años de trabajo con el detalle que existe además una brecha salarial entre hombres y mujeres lejos de solucionarse aún.
Este gobierno que le ha vuelto a poner cara de mujer y de niñez a la pobreza creciente, al desempleo, a la informalidad, a la explotación y al acoso, es el gobierno que no ha puesto los recursos presupuestales suficientes para prevenir y atacar a la creciente violencia de género, los crecientes femicidios que golpea a las mujeres y que también en el caso de la violencia vicaria, infelizmente también a niños y niñas.
Nosotras no estamos ajenas a nada de ello, ni en lo personal ni en lo laboral, es por ello que no podríamos emprender otro camino que no sea éste, el de la organización, la denuncia, la lucha, la protesta.
Claro que saber, experimentar y confrontar todas estas cuestiones, se pagan con salud emocional, física y social, por ello es aún más necesario que nunca el abrazo del colectivo, la sororidad por encima de las diferencias, el cuidado, la formación, la militancia continua hasta que podamos superar este orden social tan injusto e inhumano.
Porque las relaciones de poder que nos ubican en posición de desigualdad, de exclusión, y de centro de todas las violencias, deben cambiar.
VIVA EL 8 DE MARZO
VIVA EL FEMINISMO CLASISTA, ANTIRRACISTA Y ANTICAPITALISTA.