En el día de la fecha, las y los profesores de Historia reunidos en Sala Nacional autoconvocada (integrada por más de 500 docentes), queremos manifestar públicamente algunas consideraciones sobre la “Transformación Educativa” en curso:
Objetamos la forma de trabajo de las autoridades, en particular la empleada el pasado viernes 24 de febrero, cuando todos los docentes de Historia de Secundaria fuimos convocados a una sala con la inspección de la asignatura. En esta actividad solamente tuvieron la palabra las inspectoras y las contenidistas de Ceibal y no se habilitó el diálogo ni el intercambio. Entendemos que esta modalidad comunicativa está alineada con una reforma verticalista que ha negado cualquier tipo de crítica o sugerencia constructiva.
Rechazamos la modalidad competencial como única forma de enseñanza de la Historia, es una opción más entre varias. La obligatoriedad de esta metodología, niega la rica tradición pedagógica y didáctica de nuestra profesión. Pero, sobre todo, cuestiona la profesionalidad docente y desconoce la libertad de cátedra como marco referencial de nuestra praxis docente.
Identificamos una importante improvisación de la Administración que define documentos y reglamentos que cambian permanentemente. Denunciamos que no se habilitaron espacios de intercambio, debate y discusión real con las y los profesores para la confección de los programas de Historia de la EBI, ni se consultó a referentes académicos de nuestra disciplina. Las organizaciones colectivas, como la ATD, realizaron cuestionamientos que en su mayoría han sido desoídos.
Repudiamos la visión mercantilista que convierte a los educadores en meros aplicadores de fórmulas o recetas impuestas por las autoridades. Nos parece grave que actores políticos quieran imponer contenidos y concepciones desacreditando la experticia y el profesionalismo de la investigación histórica académica.
Los verdaderos problemas que atraviesa nuestro actual sistema educativo se encuentran en el recorte presupuestal, la falta de equipos multidisciplinarios, de apoyos pedagógicos y las condiciones materiales que viven nuestros estudiantes; no en las diversas formas en que enseñamos la disciplina.
La desprofesionalización, la falta de espacios de reflexión compartida y de tiempos reales para coordinar y debatir, inciden directamente en nuestro trabajo generando malestar y desánimo en el colectivo docente. NO compartimos estas prácticas autoritarias. NO nos sentimos identificados con esta reforma. Los estudiantes son nuestra prioridad y tienen derecho a una formación que les permita el acceso democrático a los saberes acumulados por la Humanidad.
4 de Febrero 2023