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17 de February del 2023 a las 16:13 -
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Los hijos de perra de los imperialistas yanquis
Los horrores de la dictadura Ortega-Murillo no tiene límites, como ninguna dictadura los tiene.

(Escribe prof.  Alejandro Carreño T.) Fuertes palabras. Pertenecen al Presidente de Nicaragua Daniel Ortega, pronunciadas el día 8 de noviembre de 2021 en un acto oficial transmitido en cadena televisiva y radial, un día después de las elecciones que no tuvieron el reconocimiento de la mayoría de la comunidad internacional, incluidos los propios Estados Unidos y la Unión Europea. Con estas palabras se refirió básicamente los siete aspirantes presidenciales de la oposición encarcelados bajo la acusación de traición a la patria. “No son nicaragüenses, se los deberían de llevar para los Estados Unidos” (https://www.dw.com/es/ortega-llama-hijos-de-perra-de-los-imperialistas-yanquis-a-opositores-presos/a-59761554). El dictador compitió solo y, evidentemente, fue elegido Presidente de Nicaragua. Su quinto mandato.

Pues bien, algo más de un año y meses después, sus deseos se hicieron realidad. Los presos políticos ya están en Estados Unidos, pero no son solo los siete opositores presidenciales encarcelados antes de las elecciones, sino 222 presos políticos que accedieron viajar a Estados Unidos en calidad de exiliados políticos. “No estamos pidiendo nada a cambio”, dijo Ortega, feliz de que ahora en Nicaragua no queden “terrorista, golpistas ni mercenarios”. La idea de “deshacerse” de estos “odiosos nicaragüenses”, fue de Rosario Murillo, la esposa de Ortega y a quien se le atribuye el poder efectivo del país.

De acuerdo con el dictador, su esposa, a la que llama “copresidenta”, lo llamó y le dijo que por qué no le decían al embajador estadounidense, que viajaba por esos días a su país, que se llevara a todos esos “terroristas”. Y así fue, la copresidenta llamó al Kevin Sullivan y le propuso que su gobierna recibiera a los prisioneros. En principio eran 228 los presos políticos, pero el gobierno estadounidense rechazó a cuatro. De los 224 autorizados, dos no quisieron embarcarse: el obispo Rolando Álvarez y Fanor Alejandro Ramos, condenado por tráfico de drogas. Hecha la selección, los Estados Unidos enviaron el avión que llevaría a los prisioneros a su nuevo país.

Ortega insistió en su discurso que la decisión de liberar a los presos fue de Nicaragua solamente, “para que no quede ningún rastro de los mercenarios del imperio en nuestro país”. Ahora, el mismo día que los nicaragüenses llegaron a Estados Unidos, el gobierno de Ortega los despojó de su nacionalidad (Fuente: diario La Tercera, Santiago de Chile, sábado 11 de febrero). Y, de acuerdo con el diario El País, de España, del 10 de febrero, el gobierno español ofreció la nacionalidad a los 222 excarcelados, según el anuncio hecho por el ministro de Asuntos Exteriores de ese país, José Manuel Álbares.

El mismo medio español señala que destacados opositores como “Dora María Téllez, la mítica Comandante Dos de la revolución, los hermanos Cristina y Pedro Joaquín Chamorro, hijos del director del diario La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro, asesinado en 1978 por el régimen de Somoza; Juan Sebastián Chamorro, sobrino del anterior; o Juan Lorenzo Holmann, gerente del diario La Prensa”, fueron liberados por el régimen. Es decir, la oposición a la dictadura Ortega-Murillo es transversal, pues incluye de simples opositores hasta ex revolucionarios que lucharon contra Somoza.

Con todo, los ojos del mundo estaban puestos en el obispo Rolando Álvarez que no quiso dejar su país. La venganza del matrimonio dictador Ortega-Murillo no se hizo esperar. Fue condenado a 26 de prisión bajo el cargo de “traición a la patria” y “menoscabo a la integridad nacional, propagación de noticias falsas a través de las tecnologías de la información, destrucción de funciones agravadas y desacato a la autoridad” (El Mercurio de Santiago, domingo 12 de febrero).

De momento, el caso “exiliados políticos de Nicaragua a Estados Unidos”, culmina con la perdida de nacionalidad de 94 de ellos, entre los cuales se encuentra el Premio Cervantes de Literatura 2017, Sergio Ramírez. Se les declara, además, “prófugos de la justicia” y se le confiscan sus propiedades. Es decir, esta determinación de los dictadores se contradice con la primera reacción asumida: despojar a todos de la nacionalidad.

Los horrores de la dictadura Ortega-Murillo no tiene límites, como ninguna dictadura los tiene.

 

 

(*) Foto: protestas en demanda de libertad de los presos  políticos. (La Prensa. Diario de los nicaraguenses)

 

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