El prof. Santiago Zefferino fue el encargado de realizar una semblanza del prof. Manuel Santos Pírez, en el acto realizado en el Liceo N° 4. Pidiendo: “Debemos detenernos y buscar un Manuel en nuestros amigos, en nuestros padres, en nuestros profesores y claro que si…en nuestros abuelos…escuchar sus historias que ningún Iphone, Tablet o último celular nos podrá contar jamás…esas son sus enseñanzas”.
“Hoy les voy a hablar de una persona, de un señor de otra época… su mirada curiosa y su mente brillante eran la antesala de una charla que a nadie le podría pasar desapercibida.
Recuerdo el día que lo conocí. Le comenté que mi apellido era Zefferino…me miro, se le dibujo una sonrisa y exclamo: Zefferino…y buscando en su prodigiosa mente dijo casi sin respirar: hijo de Horacio, nieto de Otto, bisnieto de Carlos y tataranieto de Giraldo Zefferino aquel sepulturero italiano que vino a Mercedes en 1873 y enterró a gran parte de la población en le epidemia de viruela negra de 1884. Mientras comentaba esto, sus ojos se abrían cada vez más y más, poseído por una extraña pasión que no se enseña en ningún instituto de formación docente…ese era Manuel.
Manuel Santos Pírez nace en la ciudad de Mercedes en 1935. Años más tarde, en 1954, se traslada a Montevideo para continuar sus estudios en la Facultad de Derecho, aunque meses más tarde debe regresar a su ciudad natal para cuidar de su madre enferma.
Un año más tarde, en 1955, el reconocido director del Liceo departamental Gregorio Cardozo, llama a Manuel para que comience a volcar su pasión por la enseñanza de la historia en el aula, y así da inicio a sus actividades como docente.
En 1958 junto a otras personalidades de la época, fundan el Centro de investigaciones históricas de Soriano, lo que hoy conocemos como Centro Histórico y Geográfico de Soriano.
En 1960 en Montevideo, se presenta al concurso de oposición y méritos, aprobándolo.
Pero no todo sería color de rosas en la vida de Manuel, tiempos turbulentos de nuestra historia nacional de la década de 1970, le otorgaron a nuestro homenajeado la categoría C de ciudadano, siendo cesado de su cargo en la enseñanza pública.
Con el regreso de la democracia, hace su reintegro a la enseñanza tanto de director como de docente, retirándose definitivamente al poco tiempo.
Pero su pasión por la historia nunca se apagó… Manuel siguió enseñando en cada discurso que había que dar, en cada esquina donde un vecino lo frenara por una consulta, en cada liceo que fuera llamado para hablar. Su privilegiada memoria y forma amena de contar la historia, era acompañada de una humildad y respeto hacia el otro, que hacía que le responsa con la misma pasión y destinando el mismo tiempo, desde el curioso del pasado que lo frenaba en la plaza para hablar, hasta los más reconocidos historiadores que recurrían a él desde diferentes puntos del país.
La vida se encargó de recompensar aquellos momentos no tan felices que Manuel vivió alejado de la educación pública y tuvo el honor de ser designado Académico Miembro de Número del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay.
Publico dos hermosas obras como lo fueron “Los hijos sorianenses de Artigas” y “Catedral de Mercedes”, e innumerables suplementos en nuestra prensa local.
La historia; algo que él tanto amó…muchas veces es cruel, ya que el pasar del tiempo hace que recordemos los títulos académicos y sus obras, pero lentamente se va desdibujando aquello que no se compra en ningún lado…aquello que no se recibe ni en las mejores universidades: la humanidad y la humildad de la trasmisión de los conocimientos. Por eso Manuel se ganó el honor de que su nombre quede inmortalizado en el Liceo N°4 de la ciudad de Mercedes.
Manuel Santos Pírez falleció un 30 de marzo de 2016, o eso dice la historia…pero una persona no muere si es recordada…cada vez que hablemos de aprendizaje significativo de la historia, esta Manuel…cada vez que hablemos de historia local de Soriano, esta Manuel…cada vez que hablemos de cómo educar en una coyuntura crítica, esta Manuel.
Las nuevas generaciones, muchas veces embelesadas con las últimas tecnologías y en un mundo que va demasiado rápido, deberían saber que este tipo de personas fueron y serán verdaderas “trincheras culturales” en un mundo liquido de inmediatez y descarte.
Debemos detenernos y buscar un Manuel en nuestros amigos, en nuestros padres, en nuestros profesores y claro que si…en nuestros abuelos…escuchar sus historias que ningún Iphone, Tablet o último celular nos podrá contar jamás…esas son sus enseñanzas, ese fue, es y será nuestro homenajeado. Increíblemente seguimos aprendiendo de él una vez más.
¡Muchas gracias Manuel!”
prof. Santiago Zefferino