
(escribe prof. Alejandro Carreño T.) En su reciente viaje a México, el Presidente Gabriel Boric se refirió al resultado del proceso constitucional del 4 de septiembre pasado, que culminó con un contundente rechazo del Apruebo, del que fue su vocero, como un “traspié democrático”. Sorprendente, por decir lo menos, las palabras del Mandatario que se dice demócrata, puesto que revelan su ser más íntimo como político ‘algo distante’ de lo que se comprende por democracia: “Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes” (RAE). En el Plebiscito de Salida el pueblo mediante la vía directa depositó en las urnas su voluntad electoral, rechazando el Apruebo y aprobando el Rechazo a la Constitución presentada por la Convención.
Pero, al parecer, el Presidente Boric no asumió el contundente mensaje de la ciudadanía (62% votó la opción Rechazo), y continúa sin asumirlo, puesto que sus palabras pronunciadas en un desayuno con los empresarios mexicanos el 23 de noviembre, son elocuentes: “En eso, todas las fuerzas políticas y también las sociales se han ido haciendo parte de ese proceso que tuvo un traspié democrático importante, no un traspié, un traspié democráticamente ejecutado e importante, que fue el plebiscito de hace pocos meses donde se rechazó la propuesta que la Convención Constitucional le hizo al país”. ¿Cómo entender esa definición curiosa de democracia, por no decir gravísima, del presidente chileno?
La pregunta que todos debemos hacernos, todos los auténticamente demócratas, es la siguiente: ¿Es la democracia un traspié? La palabra “traspié” no le hace ningún favor a la palabra “democracia”. De acuerdo con la RAE, traspié significa, en primer lugar, “Resbalón o tropezón”; en segundo lugar, “Zancadilla con la pierna para derribar a alguien”. Por último, significa “Error o fracaso”. Cualquiera que se escoja deja muy mal parado a Gabriel Boric, pues es difícil aceptar que la democracia sea un tropezón, una zancadilla o un error cuando el proceso electoral ha sido limpio, transparente, sin espacio para la duda, como lo fue el chileno. Por lo mismo, surge una nueva pregunta.
¿Pensaría lo mismo el Presidente si su opción plebiscitaria hubiese ganado el 4 de septiembre? ¿Consideraría el resultado del proceso constitucional un “traspié democrático” si hubiera ganado el Apruebo? Evidentemente, no. Con certeza hubiera hablado de un resultado que enaltece la culminación de un proceso constitucional sustentado en una auténtica democracia. Pero como las urnas dijeron algo bien diferente a lo esperado por él, su credibilidad política que nunca fue tanta tampoco, se vino cuesta abajo y ahí permanece como lo demuestran todas las encuestas de opinión. Por lo tanto, para el presidente chileno el Apruebo se rechazó por una zancadilla democrática, porque la democracia no jugó limpio y permitió su derrota.
Entonces, ¿en qué consistió esta zancadilla, tropezón o error de la democracia? El pueblo no comprendió “lo magnifica que era la propuesta constitucional”, porque el pueblo, de acuerdo con la opinión de un amplio sector del oficialismo, y del propio Presidente Boric que no tuvo reparos en afirmarlo, no es tan adelantado y es preciso caminar a su ritmo. Otros lo trataron derechamente de ignorantes y corderos. El pueblo, en definitiva, no es tan adelantado como el Presidente y los iluminados de su coalición. ¿Qué llevó a este pueblo tan atrasado a rechazar esta Biblia constitucional que haría de Chile la Suiza de América Latina? La respuesta la ha dado en coro todo el oficialismo, desde La Moneda hasta el más insignificante de sus militantes.
El “traspié democrático” tiene un solo culpable. Dos en realidad: el neoliberalismo y su poder para fabricar “fake news” que solo desvirtuaron el proceso democrático, engañaron a la gente y le hicieron una tremenda zancadilla a la democracia. Pero, no, Presidente Boric. No fue un traspié democrático la derrota sufrida por usted, vocero del Apruebo, y los suyos, el 4 de septiembre pasado, sino un acto democrático limpio en el que el pueblo chileno, mucho más inteligente de lo que ustedes creen, le dijo no a una Constitución que destruía el país territorialmente, jurídicamente y lo hundía en el abismo”.
La democracia, Presidente Boric, jamás es un traspié, cuando la voluntad soberana de un pueblo se expresa libremente en las urnas. Usted ya debiera saberlo.