Hacer la autocrítica honesta y sincera. La que nace del corazón con la más profunda honestidad intelectual. No es una tarea fácil para muchos. Reconocer los errores y no tener la oportunidad de solucionarlos, les aseguro que  es un sentimiento que quema el alma.
Hace cinco años atrás mi amigo de infancia y hermano de la vida Quique Lecaille sufría una paro cardiorrespiratorio que lo alejaría para siempre de la realidad.
Estuve acompañando desde el inicio junto a sus hermanas está situación que no dejaba de ser una tragedia humana. Dando el apoyo que podía dar, comprometido a informar a sus amigos que se encontraban en otros departamentos y fuera del país.
Después me fui alejando lentamente, hasta que un día no lo visite más 
Y cada día de esos que pasaba, me costaba más regresar a su casa de calle Giménez.
Aunque él no tuviera conciencia ni se diera cuenta de mi alejamiento, yo estaba desarrollando el peor de los actos que he tenido en mi vida.
Huía de su lado y abandonaba enfermo un amigo y hermano de la vida.
Quizás no me lo perdone nunca.
Pero debía tener la actitud honesta de reconocerlo ante todos.
Anoche recibía con angustia y dolor la noticia de su muerte 
Hoy acompañe su cuerpo hasta su última morada.
Le pedí a sus hermanas el perdón por mi ausencia.
A Quique no se lo podré pedir jamás.
Por eso está nota.
Porque el Artigas que muchos conocen, el tipo honesto y sincero que se golpea el pecho.
El que critica con razón los actos del gobierno y los políticos.
El que hace bromas y se ríe de todo, todos los días.
Necesita decir en voz alta para que me juzguen y me condenen, si es necesario.
El dolor de perder un gran amigo me parte el corazón.
Pero haberle fallado a un hermano de la vida, me parte el alma.
Así estoy, destrozado por dentro… Porque Quique, ese ser extraordinario que fue en vida, no se merecía mi abandono…
Por favor, no cometan el crimen que he cometido, no abandonen sus amigos si los quieren de verdad.
Porque ustedes no imaginan lo que yo ahora estoy sintiendo…
Artigas Osores