Sr. Presidente, hoy nos vamos a referir a la noticia que sin lugar a ninguna duda, ha constituido un verdadero escándalo, que ha puesto nuevamente al Uruguay, en las portadas de todo el Mundo, desprestigiándolo, por supuesto.
Primero fuimos noticia, por el pasaporte otorgado por los Ministerios del Interior y Relaciones Exteriores, a un privado de libertad en el exterior y con antecedentes judiciales.
A los pocos días, otra vez noticia en el Mundo, en la OPS, y en la Medicina, por un Decreto para proteger a una tabacalera, y que daba marcha atrás con una política nacional anti tabaco, exitosa y elogiada, que ha hecho descender la muerte por cáncer de pulmón.
Y ahora, con ésta tercer noticia, donde “se presume que el jefe de la custodia presidencial integra una red dedicada a falsificar documentación para que ciudadanos rusos obtuvieran cédulas de identidad y pasaportes uruguayos. Astesiano se reunía con su red criminal en la Torre Ejecutiva, a metros del despacho presidencial, y ofrecía “contactos” con funcionarios estratégicos para lograr la documentación.”
Todos éstos hechos, son de tal gravedad y magnitud, y de alcances tan insospechados todavía, que requieren el más objetivo y responsable de los análisis.
En la conferencia de prensa realizada por Lacalle el mismo lunes que se conoció el tema, el mandatario afirmó que su custodia, “carecía de antecedentes penales”, algo que se demostró erróneo con el correr de los días, pues el exjefe de custodia había sido procesado en 2002 y en 2014 por delitos de estafa.
El martes, consultado en rueda de prensa, el presidente reconoció que recibió su legajo antes de conformar su custodia personal, y que allí aparecían las múltiples indagaciones de Astesiano en la Justicia por diversos delitos.
El miércoles, el Ministerio del Interior, fue y vino con versiones también contradictorias.
Sin embargo, surgen serias versiones que un Senador, el propio Director de la Secretaría de Inteligencia, y el Ex Ministro del Interior Dr. Larrañaga, y alguien que “no recuerda” Lacalle, le habían advertido al Presidente, de las 28 indagatorias por hurto, estafa, apropiación indebida, averiguación de paradero, entre otras.
Toda ésta situación, además, había ya salido en la prensa en el año 2020, y en el 2021 en Radio Sarandí.
En todo éste entorno, el Presidente de la República, dudó: fue y vino, dijo que no, dijo que sí después, y entró en contradicciones.
Ahora bien: después que queda claro que Lacalle conoció las anotaciones policiales de su custodia, me pregunto: ¿era necesario conocer, algo más, para darle el cargo de custodia presidencial a esa persona?
Se necesitaba acaso, tener la planilla de antecedentes judiciales, del ITF, dónde técnicamente se establecen los antecedentes judiciales de las personas?
El más elemental sentido común, y el más elemental sentido de responsabilidad, indicarían de forma clara que esa persona, jamás, podría haberse ubicado al frente de la custodia presidencial.
Pues, estamos hablando de la custodia de la Presidencia de la República, donde el Presidente, persona física Luis Lacalle Pou, es el soporte del órgano Presidencia.
El órgano es la Presidencia de la República, y Presidente de la República es el cargo, ocupado por una persona física a la que se denomina soporte del órgano.
Hoy la Presidencia de la República ha sido agraviada, violada, menoscabada.
De aquí la importancia institucional de todo esto.
Aquí, estamos en la esfera de la responsabilidad que tiene el Presidente, de elegir y vigilar; un Presidente de la República, debe conocer muy bien lo que significa todo esto; debe conocer, -y mucho más como abogado-, todo el tema de la “culpa in eligendo”, que es la falta de cuidado en la elección de la persona que produjo el daño; y también lo que en derecho se llama la “culpa in vigilando”, que es la falta de control de la persona cuya custodia tiene encomendada el responsable.
Aquí estamos hablando, de la debida diligencia que hay que tener, que es “sentido común”; la ley lo dice clara y sencillamente, la responsabilidad es actuar con “la diligencia de un buen padre de familia”, así de sencillo, por eso, agravia, y atenta contra el elemental sentido común, que se diga, Sr. Presidente, que el Sr. Astesiano, “no tenía antecedentes judiciales”, cuando realmente Ud. conoció mucho antes, datos por los que él no podía estar en ese lugar jamás.
Ahora bien: Ud. se equivocó Presidente; Ud. y el Secretario Delgado, y otros Ministros, hablan del fraude y la “falta de lealtad”. Y yo quiero, creerle Presidente.
Pero el Uruguay, y todos, necesitamos saber la verdad y toda la verdad.
Pues aquí, parecería que fuera un tema personal Presidente, y no es así: aquí lo que está en juego, es la transparencia y pureza de las instituciones del Estado uruguayo.
Lo que pasó, a los ojos de cualquier ciudadano, resulta totalmente increíble e inadmisible.
Por eso necesitamos la verdad, la verdad como valor, que es la que aparece desdibujada.
Y créame, Presidente Lacalle, hoy le quiero hablar una vez más, con la razón, y con el corazón; no como opositor político a su modelo de país que gestiona, y que por supuesto no es el nuestro.
Yo quiero, muy sinceramente, que de todo esto, el Uruguay y Ud. mismo, salga fortalecido, Y por ello, me voy a permitirle reiterar, lo que cuando vino a Mercedes, le dije: que buscara la mayor posibilidad de dialogo con toda la oposición.
Queremos que en éste, y otros asuntos complicados como la pobreza, la educación, la inseguridad le vaya bien a Ud. a su Gobierno, y a todo el País.
Por eso le pido, llame nuevamente al Presidente del Frente Amplio, como ya lo hizo. Seguramente, encontrará algunos caminos de entendimiento.
Hoy más que nunca, lo necesita todo el Uruguay.
Yo sigo confiando en ese Uruguay que tiene una vocación política de conversar y dialogar, y construir, y que es única e histórica en América Latina.